GUADALAJARA, JALISCO (02/JUL/2017).- Existen personas en la historia que han dejado huella en diversas áreas de estudio y conocimiento, igualmente en el ámbito de la literatura, pintura y demás artes y formas de expresión. La huella se deja tras ardua labor, perseverancia y dedicación, también con algo o mucho de talento. Es importante resaltar a estos personajes históricos y brindarles honor para que su trabajo como su persona trascienda y sirva a futuras generaciones, sin embargo, a muchos se les llena de homenajes cuando fallecen, por lo que es necesario comenzar a reconocer las labores sobresalientes de cada personaje cuando éste continúe con vida.Este escrito no ambiciona ser un homenaje, pero sí un recuento de la trayectoria de un hombre que sigue hundiendo su huella en la dramaturgia mexicana y más allá de nuestras fronteras: Luis Fernando de Tavira Noriega. Nace el 1 de septiembre de 1948 en Ciudad de México. Durante su juventud fue seminarista, esta inclinación se ve reflejada en las primeras obras que llevó a escena, pues éstas eran de corte religioso y litúrgico.Incluso en la actualidad, no olvida su lado espiritual-religioso, muestra de ello es la última obra que presentó en Guadalajara, “El corazón de la materia”, donde se narra la vida del jesuita y científico francés Pierre Teilhard de Chardin; en entrevista contó lo siguiente acerca de dicha obra:“Es un espectáculo conmovedor que de alguna manera evoca la vida personal del visionario que adelanta considerablemente a su tiempo, marcando nuevas rutas y dimensiones que la sociedad. Por el contrario una suma en donde lo que asciende converge, también se trata de un científico apasionado por el enigma de la materia así como de la fe”.La obra teatral decidió ponerla en escena por las situaciones difíciles que vive el país actualmente, como la violencia creciente y la desigualdad social y económica, pues resalta que su pieza lleva a la reflexión, como debería hacer la mayoría del teatro:“Los fenómenos que suceden en el mundo, y en especial en el país, nos deben llevar a pensar fundamentos para la esperanza, porque cuando nos la planteamos, cuestionamos hacia dónde va el mundo. La esperanza no puede fundamentarse si antes no hay un acto de conciencia, ahí es donde el teatro tiene una misión, porque ante todo tiene la misión de construir la conciencia, que lleve al despertar de la conciencia sobre lo que nos pasa”.La construcción de esta obra no es sólo una muestra ejemplar de lo que de Tavira como director desea fomentar a través del teatro, también demuestra el empeño que le dedica a cada una de sus puestas en escena. Para tan sólo realizar aquella obra, se empapó de la ideología del jesuita francés así como de otras catástrofes mundiales:“Está basado en muchísimos libros, su (de Teilhard) obra es basta, fundamentales de él en que está basado este espectáculo sería “El fenómeno humano”, “El medio divino”; y “El himno al universo”, pero también están las cartas y los apuntes biográficos de una mujer que tuvo una relación muy cercana a él, su prima, Claude Aragonés. También están los testimonios de Chérnobil de la Premio nobel Svetlana Aleksiévic, también los testimonios de varios jesuitas mexicanos contemporáneos que han estado trabajando en Michoacán así como los misioneros jesuitas de Chiapas”.Además, durante su trayectoria siempre ha estado comprometido con el derecho social al teatro, pues afirma que el teatro debe estar lleno en cada función, pues para él el teatro no debe ser un lujo, sino que es una necesidad de espíritu; por lo que ha realizado diversas labores para lograrlo; en el caso de su reciente función en la Perla Tapatía, se ofrecieron las entradas gratuitas.Por el teatroLuis de Tavira ha realizado grandes esfuerzos por propagar el teatro de calidad, además de ser director de escena, también es pedagogo y fundador de diversas instituciones de enseñanza teatral como el Centro Universitario de Teatro, Núcleo de Estudios Teatrales y la Casa del Teatro, A. C.Fue director de la Compañía Nacional de Teatro por ocho años, durante el período de su gestión estrenó 59 obras distribuidas en 162 temporadas; funciones que llegaron a 389 mil 664 espectadores. Al finalizar su gestión, fue invitado a formar parte de la Academia de las Artes, de la cual es miembro desde octubre del año pasado; en su discurso de ingreso resaltó que al teatro le hace falta nivel de apreciación, por lo que él pretende animar a la reflexión sobre el arte que se realiza en México, especialmente el arte de la actuación:“Vivimos tiempos difíciles para el aprecio del arte de la actuación dramático. Tiempos confusos para la estética de la teatralidad”.ObrasUna de sus influencias principales es el dramaturgo Bertolt Brecht, a quien profesa admiración y lo considera un parteaguas en la historia del teatro, para él, es “el hombre de teatro de este siglo, creador e inventor del teatro moderno”. Admira del dramaturgo alemán su compromiso con una tendencia política e ideológica.Ha realizado más puestas en escena con la línea de Brecht, que de sus textos, ha realizado más de 60 montajes en México y más de una docena en el extranjero. Las obras de su autoría conforman alrededor de 14 piezas teatrales, aunque también posee un gran número de libros de teoría teatral, entre las que destacan: El espectáculo invisible, Teatro es tono y Hacer teatro hoy. Sus ensayos publicados integran, por mencionar unos cuantos, “La cultura alemana”, “Un teatro para nuestros días”, “Xirau místico”, “La mujer y el teatro en México” y “El teatro antihistórico de Rodolfo Usigli”.
