Viernes, 10 de Mayo 2024
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'Con tiento...que está apolillado el santo'

Una reflexión sobre los peligros que se ciernen sobre la bella Isla de Holbox

Por: EL INFORMADOR

Paraíso. Esta paz inigualable todavía se respira  entre la belleza de la Isla de Holbox. EL INFORMADOR / P. Fernández

Paraíso. Esta paz inigualable todavía se respira entre la belleza de la Isla de Holbox. EL INFORMADOR / P. Fernández

GUADALAJARA, JALISCO (05(OCT/2014).- Es un refrán que nos habla de que no debemos zarandear mucho al santito porque, como está carcomido de polilla debemos tratarlo con mucho cuidado; queriendo decir que aquella cosa tan preciada y tan delicada la debemos de cuidar “con tiento” porque se puede estropear muy fácilmente.

Refrán muy viejo y sabio que le viene como anillo al dedo a la invaluable Isla de Holbox, a la que los mayas le llamaban “el hoyo negro” quizá para ocultarla de quienes no fueran capaces de admirar su belleza.
Holbox (Jolbosh), está por allá perdida entre las aguas del Caribe del norte de Yucatán; y es en donde —temo decirlo— las cosas se están poniendo “color de hormiga” para todas las especies (incluidos los humanos) que desde tiempo inmemorial la han habitado.

 Los cangrejos son apachurrados; los venados espantados: los jaguares y los pumas se están extinguiendo; los conejos, tacuaches y armadillos corren despavoridos a sus madrigueras; las aves huyen de los estruendos vehiculares; las plantas pierden sus hábitats naturales; y los regionales… se esconden en sus casas disgustados ante el asedio de los negociantes egoístas que sin miramientos construyen hoteles y desarrollos invadiendo playas y marismas, y de quienes hacen anárquicas construcciones en cualquier lugar sin tan siquiera hacer las infraestructuras necesarias.

Es tonto no valorar las selvas y los animales (incluidos los humanos) que habitan la isla, y despreciar la belleza natural que la hace tan atractiva sin realizar que en esta vida las cosas buenas hay que paladearlas… d e s p a c i t o: y  que todo puede ser benéfico si se hace de la debida manera, en el lugar adecuado y a su debido tiempo. Estamos de acuerdo que las playas habrá que compartirlas con el turismo pero … ¿Por qué tanto sobresalto? ¿Cuál es la prisa?  “No hay que revolver el hambre con las ganas de comer”.

¿Que es lo bonito de esas playas?... La calma y la tranquilidad que las abriga. El entorno que las rodea. La naturaleza virgen de los alrededores. El pisar la arena “pata a raíz”. Tomarse un coco tranquilamente. Ver las olas con la mirada distraída con el sentimiento de que… ¡aquí no pasa nada!

Y todo esto… todo esto —insisto— es lo que estamos a punto de perder en Holbox entre los avatares del tener y el más tener de los ambiciosos y poco visionarios entrepreneurs (así se les dice ahora). ¡Calmados!… ¿Qué no entienden que para ver para delante hay que ver lo que sucedió en otros tiempos o en otros lugares que ya han sido estropeados?

Se podrán hacer fraccionamientos, marinas y desarrollos formidables. Si, pero… y ¿la naturaleza natural? ¿lo que sensiblemente concierne a la tierra, al mar, a la flora y fauna original? ¡Esto se pierde para siempre...! Ejemplos vivos los tenemos en nuestras narices… Que bonito es apreciar las playas, las costas y la selva con delicadeza. Tomar las cosas buenas y disfrutarlas sin maltratarlas pensando en los que vendrán más tarde.

Hacer una mini carretera de baja velocidad aquí. Un puente para los animales por allá. Un pequeño camino permeable para llegar al fraccionamiento tal. Una luz que no moleste en éste lugar. Un camino por donde circulen los peatones por aquí. Para los ciclistas una veredita por allá. Una banca para admirar las aves en éste lugar. Otra para divisar el mar mientras platicamos con los lugareños. Otra muy cómoda para oír la banda frente al kiosco. Cosas así de sencillas son invaluables; y además… ¡es el verdadero lujo que buscan los viajeros internacionales! porque… para pavimentos, hotelones y luces neón ya hay otros muchos lugares en el mundo.

No caigamos nosotros animales sapiens, autoridades y desarrolladores en esa falacia del ser y del tener en este instante. Tratemos a la bella Holbox con tiento porque… nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

vya@informador.com.mx

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