Jueves, 25 de Abril 2024
Suplementos | Ante la crisis de la sociedad actual, el camino es orar y luchar por la solidez

Una buena familia es el mejor tesoro

El amor verdadero no muere nunca, sino que crece con el tiempo y, como los buenos vinos, se endulza cada día

Por: EL INFORMADOR

Sagrada Familia del Pajarito, Murillo, en el Museo del Prado de Madrid. ESPECIAL /

Sagrada Familia del Pajarito, Murillo, en el Museo del Prado de Madrid. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (30/DIC/2013).- El magisterio de la iglesia, de los primeros siglos, siempre ha enseñado y ha insistido en la importancia y la trascendencia de la familia, porque es la primera escuela.

Consolidar a la familia es dar cohesión en la sociedad; toda transformación de fondo empieza en la educación y ésta, en la niñez, en la adolescencia, en la juventud, esos tiernos años son los mejores para dar sentido y crecimiento a los que un día, ya maduros, serán los que a su vez en cauzarán a las siguientes generaciones. La educación en la familia es una tarea inacabable, ya que siempre van surgiendo nuevas generaciones.

En el seno de la familia es donde se descubren los valores que han  de ser los cimientos en la vida toda de los seres humanos; ahí todo es pequeño, como pequeños son los niños, y van apareciendo las primeras enseñanzas.

En esta sociedad —la más pequeña, lo que es natural— no hay más que una ley: vivir el amor , y la consecuencia es vivir en armonía, en bella concordia.

Cuando es el amor la fuerza inspiradira, brotan luego otras virtudes: la comprensión, la obediencia, la responsabilidad, la sinceridad, la solidaridad en expresiones de ayuda mutua; el perdón siempre es necesario; y de parte de los padres, la oportuna y discreta vigilancia.

Una buena familia es el mayor tesoro, es la respuesta grande y generosa al llamado de Dios.

Siendo esto así, quedan muy lejos los divorcios, las rupturas, las separaciones, las infidelidades, las agresiones, las discusiones agrias.

El amor verdadero no muere nunca, sino que crece con el tiempo y,  como los buenos vinos, se endulza cada día. Eso, cuando de amor verdadero se trata, porque con frecuencia le dan el nombre de amor a lo que ni semejanza de amor es. Don Miguel de Cervantes Saavedra, en una redondilla, dice mucho en pocas palabras:

El amor es infinito,
Si se funda en ser honesto;
Y aquel que se acaba presto
No es amor, sino apetito.

Ante la crisis de la sociedad actual, el camino es orar y luchar por la solidez y, más aun, por la santidad de las familias en que se cultive la vivencia de la espiritualidad familiar, la calidad de las relaciones en el interior de la familia, la dignidad de la mujer, la procreación responsable, la educación y el respeto hacia los hijos y el compromiso social.

Jose R. Ramírez M.

DINÁMICA PASTORAL UNIVA
Un tesoro no valorado


Los acontecimientos que día con día hemos venido conociendo a lo largo de todo este año, que laceran la integridad misma de la sociedad en lo más valioso, como es la vida misma y la paz de la nación, tienen muchos caminos en pos de la solución, pero existe uno por excelencia, despreciado, poco cuidado y bastante atacado: la familia.

Sólo por medio de la familia puede sanarse una sociedad que ha sido destrozada por todos los medios, los directa e indirectamente violentos.

La familia debe ser primeramente célula de verdadero amor y cariño. En ella todos sus miembros, especialmente los más pequeños, deben sentirse y saberse respetados y amados; no con el “amor” egoísta de una madre o un padre que desean “su bebé” para sus propios fines y según sus cálculos, sino por el infinito amor que se le tiene como una nueva criatura de Dios, original e irrepetible.

El cariño, la protección y la amorosa atención que el niño recibe de sus padres en un hogar bien integrado, durante sus primeros meses y años de vida, son decisivos para todo el resto de su existencia.

La familia debe ser un lugar donde los niños crezcan en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres. Debe ser el hogar y el ejemplo de los padres de familia lo que forme el carácter del niño y su futura personalidad. Los padres deben transmitir al hijo auténticos valores y virtudes en los hijos, ya que es en la familia en donde se forjan las grandes personas en bien de la sociedad.

LA FAMILIA MODELO

Cuando contemplamos, como lo hace hoy el Evangelio, la familia de Jesús, que debería ser modelo de toda familia cristiana, descubrimos que en ella había una sólida base sobre la que se edificó la armonía familiar: la religiosa.

José y María inculcaron en Jesús, en todo momento y en toda ocasión, el amor a Dios, con su propia vida y ejemplo. Gracias a ellos, Jesús, como hombre y desde pequeñito, empezó a descubrir, conocer, amar, y obedecer a su Padre Dios y a hacer Su voluntad.

Lo enseñaron a respetar y cumplir con la ley y las tradiciones que era parte de su religión, de su relación con Dios. Le enseñaron también los fundamentos de las Sagradas Escrituras, inculcándole el gusto por el estudio y la reflexión de de las mismas.

Esto nos dice entonces, que Jesús tenía una educación religiosa, que había recibido de sus padres, tanto de forma oral como con su forma de vivir en el amor y fidelidad a Dios.

Ahora bien, no es aventurado afirmar, que en la mayoría de los fracasos en la educación familiar, uno de los aspectos que más contribuyen a ellos, es la falta de una adecuada y sólida formación religiosa. Una formación que no se limite a “ir Misa los domingos”, o bien de algunas devociones.

La verdadera formación religiosa nace cuando los(as) hijos(as) cotidianamente ven cómo los padres mantienen una relación estrecha y continua con Dios, y dedican tiempo al estudio y reflexión serios de la Palabra de Dios, y a transmitírsela a ellos(as); los ven orar y aprenden poco a poco a orar con ellos.

Cuando los hijos perciben que la relación con Dios no es algo de costumbre y tradición, sino fruto del amor a Él y a los demás, y como algo vital en su existencia, entonces apreciarán la religión, aunque quizá no comprendan entonces la profundidad de esas vivencias religiosas.

En contraposición, en muchas familias se vive una religiosidad de tipo tradicional, costumbrista, más que vivencial, provocando con ello que el hijo, al darse cuenta de lo poco que ello repercute en la vida de sus padres, termina por no darle el valor y el significado verdaderos a la relación con Dios.

Algunos papás que se dicen ser “librepensadores” o muy “respetuosos” de la libertad de sus hijos pequeños, no se dan cuenta del daño que les provocan cuando asumen esa soberbia actitud de menospreciar las cosas de Dios, o de imponer sus criterios o los del mundo, privándoles de todas las gracias y bendiciones que derrama el Señor a quien lo reconoce como tal. Si se dieran cuenta cómo genera una gran inseguridad en los hijos que repercutirá en su vida futura, cambiarían de actitud.

Hoy pues, que la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia, volteemos nuestros ojos a ella y aprendamos de sus miembros todas sus virtudes, en especial su relación de amor, respeto y obediencia a Dios, fundamento de una vida feliz y fecunda.

Francisco Javier Cruz Luna

AL INICIAR EL AÑO NUEVO

Acabamos de vivir la Navidad y pronto empezaremos el Nuevo Año 2014.

Se nos pasó el 2013 que era el año de las promesas, porque, según una pléyade de estudiosos e investigadores, a partir de diciembre de 2012 empezaríamos una nueva época en la cual el ser humano podría dar un salto de altura y empezar a vivir plenamente en una nueva dimensión.

Hubo quienes tomaron al pie de la letra esta nueva etapa, como que todo lo pasado iba a desaparecer y tan sólo sobrevivirían los que estuvieran dispuestos a dar ese salto de altura.

A decir verdad esto no era nada nuevo, se nos había dicho mil veces, en todos los tonos, sólo que no llegamos nunca a entenderlo.

Hace más de 2000 años vino Cristo Jesús al mundo para enseñarnos a vivir al máximo la condición humana elevándola a los planos de lo divino.

“Jesús se hizo hombre para que el hombre pudiera hacerse Dios”. Han dicho ya desde hace siglos muchos hombres sabios.

Él fue el hombre perfecto que reunía en sí mismo todas las facultades y capacidades cósmicas de la naturaleza, y se empeñó hasta el extremo para que pudiéramos aprender a vivir como Él.

El poder de hacer milagros, la capacidad de comunicación vital, los poderes sobrenaturales y la posibilidad de trasponer distancias y tiempos, estaban en sus manos y todavía pone todo esto a nuestra disposición, porque su influencia sigue todavía viva y latente, para todos aquellos que quieran seguirle y asumir sus condiciones.

A lo largo de los meses consideramos la vida y martirio de los santos mexicanos que dieron su vida por lograr una patria más libre, una fe más pura y una religiosidad más limpia. Hoy pedimos al Señor Jesús que nos ayude a vivir en plenitud esta nueva etapa y que encontremos el hilo de la verdadera y auténtica felicidad.

ORACIÓN

Señor Jesús, pasan los días, semanas y meses,
creemos que los tiempos cambian
pero todo sigue su curso inexorable
sin que nosotros podamos evitarlo…
queremos ser felices, pero en realidad
no siempre buscamos la felicidad
en donde verdaderamente se encuentra,
en tus manos y en tu corazón.

Ayúdanos Señor a encontrarte y saber
vivir el presente como si fuera nuestro único día,
nuestro eterno presente para siempre.

Amén

María Belén Sánchez, fsp

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