Héctor Terrones, un legado creciente

GUADALAJARA, JALISCO (10/AGO/2012).- Honor a quien lo merece. El diseñador mexicano Héctor Terrones no escapa a la evolución, sino que por el contrario se afianza en la experiencia y la historia para reafirmar sus manifiestos y agrandar las metas que desde su inicio como creador de moda (hace 25 años) se fijó.

Héctor Terrones no es un caso de éxito sorpresivo. En sus trazos y patrones se distingue la perseverancia y esfuerzo, características que actualmente le valen para ser uno de los diseñadores de moda más reconocidos internacionalmente. Su nombre y firma están bordados con letras de oro en los catálogos de la alta costura mexicana, y ejemplifican los alcances que la creatividad puede adquirir cuando la mente se propone hacer un antes y un después en las pasarelas.

Para Terrones no existen los cánones dentro de su estilo. El crea lo que se le viene en gana. Las tendencias globales pasan a segundo término para dar prioridad a sus aspiraciones: amadas por los fieles captadores de moda, y quizá incomprendidas por aquellos que no palpitan ante la majestuosidad de las texturas al pie de la pasarela.

La insignia de Héctor Terrones se avoca en la lucha por demostrar que México sí crea moda, y que entre sus filas destacan diseñadores dignos de ser elevados a la calidad de míticas figuras como Coco Chanel y Alexander McQueen. Él asegura que todo es posible.

¿Qué tiene de especial? Héctor Terrones no es una revelación actual. Su andar suma 25 años de trabajo de la mano de la aguja y el hilo, de los maniquíes y los sueños. Pero ha logrado el reconocimiento y respeto que ni el diseñador con el mayor respaldo de publicidad comercial puede lograr en un abrir y cerrar de ojos, pero sobre todo, mantenerlo.

Terrones está en Costa Rica, afinando los detalles de su presentación, con la que cerrará la semana de la moda del país caribeño. Fue invitado a la pasarela de clausura con dos objetivos claros: aplaudir su trayectoria y labor en la alta costura internacional, y dar cátedra sobre la moda mexicana en las puntadas de Héctor Terrones.

Histórica, HT Legacy es el título que acompaña a Héctor Terrones en su andar por la Fashion Week de Costa Rica, que el próximo 12 de agosto desplegará una colección única y ambiciosa para rendir homenaje a las figuras femeninas más imponentes de la historia, desde Eva (la de Adán) hasta Madonna.

Terrones calcula que esta colección pesa más de 300 kilos, pues lejos de enfocarse en las clásicas entregas lisas, opta por hacer de la indumentaria su elemento protagonista para ejecutar una pasarela de alto impacto. Entre escudos, espadas, arcos, tiaras, coronas y penachos, el diseñador resucitará en imágenes vivas a personajes como Cleopatra, Eva Perón, Frida Kahlo, María Félix, la reina Victoria, entre otras.

Terrones presume (de una saga de 25 looks) texturas y pieles naturales que remontan a conceptos medievales, folclóricos, orientales, clásicos y modernistas, entre el print de lagarto, zorro, víboras, nutrias y plumas aterrizados en una creatividad surrealista y vanguardista, extrovertido y sobrio a la vez, pero con la sensualidad como discurso principal.

Éxito cultivado

Héctor Terrones recuerda sus inicios. Su etapa como estudiante en la Universidad Jannette Klein, donde sin titubeos encontró el apoyo básico para explotar su iniciativa modista, que también lo han convertido en docente y conferencista.

El diseñador reconoce que la moda es su vida, una convicción con la cual ha sorteado los vaivenes personales, las distancias y limitantes que en ocasiones le han valido el ausentarse de vivencias familiares y sociales.

Terrones no se refugia en el concepto del esfuerzo y el intercambio. Su vocación siempre estuvo bien definida al momento de colocar la tela sobre la mesa y emprender los trazos que le han dado sustento a más de 25 años.

–¿Cuál ha sido el cambio más significativo en la formación profesional de los diseñadores?

–El término modista, de ser un oficio ahora es una licenciatura. Ahora los diseñadores somos proactivos, promovemos y somos visionarios y ese avance ha sido importante; como estudiante, antes ni remotamente podías participar en una semana de moda, te tocaba ir de edecán y acomodar maniquíes, pero que ahora puedes participar, es una historia diferente. Ahora es más fácil.

–Hay nuevos diseñadores que se resisten a diseñar con las técnicas básicas del patronaje ¿Qué piensas de ello?

–No puedes hacer una “B, C o D”, si no haces una “A” perfecta; conozco personas que porque ya diseñan un arete o un vestido y tienen la oportunidad de participar en las plataformas de moda se consideran diseñadores, sobre todo porque tienen a los medios de comunicación encima; la industria de la moda no puede ser tan consumible como el mundo del espectáculo, donde fulano de tal ya diseña o ha cambiado de profesión. El diseño de moda puede ser multidisciplinario en sus técnicas, pero lo más importante es que tengas las bases de una universidad (especializada).

–¿Realmente los encuentros modistos y las pasarelas en México tienen proyección?

–La única plataforma de moda que existe en México es Mercedes Fashion México, es la más importante (…) hay mucha gente de Guadalajara, como Alberto Rodríguez, que viene a presentarse en la Ciudad de México, porque estamos en una globalización y tenemos que buscar plataformas más destacadas.

–¿Si pudieras retroceder en el tiempo, que consejo le darías al Héctor Terrones que apenas inicia su carrera?

–Que sea más exigente con lo que yo soy conmigo, pero en esencia creo que no cambiaría nada. Quizá, tener una mayor visión de negocios y no ser tan romántico en el sentido del oficio, porque en mi caso las colecciones son mi vicio más grande, mi placer y hobbie, donde realmente me siento pleno.

–¿En qué etapa estás como diseñador?

–Muy contento, feliz y optimista. Soy Héctor Terrones reloaded, porque a 25 años de mi carrera no soy un viejo, sino que soy muy joven en mente y corazón. Tengo 45 años y quizá para algunos diseñadores jóvenes en México puedo ser viejo, pero lo más importante es exhortar a los nuevos talentos a que conozcan el trabajo de la gente que ha venido picando piedra por un desarrollo de moda más cómodo y sencillo en comparación al que me tocó vivir a mí.