Martes, 21 de Mayo 2024
Deportes | Una parroquia en Buenos Aires donde el futbol se vive con pasión

Cuando la fe toca las puertas de la iglesia

En uno de los barrios más pobres de Buenos Aires se levanta una parroquia que sufre con los partidos de Argentina

Por: EFE

El Padre 'Toto', todo un personaje en Argentina, por mezclar la fe con la pasión futbolera. AFP /

El Padre 'Toto', todo un personaje en Argentina, por mezclar la fe con la pasión futbolera. AFP /

BUENOS AIRES, ARGENTINA (22/JUN/2014).- El partido entre Argentina e Irán se  vivió como un verdadero vía crucis en la iglesia de Caacupé de la villa 21, en Buenos Aires, donde el padre ‘Toto’, amigo, según él del Papa Francisco, celebró frente al televisor junto a un grupo de fieles el pase a octavos de la albiceleste.

“No me cabe duda que el Papa vio el partido y se habrá enojado también, no sé si tanto como nosotros, pero es muy apasionado”, dijo Lorenzo de Vedia, el padre “Toto” que desde hace 15 años está al frente de la humilde  parroquia que Jorge Bergoglio apadrinó antes de ser Papa, ubicada en el corazón  de uno de los barrios más pobres de la capital argentina.

A unos metros de la iglesia, el partido de barrio de cada sábado se extiende hasta  minutos antes de comenzar el partido. Nadie quiere abandonar el juego en la canchita de pasto sintético recién estrenada que es la novedad del barrio y destaca en un laberinto de casas sin terminar, calles de tierra y miradas de  desconfianza.

Sale el equipo argentino al campo de juego en Belo Horizonte, y un puñado de fieles se persigna frente a un pequeño televisor montado en el comedor comunitario de la iglesia, una habitación descascarada que denota la falta de casi todo.

“Jesús nos inculca ser apasionados en la fe. Vivir con pasión es bueno y  aquellas cosas que generan una pasión positiva, como el futbol, son buenas”,  explicará a modo de disculpa por los varios improperios que lanza durante el partido, aunque a nadie sorprenden.

Todos los felgreses de esta iglesia opinan del futbol. Ver el partido en este recinto podrá parecer una curiosidad para los que vienen de fuera, pero para ellos es lo más normal del mundo.

Argentina no juega bien, y en la iglesia se profieren improperios contra los jugadores. Todo indica que el encuentro va a terminar empatado a cero goles, hasta que la magia del capitán, Lio Messi, llega con un gol agónico que dispara un desahogo interminable de gritos, abrazos y golpeteo de cacerolas.

Termina el partido y en un abrir y cerrar de ojos no queda nadie. La  iglesia retoma su actividad y el cura se prepara para un bautismo.  Afuera no hay festejos, ni banderas ni bocinazos.  La villa “tiene una cultura especial”, explica el padre Toto, “el Mundial  es un factor de encuentro, pero la alegría no tapa las carencias”, remata Toto.

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