Miércoles, 24 de Abril 2024
Tecnología | Llega la quinta entrega de la saga oficial

La antítesis del ciudadano modelo, en Grand Theft Auto V

Llega la quinta entrega de la saga oficial; el avanzado visual es la primera grata impresión

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUL/2014).- ¡Abran paso al jefe! Alfombra roja y seguridad privada para cada uno de los genios de Rockstar y su majestad Grand Theft Auto, quienes en la quinta entrega de la saga oficial exprimieron las consolas de la generación que recién concluyó. Y eso sólo significa calidad... en extremo.

Dudé en poner mis manos sobre el GTA V y recorrer sus caminos, usar sus vehículos, detonar sus armas o cumplir sus misiones. Desde que el tercero salió al mercado, allá por 2001, padecí la adicción que estos títulos causan. Por eso me rehusaba a jugarlo; no por dudar de la calidad en esta saga con casta.

Pero al final sucumbí a sus encantos y lo coloqué en el Playstation 3. Error: no puedo soltarlo.

En GTA V regresas a San Andreas, pero con un nivel gráfico que deja en la prehistoria al título en el que Carl Johnson conquista chicas, hace ejercicio y se tatúa. Nada queda aquí de los pandilleros afroamericanos cuadrados y con rostros inexpresivos, o de las calles que desaparecen cuando las recorres a alta velocidad.

El avanzado visual es la primera grata impresión: la carta de presentación. Pero este título es mucho más que gráficos bonitos. Tanto que ese punto podría pasar desapercibido, y todo gracias a su profundidad.

A seis párrafos, no es tarde para recordar o advertir a quienes no estén familiarizados con Grand Theft Auto que es un juego de uso exclusivo para adultos. En específico: para adultos con amplio criterio.

Y no porque en su desarrollo verán escenas sugerentes en las que participan bailarinas exóticas con el busto al descubierto. Tampoco porque lo más recurrente en GTA sea el robo --con violencia, mayoritariamente-- de vehículos, el desafío a la autoridad, el lenguaje explícito y el enrriquecimiento ilícito. No.

En Rockstar se busca el éxito a través de una tónica fuerte en sus juegos. Eso les trae demandas, sí, pero fama al fin. Por eso no hubo mesura alguna en lo que aquí se vive.

Si en la primera entrega de San Andreas (lanzada en 2004) un minijuego sexual fue escándalo, las situaciones por las que atraviesan en este título los tres personajes principales (Franklin, Michael y Trevor) harán ver el "Hot Coffe" tan fuerte como una noche jugando Twister. Y que conste: no he llegado a la tercera parte del modo principal.

Las historias enlazadas son buenísimas. Puedes cambiar de personaje en cualquier punto (en tanto no seas perseguido por la Policía o estés en una misión), e incrementar experiencia al conducir, mejorar condición física, cambiar de estilo con un corte de cabello (o barba), comprar ropa, hacerle un tatuaje o lo que cualquiera haría en un mundo con entera libertad: cumplir las normas viales y ayudar a restablecer el tejido social. Lo que sea que eso signifique.

Otro logro de los creadores fue dar una personalidad distinta a los protagonistas. Aunque en esencia todos son unos verdaderos sociópatas, distinguirán de inmediato quién es el más mesurado y quién es un misántropo con ansias de superación.

Imaginen lo siguiente: un hacker pide a Michael (quien podría pasar por Charlie Sheen sin problema alguno) cargar una mochila ochentera y usar shorts cortos para "parecerse a un experto en sistemas", y con ese look infiltrarse en LifeInvader: la red social de San Andreas que de ninguna manera se parece a Facebook (bueno, sí).

En las oficinas centrales de LifeInvader conocerás a uno de los muchos jóvenes que allí "trabajan" cuando éste sale a fumar un cigarrillo. Por la ropa que tu personaje usa, lo ubica de inmediato como un especialista en "destrabar equipos" y pide ayuda, pues su computadora falló inexplicablemente. Michael lo sigue y corrobora que las pantallas emergentes de unas páginas no aptas para menores contagiaron su sistema con un virus.

Aplica la cura y entra sin ser visto a la oficina del director general, Jay Norris, quien esa misma tarde presentará el nuevo teléfono móvil de su firma. La misión siempre fue lograr acercarse al prototipo que este virtuoso y genio del social network hará público, e insertarle un chip sin ser descubierto.

Una vez concluido eso, el hacker le pide que vaya a su hogar y vea tranquilamente la presentación en su televisor, hasta que sea oportuno llamar a un número telefónico. En la pantalla, Michael ve cómo Jay Norris salta al escenario como una estrella de las luminarias y goza por ser el ídolo de los presentes.

Destaca las bondades de su persona. Se sabe amado. Sigue siendo el hombre del momento. Continúa agrandando su ego. Pide aplausos y los recibe. Es el hombre.

Michael recibe instrucción: es hora de marcar.

El número corresponde al nuevo teléfono. Jay decide interrumpir su exitosa presentación y atenderlo frente a todos. Y en vivo y ante los ojos de millones, el chip explota... y lo mismo sucede con el rostro del genio. "¡Pum! ¿Yo hice eso?". Sí. Y fue excelente.

Música excelente (aprendí, finalmente, una canción de Los Tigres del Norte gracias a GTA), controles no confusos, diseño de misiones, personajes (principales y secundarios) con carisma, escenarios inmensos, playa, montañas, retos... ¡Todo tiene Grand Theft Auto V! Así que sigo jugándolo... y les recomiendo lo mismo...

EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA

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