Jueves, 28 de Marzo 2024
Tecnología | Primera antropóloga mexicana en titularse

Reconocerá INAH trayectoria de Beatriz Barba de Piña Chan

A sus 84 años, la antropóloga continúa trabajando sobre la historia de las religiones, el estudio de la magia y la brujería, y el esoterismo de las religiones prehispánicas

Por: NTX

Una de las figuras más importantes de la antropología en México: Beatriz Barba de Piña Chan. NTX /

Una de las figuras más importantes de la antropología en México: Beatriz Barba de Piña Chan. NTX /

CIUDAD DE MÉXICO (06/MAR/2013).- Por ser una de las figuras más importantes de la antropología en México, Beatriz Barba de Piña Chan, la primera arqueóloga mexicana en titularse, en los años 50, será reconocida el 12 de marzo próximo por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Centro Cultural "Isidro Fabela" (Casa del Risco).
 
En la sesión, coordinada por la doctora María J. Rodríguez-Shadow, participarán colegas, amigos y alumnos de la antropóloga, quien a sus 84 años recibirá un homenaje por su fructífera trayectoria, la cual ella misma ha definido como una "especie de ensalada profesional", que abarca la docencia, antropología física, arqueología, museografía y etnología.
 
La trayectoria de Barba de Piña va desde sus estudios en la disciplina antropológica y la organización de la biblioteca de quien fuera su esposo, el destacado arqueólogo mexicano Román Piña Chan, hasta su trabajo como docente en la Universidad Autónoma de Campeche.
 
Su labor ha sido producto del destino, ya que desde pequeña tomaba los papeles de su mamá, Beatriz Ahuactzin, para pasar lista y creía que no había otra opción más que ser maestra, "afortunadamente pude cambiar y ser antropóloga, pero primero tenía que ser maestra", recordó, de acuerdo con declaraciones difundidas por el INAH.
 
A los 21 años y tras cursar la Escuela Nacional de Maestros, comenzó a trabajar con niños de primaria, su posible primer acercamiento con los estudios antropológicos, pues elaboró una tesis sobre los daños en la columna vertebral producidos por el mobiliario inadecuado.
 
De ahí surgió un interés por el comportamiento humano que la llevó a entusiasmarse por los carteles que anunciaban de forma sensacional las carreras que ofrecía la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
 
Al igual que a su amiga Perla Valle, se convenció de matricularse en dicha institución, principalmente por la dedicación de los profesores, varios de ellos, científicos e intelectuales que salieron de España por la Guerra Civil. Así, tuvo la oportunidad de formarse con maestros como Pedro Armillas, Pedro Bosch-Gimpera, Fernando Cámara, Pedro Carrasco, Juan Comas, Barbro Dahlgren, Calixta Guiteras y Román Piña Chan, quien se convirtió en su esposo.
 
Sus esfuerzos se vieron plasmados en una tesis sobre el sitio Preclásico de Tlapacoya, y por la mereció el "Cum laude", convirtiéndose así en la primera arqueóloga mexicana en titularse.
 
"Desgraciadamente mi amiga Perla se tuvo que ir, pensé que toda la vida íbamos a trabajar juntas, pero su marido Silvestre Revuelta, ingeniero y sobrino del músico Silvestre Revueltas, no la dejó, se fue a Guadalajara y me quedé sólita estudiando arqueología, ahí conocí a Piña Chan, ahí me regañó la primera y la última vez", comentó.
 
Al respecto subrayó que fue afortunada por encontrar a un marido que entendía sus largas ausencias por ir al campo, en cuanto a sus experiencias en este sentido, compartió que los trabajadores nunca querían que ella fuera su jefe.
 
"En Tlapacoya tuve un ayudante muy atinado, muy cuidadoso, pero un día me dijo: 'me da mucha pena, pero no quiero trabajar con usted'. ¿Por qué?, le pregunté, y me respondió: 'a mí no me manda ninguna vieja'".
 
Aunque su ayudante finalmente decidió quedarse a trabajar con ella, Barba de Piña Chan reconoció que cursar una disciplina antropológica en los años 50 no era fácil, un estudio que hizo reveló que 80 por ciento de las alumnas abandonaba la licenciatura para casarse. Y aunque hoy en día, las mujeres engrosan las aulas de la ENAH, tampoco resulta sencillo.
 
A sus 84 años, la antropóloga continúa trabajando sobre la historia de las religiones, el estudio de la magia y la brujería, y el esoterismo de las religiones prehispánicas, áreas en la cuales ha brindado valiosos aportes.
 
Sin embargo, continúa por estos senderos, ya que considera que aún hay incógnitas y lagunas de información: "No he encontrado los datos suficientes para decir cómo se comportaba la ley frente al pensamiento de la brujería en el siglo XIX, ya hecha la Independencia, si es que le importaba o no le importaba", concluyó.

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