Ecologistas de Timor luchan para que el desarrollo no dañe medio ambiente

DILI, TIMOR ORIENTAL.- Un puñado de colectivos ecologistas de Timor Oriental, el país más pobre de Asia, lucha para que su camino hacia el desarrollo económico no provoque, como ha sucedido en otras muchas naciones del continente, la destrucción del medio ambiente.

Con la vista puesta en la polución que afecta a Pekín o Bangkok y en las catástrofes medioambientales que padece regularmente la vecina Indonesia, varias organizaciones timorenses están llamando la atención al Gobierno sobre el modelo de desarrollo que debe seguir el país, seis años después de su independencia.

"Ahora es cuando hay que sentar las bases de un modelo sostenible de desarrollo", aseguró a Efe Demetrio Deo, director del grupo ecologista local Fundación Haburas, que considera que hay un importante nexo entre el desarrollo económico y la explotación del medio ambiente.

"Es imprescindible formar a los timorenses. Que entiendan la importancia de respetar el medio ambiente", afirmó, tras destacar la necesidad de despertar la conciencia ecológica a la vez que se apuesta por la mejora de la calidad de vida.

El director de la Fundación Haburas hace estas declaraciones mientras avanza esquivando el material de construcción que se apila junto a los incipientes pilares del que será el futuro centro de formación de su asociación, situado en las afueras de Dili, la capital.

El edificio, con una planta de 480 metros cuadrados, dos alturas y financiación finlandesa, se dedicará íntegramente a la formación medioambiental, con cursos para distintos grupos de personas.

"Tendremos talleres para jóvenes. Queremos enseñarles, por ejemplo, a construir casas de forma ecológica. También formaremos a los líderes de las aldeas, para que comprendan que es importante conservar la naturaleza", contó Deo.

El principal problema medioambiental que aqueja ahora a Timor Oriental es, a su juicio, "la degradación del bosque ligada a la extrema pobreza", un tema que afecta a la mayoría del país.

"La gente de los pueblos tala ilegalmente los árboles sin pararse a pensar, porque no tienen nada y necesitan hacer fuego para cocinar", apuntó el director de la Fundación Haburas.

Los organismos multilaterales presentes en el país calculan que cerca del 80 por ciento de los timorenses vive con medio dólar al día, cuando el umbral de la pobreza está fijado oficialmente en los dos dólares diarios.

Deo citó además la degradación que están sufriendo los manglares, un complejo e importante ecosistema costero de los países del Sudeste Asiático, que sirve como barrera natural y como lugar resguardado adonde acuden las aves y los peces marinos en la época reproductiva.

"Los pescadores tradicionales conocen su importancia y los cuidan, pero hay mucha gente llegada desde el interior del país que no les da ningún valor y los tala", aseguró.

En los últimos años, la destrucción de los manglares ha afectado especialmente a los situados en las proximidades de Dili. La Fundación Haburas se ha implicado en su repoblación, con la plantación de mil ejemplares el pasado año. Se ha puesto la meta de doblar esa cifra en 2008.

Varios científicos destacaron recientemente que la destrucción de los manglares en la costa birmana multiplicó los efectos devastadores del ciclón Nargis el pasado mayo, que causó 138.000 muertos o desaparecidos. Su degeneración facilitó la entrada del mar tierra adentro.

Otro de los ecosistemas amenazados por el desarrollo económico son las decenas de arrecifes de coral que pueblan las costas de Timor Oriental, de un valor ecológico incalculable.

En este sentido, el Gobierno local ha implantado una serie de normas para regular la pesca de bajura y prohibir algunos tipos de redes que dañaban el coral.