Viernes, 19 de Abril 2024
Suplementos | La península de Yucatán ofrece a los viajeros una maravilla natural

Aquí el mar se tiñe de rosa

Dentro de sus incontables tesoros, la península de Yucatán ofrece a los viajeros una maravilla natural

Por: EL INFORMADOR

Río Lagartos, punto de encuentro y equilibrio natural. ESPECIAL / visitriolagartos.com

Río Lagartos, punto de encuentro y equilibrio natural. ESPECIAL / visitriolagartos.com

GUADALAJARA, JALISCO (11/JUN/2017).- No es un secreto que Yucatán ofrece bellas postales, llenas de densa flora verde y una también nutrida fauna salvaje. Más allá de la blanca Mérida, hay parajes que parecieran inexplorados, que nos dan una idea de cómo pudieron haber vivido quienes habitaban la zona hace cientos de años atrás.

Eso y más es Río Lagartos, un poblado al Noreste de Mérida, distanciado por poco más de 200 kilómetros.

Nuestro traslado fue interesante. Nos desplazamos desde una típica hacienda de la región y desde temprano emprendimos nuestro viaje. La carretera que conduce hacia Tizimín fue el escenario de espacios interminables de áreas selváticas, que de vez en cuando se veían interrumpidas por un poco de civilización.

A casi dos horas de recorrido, nos encontramos con Tizimín, un pueblito escondido y con costumbres típicas. Pero ese no era nuestro objetivo, por lo que continuamos nuestro camino hacia el Norte.

Poco más de media hora después llegamos a nuestro objetivo y las imágenes eran sorprendentes. El agua del lugar es de color rosa, sí, ¡rosa! Según nos dijeron los lugareños, el líquido toma este tono debido a un alga que vive en los salinos depósitos de agua, que pese a poseer un gran nivel de sal, es lugar de una gran diversidad de animales.

Sacado de un sueño

Como sacado de una película, una parvada de flamencos se alimentaba frente a nuestros ojos. Ahí nos hizo sentido, el color del plumaje concuerda con el de las aguas, otra vez, un lugareño nos dijo que es causado por el alga, misma con el que las aves se alimentan.

Tomamos una pequeña embarcación para tomar el recorrido sobre el río y fue impresionante ver que las aguas se partían en dos tonalidades. Por un lado, el típico color verdoso de un manglar e inclusive avistamos un par de lagartos, como cocodrilos y algunos peces; por otro lado, el rosa que se iba saturando más conforme avanzábamos hacia donde el fango subía de nivel.

Precisamente atracamos en una “isla” fangosa y no pude dejar pasar la oportunidad de bajar de la pequeña lancha. Había aves alimentándose de lo que los pobladores llaman “cazuelas”, que son cangrejos herraduras, que por cierto parecían fósiles vivientes.

Nuestro recorrido nos llevó a ver raras burbujas y a los flamencos alimentándose de un enfoque más cercano, pero al acercarnos de más, éstos volaron haciendo un tanto más completa nuestra experiencia.

No solo había fauna, también había turistas. Específicamente unos de Japón, que untaban su cara con el fango que componía la pequeña y pegajosa isla.

Ya de regreso a tierra firme, paramos a degustar la gastronomía local. Está de más decir que se come de maravilla; mariscos, panuchos, sopa de lima y todo tipo de comida tradicional, es simplemente deliciosa.

De cuidado

Regularmente, la hembra del flamenco solamente pone un huevo al año (excepcionalmente pueden ser dos o tres), por lo que es un animal que se encuentra en un estado de frágil conservación. Si visitas las zonas donde viven, no los perturbes ni trates de alimentarlos.

Destino básico

Río Lagartos es un poblado un tanto escondido y tal vez lejano para algunos, pero vale la pena visitarlo, solo por vivir una experiencia diferente a Valladolid, Chichen-Itzá o la mismísima Ciudad Blanca, Mérida.

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