Jueves, 25 de Abril 2024
Suplementos | La acción fundamental del Adviento es que Dios viene a nosotros, insiste en buscarnos

En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé

El recordatorio fundamental del Adviento es que Dios viene a nosotros, insiste en buscarnos

Por: EL INFORMADOR

Debemos de plantear el sentido del Adviento: Dios nos busca insistentemente. Nos lo dice por activa y por pasiva. ESPECIAL /

Debemos de plantear el sentido del Adviento: Dios nos busca insistentemente. Nos lo dice por activa y por pasiva. ESPECIAL /

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro de Isaías (11,1-10):

“Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor”.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (15,4-9):

“Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre”.

EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (3,1-12):

“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.

GUADALAJARA, JALISCO (04/DIC/2016).- “¡Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos!” Este pregón de Juan el Bautista debe ser asimilado por los católicos de hoy, para que decidan unirse a quienes preparan el camino al Señor.

En este segundo domingo de adviento se inicia la liturgia de la palabra con el muy bello poema mesiánico de Isaías (Isaías 11, 1-10). Ve llegar al Mesías. El Mesías es rey, es descendiente, como hombre, de Jesé, padre del Rey David. Además tendrá el espíritu de profecía: “Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios”. Es un rey noble, es sabio y también justo y misericordioso: “No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídos, defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre”. Habitarán el lobo y el cordero. Con la llegada de este rey vendrá la soñada Edad de Oro de la humanidad.

Hay una tradición sostenida por siglos de que esa edad de oro anunciada por lsaías en el siglo VII antes de Cristo la cantó el gran poeta latino Publio Virgilio Marón; la escribió 27 años antes del glorioso nacimiento: “Nace nuevo el orden de los siglos; vuelve la Virgen ya, vuelve el reinado primero de Saturno, y al fin baja estirpe nueva desde el alto cielo. el niño que nos nace, a cuyo influjo, muerta la edad de hierro, una áurea gente en todo el mundo va a surgir”.

¿De dónde le llegó a Virgilio ese ímpetu súbito que lo sacó de los temas que siempre había mantenido? ¿Qué veía? ¿A quién se refería al hablar de ese niño de misterio que nadie, ni él mismo, acertaba a nombrar?

“¡Oh, que hasta entonces alcanzara el ocaso de mi vida con voz e inspiración para cantarte!”

Nadie ha podido contestar; nunca ha habido una respuesta satisfactoria. Pero ha quedado en el pensamiento de muchos la idea de un profeta pagano, con un bello anuncio de la esperada Edad de Oro con el nacimiento de un niño.

El Evangelio es el mensaje de amor, y por lo mismo es fuente de paz. Mas, primero se ha de conocer ese mensaje, y allí entra la inteligencia; luego, aceptarlo, lo cual está en el dominio de la voluntad; y por último, acoger la palabra, meditarla, asimilarla y ponerla en práctica en la vida cada día. El Señor fustigaba a los fariseos, prontos para gloriarse de ser de la estirpe de Abraham y tardos para poner en práctica la ley y los profetas, letra muerta para ellos, pues creían que la sabiduría sólo estaba en los libros, no en los corazones ni en sus actos.

Por eso el Adviento es una llamada a la conversión, para hacer viva la letra muerta, para presentar ante el recién nacido muchos corazones renovados, capaces de vivir el amor y de ser agentes de la paz que Cristo vino a traer a la tierra. En el Evangelio de San Mateo aparece la figura austera y valiente de Juan el Bautista, quien lanza el grito en el desierto.

Cristo vino y sigue viniendo para restablecer la justicia entre los hombres. Para los hombres y las mujeres de este siglo está viva la palabra de Juan el Bautista: “Conviértanse, dejen de ser esclavos”. Este siglo de progreso y de abundancia de técnicas, manifiesta igualmente muchas esclavitudes: el dinero, el poder, el hedonismo, el pansexualismo y muchas otras pesadas cadenas, tanto entre los individuos como entre los pueblos y las naciones. La liberación viene de Cristo, de recibir, de aceptar su palabra y de vivirla. El Señor es poderoso y hace caer todas esas cadenas, esas acciones y actitudes opresoras.

El que a Cristo busca, encuentra la libertad interior, porque Cristo tiene la fuerza de Dios, porque Cristo es Dios. La conversión auténtica es la auténtica preparación del camino. Convertirse es entrar dentro de sí mismo, de la propia conciencia.

José Rosario Ramírez M.

Adviento, tiempo de acción

“Mi alma se llena de gozo porque el Señor pronto vendrá, preparé un pesebre en mi corazón despojándome de toda maldad...” Así es como comienza un canto típico en este tiempo litúrgico, que nos recuerda la importancia de ir preparando el camino para el encuentro con Cristo presente en los rostros de la vida cotidiana.

El recordatorio fundamental del Adviento es que Dios viene a nosotros, insiste en buscarnos. Mucho debemos valer para que nos busque con tanta insistencia. Tanto, que terminará por hacerse hombre, por enviar a su propio Hijo para demostrarnos su amor y su apuesta por la vida. Pero esto de poco sirve si no encuentra corazones preparados, corazones que laten y sienten al 100%. Si estamos distraídos, si nuestros errores nos bloquean, si el corazón lo tenemos dividido… ¡Ya puede insistir Dios! Dejaremos pasar otra oportunidad. ¡A lo mejor no!

Debemos de plantear el sentido del Adviento: DIOS nos busca insistentemente. Nos lo dice por activa y por pasiva. Parece que nosotros estamos más atentos a cualquier charlatán que viene a vendernos algo que a un Dios que se hace como nosotros para decirnos que merecemos la pena. Por eso, los personajes en los que se centra la catequesis son personas que escuchan, que tienen un corazón 100% y su personalidad viene definida por cuatro (o cinco) corazones distintos: corazón exigente, corazón inquieto, corazón confiado, corazón impaciente y corazón abierto.

¿Crees que el mundo de hoy necesita justicia? ¿Cuáles son las injusticias que más te importan a ti? ¿Crees que es necesario que alguien clame en contra de las injusticias? En aquel tiempo se cometían en Israel muchas injusticias. Recordemos al profeta Isaías que predica en el desierto la conversión. Isaías es la voz exigente de Dios que clama justicia para los más pobres. Pero lo hace, no echando la bronca, sino anunciando una nueva era, un tiempo nuevo en el que Dios va a intervenir y va a hacerlo todo nuevo. Por eso grita: Preparad un camino al Señor, allanad los senderos. Que lo que está muy subido (engreimiento, prepotencia, agresividad, egoísmo) se abaje; y lo que está abajo (el pobre, el humilde, el ignorado, el despreciado) se alce. Hay que darle la vuelta a este mundo injusto. Hay que abrir caminos nuevos para que las cosas cambien. Dios ha decidido intervenir, pero no lo va a hacer como nosotros lo haríamos, a través del poder y el autoritarismo, sino a través de lo débil y de lo pobre.

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