Viernes, 19 de Abril 2024
Suplementos | El elenco le habló directamente a Mike Pence al final de una función

'Hamilton', el musical que hizo enojar a Trump

En una celebración de la nación de inmigrantes al ritmo de hip hop, el elenco le habló directamente a Mike Pence al final de una función

Por: EL INFORMADOR

Pence, el vicepresidente electo de Estados Unidos (al centro) deja el Richard Rodgers Theatre después del espectáculo. AP / ARCHIVO

Pence, el vicepresidente electo de Estados Unidos (al centro) deja el Richard Rodgers Theatre después del espectáculo. AP / ARCHIVO

GUADALAJARA, JALISCO (20/NOV/2016).- La escena ya le dio la vuelta al mundo: el vicepresidente electo de Estados Unidos, Mike Pence, exgobernador de Indiana, está por salir del teatro cuando el elenco del musical le dirige un mensaje frente a todo el público: “en este musical hablamos del Estados Unidos que fue construido por los inmigrantes y en el que ahora viven ciudadanos de múltiples orígenes raciales, religiosos y culturales, y estamos preocupados por el triunfo de usted y de Donald Trump en las elecciones”. Ocurrió la noche del viernes, el 18 de noviembre, y unas horas después el belicoso tuitero Donald Trump protestaba por el maltrato a su compañero: el teatro, dijo, debería ser un sitio especial y seguro; ¡que el elenco de “Hamilton” se disculpe!

“Hamilton” tiene todo para molestar a Trump y al conservador Pence. Procede de un tiempo raro, el de las presidencias de Barack Obama entre 2008 y 2016, en el que Estados Unidos hizo presidente a un negro. Rápido ganador de los premios Tony y un inmediato favorito del público, y el corazón de su éxito está en su apuesta por celebrar a una nación diversa.

Su libreto es una biografía de Alexander Hamilton, basado en el libro superventas de Ron Chernow. El protagonista fue uno de los “padres fundadores” de Estados Unidos, es decir, uno de los líderes que dieron forma a la primera república del mundo moderno. No sólo fueron responsables de la independencia de las 13 colonias inglesas en América, sino además del diseño de un gobierno y una economía que han resistido a más de dos siglos de transformaciones radicales.

Hamilton, en particular, fue un empobrecido inmigrante que ascendió a líder militar, aliado de George Washington; fue el fundador del primer partido político de ese país, animador de constantes pleitos con otros “padres fundadores” y, sobre todo, el gran artífice de su sistema económico: equiparó a la independencia sus ideas a favor del libre comercio. Murió antes de cumplir 50 años, en un duelo con el entonces vicepresidente Aaron Burr.

La apuesta del musical es que la Historia es distinta dependiendo de quién la cuente. Los perdedores suelen no ser los narradores, y eso es importante en un país en conflicto con sus “invasores” y “originarios”. Tampoco tienen privilegio los negros, los hispanos, los pobres. Ni las mujeres. Y hoy sabemos que los medios de comunicación no le hacen caso, tampoco, a los obreros blancos que van a votar por Trump.

II

En el musical, el joven inmigrante en desgracia, pero brillante, registra un veloz ascenso en las filas independentistas (“no voy a desperdiciar mi oportunidad” es el eslogan que lo identifica; también puede traducirse como “no voy a errar mi disparo”), se convierte en un político poderoso y finalmente decae entre tragedias familiares y disputas por el poder.

Pero Hamilton es cualquier cosa menos un libreto tradicional. Para empezar, es hip-hop: letras rapeadas y cantadas, que juegan con géneros musicales para contrastar las ideologías en disputa en medio de la fundación de Estados Unidos. Soul y rhythm and blues festivo y rockero para los colonos en la vieja Nueva York, sucio y divertido rap para la guerra, pop estilo Los Beatles para el rey Jorge, que aborda la independencia como un macho golpeador ante una ruptura amorosa. El marqués de Lafayette, imparable soldado al lado de Hamilton y otros independentistas, rapea una canción llamada “Pistolas y barcos” que debe ser la más veloz de la historia de los musicales. En el sitio Five Thirty Eight hicieron una comparación de las 144 palabras por minuto de “Hamilton” contra, por ejemplo, las 68 de “El fantasma de la ópera”.

Pero luego está el rasgo más conocido del musical: todos los protagonistas de su elenco son inmigrantes de alguna u otra manera. El actor que hace a “Hamilton” es el autor Lin-Manuel Miranda, joven e hijo de puertorriqueños y lo bastante moreno como para no parecerse al rubio señor de los billetes de 10 dólares. Thomas Jefferson es negro y tiene una batalla de rap con George Washington, a quien interpreta un actor mitad negro y mitad blanco. Elizabeth Hamilton, esposa del protagonista, es la formidable cantante Philipa Soo, medio china, medio latina, medio estadounidense. ¿A poco algunos son “más” estadounidenses que otros?

El musical “Hamilton” celebra las “mezclas” con desparpajo y humor: festivo, adolescente, sexy y grosero, su repertorio de letras y géneros musicales no pretende hacer digerible la Historia, sino retratar a personas metidas en un conflicto político que las rebasa, mientras deben resolver sus propias vidas sentimentales y familiares. Uno de sus números centrales (“The Schuyler sisters”) retrata a tres muchachas ricas que se pasean por el lado más pobre de Nueva York: el cambio puede olerse en el aire y todos serán parte de él. “Qué suerte tenemos de estar vivos hoy”, cantan después de que la muchacha rica recuerda que, al conocer al filósofo Thomas Paine, promotor de que todos los hombres son iguales, le reclamó que no hubiera incluido en esa idea a las mujeres.

En medio de sus lecciones, Hamilton en realidad se preocupa por las personas que, posiblemente, fueron todos esos personajes históricos. Hamilton es un muchacho ambicioso, enamorado de una nación que todavía no existe, pero también un donjuán en un confuso amorío con su propia cuñada, un militar de decisiones precipitadas y un estadista fiero casi hasta la crueldad.

III

El autor de “Hamilton”, el joven (36 años) rapero, compositor y guionista Lin-Manuel Miranda, neoyorquino descendiente de puertorriqueños, es una de las recientes estrellas pop de Estados Unidos, un ídolo por igual para latinos que para cualquier estadounidense. Acaba de participar como compositor y voz en Moana, la más reciente película de Disney, y el triunfo de Trump lo sorprendió en México. Allí aceptó que la Historia es imprevisible pero pidió recordar su musical: si te animas a acercarte al Otro, al que es diferente de ti -por ejemplo, el que votó por Trump-, descubrirás que no puedes descartar ni su opinión, ni su existencia.

Lo primero que uno piensa cuando Mike Pence (conservador, cristiano, alguna vez a favor de la Asociación Nacional del Rifle) va a ver “Hamilton” es: y para qué se mete allí. Es un musical de inmigrantes, de mezclas raciales, del Estados Unidos al que, según la división maniquea que ilustra las elecciones del 8 de noviembre, él no representa. Pero sucede que precisamente es el país que gobernará: debe asomarse justo a esa obra. Trump respondió con grosería e indignación; Pence al menos se quedó a escuchar: “Nosotros somos un Estados Unidos diverso, alarmado y preocupado porque su nueva administración no nos protegerá, pero esperamos que esta obra lo haya inspirado”.

¿Recibió Pence el mensaje? Estamos por verlo. Mientras Estados Unidos se prepara para un gobierno confuso e impredecible, seguirán sonando las palabras del número final del musical de Broadway: no importa qué hayas hecho en tu vida, quedarás en manos de aquellos a los que hayas afectado, y serán ellos, no tú, quienes cuenten tu historia.

EL INFORMADOR / IVÁN GONZÁLEZ VEGA

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