Viernes, 26 de Abril 2024
Suplementos | Era ir a visitar a mis adorables musas de barro: vivo recuerdo de mis infancias

Las misteriosas Tarascas de Morelia

Era ir a visitar a mis adorables musas de barro: vivo recuerdo y ensolación de mis infancias

Por: EL INFORMADOR

Leyenda. La Fuente de las Tarascas actual en bronce, y la  bella, colorida, autóctona y original. EL INFORMADOR / P. Fernández Somellera

Leyenda. La Fuente de las Tarascas actual en bronce, y la bella, colorida, autóctona y original. EL INFORMADOR / P. Fernández Somellera

GUADALAJARA, JALISCO (28/AGO/2016).- Bien me acuerdo que de chiquillos, cuando teníamos la suerte de hacer la epopéyica expedición hasta la bella y señorial Ciudad de México… tras varios días de camino, la llegada a Morelia nos emocionaba porque, a querer y sin ganas, teníamos que pasar muy cerca de la sugestiva fuente en donde, unas bellísimas mujeres de barro pintadas color carne con sus pechos al aire, manchaditos en donde debe ser… candorosamente alzaban una típica bandeja p’urépecha cargada de frutas de la región, como si estuvieran presumiendo del dadivoso espíritu y el encanto de sus tierras.

Unas enaguas de color gris azulado, recuerdo que cubrían aquellas piernas ocultas que yo imaginaba esplendorosas. Un manto, rebozo o como se llame, colgaba, que no cubría, una parte de la cabeza y de sus generosas espaldas de carne morena clara y maciza. De las frutas que traían en la bandeja francamente no me acuerdo nada; pero… de aquellas candorosas figuras primitivamente modeladas en barro, y pintadas… la carne color carne, y de azul gris pueblerino sus vestiduras, si que me acuerdo. En sus duros y bien formados pechos morenos, se resumía toda la imagen que -gozosamente- yo recordaba de Morelia.

En esta ocasión, al ir a visitar a la bella y señorial capital del antiguo reino de “Mechoacán” del que tanto hablaban los misioneros y los conquistadores, lógicamente lo primero que quería… era ir visitar a mis adorables musas de barro: vivo recuerdo y ensoñación de mis infancias.

Cuando el aturdidor micrófono del guía del “busito” tipo cabúz de tren que, cual turistas primerizos, tuvimos que tomar para hacer un recorrido inicial por la ciudad, y así echar un ojo a los puntos notables de la ciudad, nos anunció que al frente y al lado izquierdo estaba la Fuente de las Tarascas… mi corazón dio un vuelco recordando las imágenes que, desde hacía ya casi siglos, conservaba en la memoria.

Efectivamente, por el lado izquierdo de mi ventanita, que casi no se abría, aparecieron los turgentes pechos que tan vehementemente tenía grabados en mi memoria; solo que ahora eran de un oscuro color metálico,  adornados con unos potentes chorros de agua (muy bellos a no dudarlo) que, ante la prisa del compadre que manejaba el busito, trataban de borrar de mi mente la romántica imagen que tenía de aquellas mujeres de barro, tan limpias, tan bellas, tan frescas y tan encarnadas.

Logré sacar algunas fotos -creo yo de no mal ver- de la nueva fuente, tratando de no compararla con los recuerdos de la autóctona e ingenua fuente que había quedado anidada en mi memoria.

Quizás estas imágenes comparativas sean capaces de contagiarles los mensajes de quien, desde su tierna infancia, ya podía comprender el candor y los sentimientos de los p’urépechas que, en aquella bella fuente de gratas memorias, con arte puro y sin ambages habían sido expresados en las radiantes figuras escultóricas.

Ahí permaneció aquella bella fuente por muchos años, hasta que… otros criterios, y otras tontas ideologías y religiones, llegaron a hacer que aquella limpia y bella fuente, fuera desterrada a “una bodega” hasta ahora desconocida, para que la “original” dizque ya arreglada, fuera enviada al frente del “Recinto Ferial de la Ciudad”. (La peribana original supuestamente se había destruido, cuando el camión que la cargaba pasó precipitadamente por unos topes de la carretera) La famosa bandeja de esta nueva, se parece más a una caja de pizzas, que a una típica peribana con frutas de la región.

Se dice que la esposa de uno de los gobernantes en turno (…) dizque muy religiosa, mandó quitar a las cándidas y bellas p’urépechas -que no tarascas- labradas en el barro regional, vivo sello y personalidad morelense “quesque”  por indecentes… (?). La verdad es que mis sueños de la niñez, tristemente murieron con las musas enredadas en la telaraña de la política y de las religiones pecaminosas.

Debo aclarar que la fuente actual -muy bonita y señorial está (creo) en donde debe estar; y la otra… modificada y vuelta a modificar está (creo) en donde no debe estar. Cosas incomprensibles de la vida…

NB: Sigo extrañando a mi fuente, cuando estaba en su lugar.

                      

pfs@telmexmail.com

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones