Jueves, 28 de Marzo 2024
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La tauromaquia y sus santuarios

Los cosos levantados para la Fiesta Brava son postales inseparables

Por: EL INFORMADOR

Frente al Hospicio Cabañas existía una plaza de toros. Era uno de los edificios más grandes de principio del siglo XX. EL INFORMADOR / J. Monroy

Frente al Hospicio Cabañas existía una plaza de toros. Era uno de los edificios más grandes de principio del siglo XX. EL INFORMADOR / J. Monroy

GUADALAJARA, JALISCO (10/JUL/2016).- Quizás muchos no lo crean, pero justo frente al Hospicio Cabañas existía una plaza de toros. Era uno de los edificios más grandes de aquella Guadalajara de principio del Siglo XX, con un aire todavía tan rural como urbano, de calles de tierra y caminos empolvados. Esa antigua Perla Tapatía que en su horizonte solamente conocía los dibujos de las torres de la Catedral y sí, también esa plaza de todos: El Progreso.  

Durante décadas, El Progreso fue un vibrante centro de entretenimiento y socialización de la sociedad jalisciense. Leyendas y tragedias caminaron sobre sangre y arena, hasta que a finales de los años setenta fue demolida para dar paso a la remodelación de lo que sería la Plaza Tapatía. Para ese entonces, la estafeta de la llamada “Fiesta Brava” ya había sido tomada en la ciudad por la Nuevo Progreso, que sigue en pie.

Los cosos españoles


Los coliseos más tradicionales dedicados a la tauromaquia de concentran en España, nación cuya historia, a juicio de escritores como Ernest Hemingway, no se podría entender sin conocer también la evolución de la Fiesta Brava.

El barrio de La Guindalera, en Madrid, tiene una de las más importantes, llamada Las Ventas. Construida entre 1922 y 1929, es una de las máximas estampas de la capital española, y también uno de los mejores ejemplos de la exquisita fusión de estilos arquitectónicos de los que hace gala este país.

Pero si de tradición hablamos, es difícil no mencionar la Real Maestranza de Sevilla. La apodada “Catedral del Toreo” fue construida primero en madera en 1733 y sería en el Siglo XX tomaría su aspecto definitivo, ya en ladrillo. Su aforo es de 12 mil espectadores, y a un costado cuenta con un museo, donde se recuerda a los toreros sevillanos más destacados de la historias.

La monumental de América

Si España tiene tradición, América tiene el tamaño. La Monumental Plaza de Toros de la Ciudad de México tiene capacidad para 41 mil personas y su primera corrida se llevó a cabo en 1946, protagonizada por Luis Castro “El Soldado”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Luis Procuna “Berrendito”. La plaza está construida a un costado de otro estadio, este de futbol, y sede del Cruz Azul.

La caída del número de la afición taurina, así como las críticas a la Fiesta Brava, han provocado que la Monumental (así como otras plazas de toros construidas en grandes ciudades), hayan modificado poco a poco su perfil en dirección a otros eventos. Ahora es común que los cosos alberguen conciertos musicales, bailes e incluso eventos religiosos.

Fiesta en Pamplona


Durante esta semana se lleva a cabo en Pamplona, España, los "Sanfermines", tradicional fiesta torera que incluye una carrera de 800 metros donde miles de personas - muchos de ellos turistas- corren delante de los toros.

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