Viernes, 19 de Abril 2024
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Décimo domingo del Tiempo Ordinario

En el siglo actual muchos jóvenes carecen de vida, y al imperio de la voz de Cristo pueden resucitar a una existencia limpia y nueva

Por: EL INFORMADOR

Jesús, con su encarnación, muerte y resurrección nos ha reconciliado con Él y nos da la oportunidad de vivir en comunión. ESPECIAL /

Jesús, con su encarnación, muerte y resurrección nos ha reconciliado con Él y nos da la oportunidad de vivir en comunión. ESPECIAL /

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro de los Reyes 17,17-24


“El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió”.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 1,11-19


“Cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí”.

EVANGELIO
Lectura del Evangelio según San Lucas 7, 11-17


“Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”.

GUADALAJARA, JALISCO (05/JUN/2016).- El hombre siempre va, siempre camina. Si la vida es el camino, todo camino lleva al caminante a donde él mismo quiere llegar. Conocer el sentido de la vida es verdadera sabiduría. El hombre es un corazón inquieto, es un perpetuo buscador, es una interrogación, es el niño con la constante pregunta en los labios: “¿qué es...?”. Siempre se ha preguntado ¿qué es la vida?, ¿para qué vivo?, ¿qué hago en este planeta?, ¿qué es el tiempo? También hay eternidad.

De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida. En el Evangelio de este domingo décimo del año, San Lucas narra un milagro del Señor.

Se dirigía el Señor a una población llamada Naim acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que llevaban a un muerto a darle sepultura, era el hijo único de una viuda. El Señor la vió, se compadeció de ella y le devolvió vivo a su hijo. Ordenó: “¡Joven, yo te lo mando, levántate!”, ¡y el joven volvió a la vida!

En el siglo actual muchos jóvenes carecen de vida, y al imperio de la voz de Cristo pueden resucitar a una existencia limpia y nueva. Miles y miles en la historia del pueblo de Dios han escuchado esa voz y han encontrado la vida interior, la de la gracia, la de la comunión con Dios.

Para esta reflexión sobre la inquietante definición de la vida, Teresa de Calcuta, presente siempre con fe y amor en incontables ambientes y manifestaciones de vida, así lo expresó:

"La vida es una oportunidad, aprovéchala... es una belleza, admírala... es dicha, saboréala... es un sueño, hazlo realidad... es un deber, cúmplelo... es un juego, juégalo... es preciosa, cuídala... es riqueza, consérvala... es amor, gózala... es promesa, cúmplela... es tristeza, supérala... es un himno, cántalo... es un combate, acéptalo... es una tragedia, domínala... es una aventura, arrástrala... es felicidad, merécela... es la vida, defiéndela... la vida es para hacer el bien posible."

Tres ideas como conclusión. Amar la vida como un don singular, personal, agradecer ese regalo porque con la vida llega todo lo demás, grato e ingrato, ver el pasado como páginas ya escritas y en blanco el día de hoy para vivirlo, aprovecharlo y dedicarse a hacer obras buenas, agradables a los ojos de Dios.

José Rosario Ramírez M.

Jesús es mucho más…

…No sólo devuelve la vida a los muertos (como Elías), sino que en esos milagros está profetizando y anticipando su propia muerte: él es el Hijo único que, en la plenitud de la vida, la entrega libremente por amor y, de esta manera, destruye definitivamente el poder de la muerte e ingresa en una vida nueva, en la que ya no muere más, porque la muerte ya no tiene dominio sobre él. Esa vida nueva no es un horizonte futuro más o menos incierto, sino que está ya presente entre nosotros, los creyentes en Cristo, pues él mismo está viviendo en medio de nosotros. Podemos vivir las primicias de la vida nueva del resucitado por medio de la fe y de las obras del amor. La muerte radical, no la meramente biológica, fruto del pecado, nos exilia de Dios, fuente de la vida. Y Jesús, con su encarnación, muerte y resurrección nos ha reconciliado con Él, nos da la oportunidad de vivir en comunión con Él.

Cada uno de nosotros tiene que sentir hoy esas palabras como dirigidas a sí mismo en la particular situación en que cada uno se encuentre. Jesús nos llama a no vivir en la postración, a no dejarnos vencer por la muerte que supone el pecado, el egoísmo, el vivir sólo para sí; nos llama a madurar como personas y como cristianos, a vivir de acuerdo con nuestra propia vocación; nos llama a levantarnos y ponernos en pie, a vivir proféticamente, en la vida nueva de la Resurrección, haciendo signos de vida, compadeciéndonos, acercándonos a los que sufren, entregando nuestra propia vida por amor, como testimonio de que alguien que es más que un gran profeta, el hijo de Dios y Mesías, ha surgido entre nosotros y nos está llamando.

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