Holbox, isla de tesoros

GUADALAJARA, JALISCO (24/ABR/2016).- En el momento que tus ojos exploren su horizonte y tus pies desnudos toquen su arena, sentirás que te encuentras en un paraíso. Uno donde el mar es un brillante espejo en tonos azules. Donde las aves vuelan caprichosas y confiadas entre las copas de los árboles, ajenas por completo al avance imparable de la civilización. Donde la paz jamás se ve interrumpida por el bullicio de los automóviles y la prisa impuesta por la rutina. Un paraíso llamado Holbox.

Holbox es una pequeña isla que se encuentra al Norte de Quintana Roo, y que durante los Siglos XVI y XVII tenía poco de paradisiaca y mucho de peligrosa, pues era una de las guardias preferidas de los piratas que azotaban el Caribe.

Fue en 1852 cuando llegaron los primeros habitantes, huyendo de la Guerra de Castas que azotaba a la Península. Con ellos da inicio a la historia moderna de Holbox, que hasta mediados del Siglo XX, era una isla de pescadores pacíficos.

En los años setenta del Siglo pasado, el gobierno de Quintana Roo apostó por su desarrollo turístico, y una de sus cartas fuertes fue Holbox.

Hoy, la isla que alguna vez fue refugio de piratas y pescadores es una de las joyas del turismo mexicano. Sus blancas playas y mágicos paisajes son un atractivo irresistible para miles de turistas, tanto nacionales como extranjeros, que buscan un espacio tranquilo y de paso disfrutar de la belleza del Caribe.

Claro, si decides viajar a Holbox, podrás hacer mucho más que tirarte en la playa. Por ejemplo, la isla se encuentra en una zona donde es probable avistar al tiburón ballena, un animal que usualmente es tímido, pero aquí se siente cómodo para nadar a sus anchas.

¿A 30 minutos de Holbox se encuentra Yalahau, un ojo de agua dulce que desemboca en el mar, uno de los pulmones naturales más bellos de la región. Aquí también se encuentra la Isla Pájaros (que en realidad es un islote cubierto de manglar), que le debe su nombre a la gran diversidad de aves que lo habitan.

¿Te gusta el buceo? Pues no hay mejor destino, pues aquí está el Gran Arrecife Maya  (que va de Belice a Cabo Catoche).  Bucear es una de las actividades recreativas de los turistas, especialmente de aquellos que quieren regodear la vista en uno de los acuarios naturales más hermosos del planeta.

Después de toda la actividad, ¿qué tal te caería una buena comida? Está de más decir que aquí los mariscos son los reyes de la gastronomía, aunque gracias a la afluencia de turistas de todo el mundo, la cocina internacional (especialmente de tipo fusión) ha ido ganando terreno.

Para los coleccionistas de recuerdos, las hamacas tejidas a mano con las técnicas artesanales mayas son un básico, aunque también encontrarás hermosos cestos tallados en madera, cuyos cuidadosos acabados reflejan la herencia maya de sus artesanos.

Buena comida, experiencias únicas, gente alegre y escenarios que parecen sacados de una película. En su conjunto, la formula perfecta para sentir que al llegar a esta isla, en realidad estás tocando un paraíso terrenal.