Viernes, 26 de Abril 2024
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Jaltepec, tierra de los 'no conquistados'

Una de las comunidades indígenas más tradicionales de la entidad oaxaqueña presume sus maravillas y costumbres

Por: EL INFORMADOR

Costumbres. Jaltepec, Oaxaca. FACEBOOK / Orgullosamente de Jaltepec

Costumbres. Jaltepec, Oaxaca. FACEBOOK / Orgullosamente de Jaltepec

GUADALAJARA, JALISCO (14/FEB/2016).- No es una maldición, es una obligación. Por 16 años no podrán faltar a los eventos de la comunidad: bodas, “quinceaños”, bautizos, funerales, fiestas patronales, día de las madres, graduaciones, posadas, mayordomías, misas en domingo, fiestas de las comunidades que desean hacer “intercambio” —trueque— con la banda filarmónica. Su aliado y cómplice será un instrumento de viento —clarinete, saxofón, trombón o trompeta— o una percusión —bombo o tarola—. A cambio se les perdonará todos los cargos que un comunero puede ocupar en Jaltepec de Candayoc, municipio de San Juan Cotzocón Mixe, Oaxaca.

Es el primer domingo del año y eso significa que habrá cambio de autoridad en la comunidad ubicada a prácticamente 130 kilómetros de Tuxtepec, Oaxaca, (una ciudad que ha crecido en parte gracias a una fábrica cervecera mexicana).

En el segundo piso del edificio central de Jaltepec de Candayoc, la asamblea, integrada por más de un centenar de comuneros , presta atención a un maestro de ceremonias, una veintena de hombres y sólo una mujer —en esta ocasión—, quienes ocuparán un puesto por un año. De fondo se escucha la banda filarmónica. La fecha, para sus integrantes, representa el acercamiento a la “exoneración” del trabajo para su comunidad. Tienen que servir al pueblo porque el pueblo les ha servido.

Cuando te toca, te toca

En Jaltepec, el “poder” es comunal, una de las características de algunas comunidades oaxaqueñas, un estado con diversas culturas y lenguas. Muchos de los pueblos tienen como la máxima autoridad a la asamblea; sus integrantes son los comuneros. La asamblea se reúne para abordar temas fundamentales como la seguridad y otros también importantes como las fiestas —sus costumbres judeocristianas con tintes indígenas—.

Pero para entender qué significa “el poder comunal” quizá sea bueno leer una ficha de museo que se encuentra a ocho horas de Jaltepec, en la avenida Macedonio Alcalá de la capital oaxaqueña, a unas cuadras del emblemático Zócalo, famoso por los mítines de “los maestros” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Ahí se halla el Centro Cultural Santo Domingo y la ficha de museo que explica “el poder comunal”.

Ahí, en una de sus salas, se puede leer: “La vida política en las comunidades indígenas de Oaxaca está organizada a través del ‘sistema de cargos’”. El modelo original fue trasladado e impuesto a las comunidades indígenas en el siglo XVI con base en el municipio castellano, pero cada sociedad nativa lo adoptó a sus tradiciones transformándolo en un orden político. Ahí también se explica: El sistema de cargos dicta que todos los hombres desde la juventud hasta la vejez, tienen la obligación de prestar un servicio periódico gratuito a su pueblo ocupando puestos dentro de la organización. Cuando te toca, te toca.

Ahí, en la capital oaxaqueña, unas líneas explican lo que en centenares de comunidades se vive en el ámbito político pero a diferencia de los mestizos de las ciudades, en Jaltepec y otras comunidades, cuando se ocupa un puesto “no está en juego el poder” sino el prestigio. O eres aceptado por tu gestión o eres una vergüenza.

Servicio comunal, ligado a la religión

La comunidad tiene una población de alrededor de 3 mil habitantes, en su mayoría son católicos pero recientemente la Iglesia de la Luz del Mundo tiene algunos seguidores, un templo del tamaño de una casa y algunos de sus feligreses atienden una abarrotera, la única con una antena para que los habitantes puedan tener señal para conectarse con sus celulares a la red.

Una joven que ha pasado toda su vida, alrededor de un cuarto de siglo, en la comunidad, y que prefirió no dar su nombre, explicó que dentro de la organización de la vida comunitaria influye la religión ya que en las asambleas nombran a los mayordomos que son los padrinos de los santos y cuando nombran a alguien de la Luz del Mundo, “obviamente no quiere asumir el compromiso. Es ahí donde existen molestias y deben llegar a una negociación”.

Ella calcula que son aproximadamente 40 familias las que forman parte de esa religión, mismas que cada año viajan a Guadalajara a la Santa Cena, tradición de esa iglesia.

En Jaltepec llevan un lustro construyendo un templo católico de tan grandes proporciones que algunos jóvenes lo apodaron: la catedral de Jaltepec. Desde el camino de tierra, junto a la milpa, a unos kilómetros del centro de la comunidad, se puede apreciar la cúpula color cemento.

En Jaltepec no hay “ninis”

Jaltepec de Candayoc es una comunidad mixe y dice la historia que son los “no conquistados”. Sus habitantes se dedican principalmente al campo: siembran maíz, café, limón, plátano, canela. También cazan en las montañas de los alrededores. Es un paraíso verde que en verano se siente el calor húmedo como en los baños de vapor y los inviernos son generosos.

Algunos jóvenes deciden irse del paraíso para estudiar y otros prefieren salir a la ciudad para buscar empleo. Algunos más emigran ya sea a Estados Unidos o Monterrey, Nuevo León. Los hombres por lo regular se van al “gabacho”, trabajan en la construcción o en los ranchos y las mujeres prefieren ir a Monterrey para poder laborar en casas haciendo la limpieza, cocinando o cuidando a los niños de familias “clasemediaras” o altas.

Cuando un joven cumple 18 años y ya no estudia, está listo para ingresar a la lista de comuneros, lo que implica asumir los cargos que se decidan en la asamblea. Y si a esa edad se queda en Jaltepec y es “nini”, entonces la asamblea le asigna una tarea: la seguridad. Es una forma de mantenerlos ocupados y que sus energías de adolescentes fluyan hacia el servicio comunal.

Una de las tareas es el cumplimiento del “toque de queda”. En esta comunidad nadie, ni la sombra de nadie, puede estar en las calles de tierra, matorrales y lodo después de las 10 de la noche. Si encuentran a algún vago a esas horas, lo encerrarán hasta que amanezca y éste podría pagar una multa de 100 pesos ¿La razón? Para ellos es muy sencilla: ningún habitante tiene nada que estar haciendo a esas horas fuera de casa. Al día siguiente y antes de que alumbre el sol, comienza la jornada laboral y es mejor dormirse temprano. Los habitantes no se rebelan y al quedarse en Jaltepec eligen la vida comunitaria.

Además, en cualquier día franco no hay cantinas abiertas en la madrugada, solamente en los días de las fiestas patronales y a finales del año. Lo que no es impedimento para que en Jaltepec, entre sus habitantes, se consumen miles de cervezas cada mes. No por nada, las dos principales cerveceras de México pelean la exclusividad en el pueblo.

En estos días y desde hace dos años, la autoridad comunal decidió que la cervecera con nombre de emperadores aztecas fuera la única en colocar su producto en las casas y comercios. Sí, casas. Muchas fincas en Jaltepec tienen refrigeradores donde abunda esta bebida, que forma parte de su dieta. A cambio, la empresa da a la comunidad  un millón de pesos al año.

El Ayuuk, ladrillo por ladrillo

Hace más de diez años la asamblea tomó la decisión que marcaría el rumbo de la comunidad. Se arriesgaron. Otorgaron, por decirlo de alguna manera, parte de sus tierras a los jesuitas para fundar y construir una universidad en medio de la “nada”. Esa “nada” que en realidad significa vegetación, montañas, un río, y una comunidad.

Así nació el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA o Ayuuk) y así Jaltepec se convirtió en una comunidad que cuenta con preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y licenciatura. Sus habitantes tienen a unos minutos de casa su centro de estudios.

Su construcción no ha ido a una velocidad ideal, algunos edificios siguen en obra negra. Pero tampoco ha dejado de prestar su servicio.

Pero ¿qué hace una universidad en Jaltepec? Según un diagnóstico de los jesuitas, existieron opiniones respecto a la conciencia de que el acceso a la educación superior aumentaría la calidad de vida, lo cual se une a la fuerte expectativa de que una instituto de educación superior ayudaría al desarrollo de las familias  y comunidades. Lo que se traduce como la “recuperación de la autosuficiencia alimentaria y reducción de los altos niveles de marginación”.

Los estudiantes foráneos del Ayuuk pagan su alimentación —150 pesos al mes por sus tres comidas entre semana—. Otro gasto es la habitación, va de 300 a 400 pesos al mes. Para los jóvenes de Jaltepec o de la región es un opción “real” para continuar con sus estudios. Y también ha significado una fuente de ingresos para la comunidad por la renta de cuartos, transporte, internet y papelería. Aunque “otra” realidad es que por más que exista esta opción educativa, nada asegura que sus jóvenes —o no jóvenes— habitantes se fuguen a la Ciudad para buscar lo que llaman “mejores” oportunidades.

Los que se quedaron están en el segundo piso del edificio central de Jaltepec de Candayoc escuchando a la banda filarmónica. La asamblea ya eligió a la nueva Autoridad y es momento de celebrar con una misa en el templo pequeño, junto a la “Catedral” de Jaltepec. Pero antes de salir a la plaza, un par de comuneros ofrecen mezcal joven y para dar el primer sorbo, ahí se acostumbra a tirar un chorrito al suelo en señal de decirle Tyoskojuy it nääx —gracias tierra—.

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