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Istete, dulce típico de Tepic en peligro extinción

La receta de su elaboración está en manos de una sola familia y piden su difusión

Por: NTX

TEPIC, NAYARIT (14/DIC/2015).- El Istete, dulce típico de Tepic, hecho a base de miel de abeja y otros ingredientes y cuya receta es resguardada por una sola familia, está en riesgo de desaparecer por la falta de apoyos y el desinterés de los nuevos miembros de esta tradición iniciada hace más de 110 años por doña Ramona Ramos Silva.

Héctor Efraín López López, de 32 años, es uno de los tres ''isteteros'' que hay en la ciudad, junto con su hermano Ignacio López López, de 42 años, y su padre, Ignacio López Alatorre de73, originario de Mazatlán, Sinaloa quien desde hace 35 años ejerce el oficio que le enseñó su madre, doña Ramona.

Héctor cuenta que su abuela, desde pequeña y hasta los 96 años, cuando murió por diabetes, se dedicó junto con su esposo Simón López, a la venta de dulces regionales, principalmente en ferias de pueblos, siendo este el oficio que transmitió a sus padres y finalmente a ellos.

''En Tepic, somos sólo tres personas que actualmente hacemos y trabajamos el Istete; lo pueden encontrar en el centro de Tepic, en calles donde ya nos identifican, en la calle Puebla esquina con Hidalgo, en la esquina de la calle Veracruz o el panteón Hidalgo; mi papá se pone desde las cuatro de la tarde y yo por las mañanas'', dijo.

La historia sobre la creación del dulce refiere a que los abuelos de esta familia inventaba nuevas formas o ingredientes para crear caramelos e innovar en las ferias comerciales donde llevaban su vendimia, y fue a partir de una ocurrencia de mezclar materias primas, como resultó este chicloso, que ha dado identidad a Tepic.

Héctor dijo que el nombre inicial del producto era ''Istetetones'', aunque desconoce si el denominativo hace alusión al cerro del Istete, emblemático de la capital del estado; el dulce se vendía por las calles, ofreciéndolo mediante un pregón, por lo que fue necesario recortar el mote y reducirlo a tres sílabas.

''Desconocemos el verdadero motivo porque le pusieron Istete, porque mi abuela era indígena náhuatl y no hablaba la lengua español, mi abuelo no lo dijo, por eso no sabemos bien el significado'' asintió.

El dulce, según su elaborador, es una mezcla de miel de abeja, con nuez, almendra, cacao, leche, limón, y especias; según el entrevistado, por estos ingredientes, el dulce puede aliviar molestias de la tos, enfermedades del pulmón y ayuda a la memoria.

''Es muy bueno para la salud, a parte que puede ser consumible (como postre), sirve para calmar la tos, ya que a la hora de echarle limón, mejora las propiedades de la miel de abeja'' resaltó.

El tiempo de fabricación del dulce, que necesita de al menos tres horas para ello, depende de la estación climatológica, pero debe realizarse a temperaturas templadas o tibias, por ejemplo, en temporadas frías es necesario iniciar alrededor de las 9:00 horas cuando hay un poco de calor, para evitar que se enfríe la mezcla y se dificulte su manejo; en tiempo de calor, hay que hacerlo temprano, para que no se derrita.

Se requiere de mucha condición física para lograr ''punto'' del dulce, y son varias horas, caminamos en pueblos de la ciudad, escuelitas, varios sitios, Xalisco, San Cayetano, La Cantera, una ruta diaria.

El entrevistado aseguró que desde los 15 años aprendió a elaborar el dulce, con la finalidad de ayudar a su padre, y para poder comprar cosas que le gustaban como ropa, zapatos, o para salir con sus amigos.

''Algo que me motivó fue la necesidad de gastar, de llevar dinero a la escuela, me di la tarea de hacer el Istete y cuando menos a partir de eso, siempre traigo dinero en la bolsa'' relató.

La tradición exclusiva de esta familia podría desaparecer al no encontrar eco en las nuevas generaciones, ningún otro de sus parientes se ha interesado por mantener la elaboración de la golosina, sumado a la falta de recursos para darle valor agregado a la producción, para mejorar el negocio.

''Ya no es un negocio remunerador como lo fue años atrás, debido a que han entrado empresas y han fabricado otros dulces con mejor presentación, que es lo que atrae a las personas; también la ciudad ha ido creciendo, nuestros clientes se van, y se va perdiendo también las personas que conocen el dulce'', mencionó.

Los nuevos miembros de la familia, hijos de su hermano Ignacio, jóvenes de 20, 23 y 25 años, no están interesados en aprender el oficio y buscan otras opciones para el sustento; el hijo de Héctor es un bebé, y tiene esperanzas en que para cuando éste crezca, el negocio sea mejor y le interese preservarlo.

La venta del dulce tiene mayor oportunidad en temporadas vacacionales, festivas, o otras cuando arriban a la capital, personas que han sido clientes de la familia y ahora viven en otras localidades o países, como Estados Unidos.

El dulcero destacó que ''muchas personas que viven en México, en Michoacán, así a nivel nacional, nos los piden por kilos o por barras, y nos han pedido enviar a otros países pero ha sido difícil, porque la paquetería nos pide muchos requisitos y resulta muy caro''.

Por ello recomendó que es mejor que quienes quieren se lo lleven en su maleta porque no hay tanto requisito.

Sobre esta situación, cuenta que han buscado el apoyo de las autoridades para darle valor agregado al producto y comercializarlo dentro de las marcas nayaritas, pero no han tenido éxito y a pesar de ser reconocidos entre la población, no han sido tomados en cuenta.

''Queremos apoyo, el caso es que se mantenga la tradición, hemos buscado quién nos ayude a distribuirlo, hacerlo paletas, o se haga un proyecto mejor, exportar o algo, lo hemos intentado, pero nos dicen que sólo hay apoyos para personas con muy escasos recursos'' contó.

Otra situación que afecta al comercio del Istete es que al tratarse de un micronegocio, requiere de mantenerse en sitios públicos para ofrecerlo, y la principal dificultad es el excesivo cobro que realizan las autoridades a la familia, por ''derecho de piso'' en las calles donde ofrecen el producto.

Les piden entre mil 500 pesos y dos mil 500 por pararse en algún sitio donde se instalan ferias comerciales como la del Juguete, o la Feria Nayarit, con una mesita alta, plegable, de escasos 50 centímetros; en la calle, donde se instalan diariamente, les cobran tarifas similares.

El kilo del chicloso cuesta 300 pesos, y las barras de 8 kilos que ofrecen los tres isteteros se acaban en dos días, cada rebanada la venden en 10 pesos y es acompañada por medio limón en un sobre de plástico, para permitir que las personas lo de gusten mezclados.

Héctor López confía en que luego de esta entrevista, puedan surgir propuestas para mantener la existencia del dulce, no sólo por la manufactura, si no que las personas prefieran esta preparación artesanal y la consuman.

''Si lo dejan de consumir, desaparece, también, porque entonces ya no lo piden y ya no se sigue haciendo igual, y sí daríamos a conocer cómo se hace, con tal de que se mantenga y la gente está en su derecho de saber y conocer el dulce para que la tradición no se pierda'' finalizó.

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