Martes, 23 de Abril 2024
Suplementos | En en su más reciente novela, el autor panameño echa un vistazo en la memoria

Carlos Wynter Melo: la serpiente tenía razón

El autor panameño echa un vistazo en la memoria para construir en su más reciente novela, 'Las impuras', una historia que desvela quiénes somos

Por: EL INFORMADOR

'El tema de la memoria me apasiona; en gran medida, somos lo que creemos que somos, inventamos lo que somos'. FACEBOOK /

'El tema de la memoria me apasiona; en gran medida, somos lo que creemos que somos, inventamos lo que somos'. FACEBOOK /

GUADALAJARA, JALISCO (19/JUL/2015).- Una mujer sin memoria encuentra a una relatora de historias a quien solicita le “recuerde” su vida que, en el contexto de la novela “Las impuras” (Editorial Planeta, 2015), del panameño Carlos Wynter Melo, es lo mismo que inventarla o imaginarla; así, esta narración con “componentes claros de mi infancia y lo que yo veía sin comprender, pero que ahora puedo revisar y traerlos a la consciencia”, dice el autor, se convierte en “una historia honesta, que espero les hable a los lectores sobre sí mismos”.

El escritor, que vivió y estudió en Guadalajara en la primera mitad de los noventa, asegura que “para los centroamericanos en general, México es un país con valores que nos ayudan, como la autodeterminación; por eso creo que la cultura mexicana lo que despierta son las ganas de saber sobre uno mismo. A Panamá, por circunstancias especiales, nos marearon un poco con eso de saber quiénes somos y esta novela tiene algo de eso, de tratar de entender, primero a nivel personal, por qué las cosas son como son y, luego, por qué lo son a nivel colectivo”.

El libro es, refiere Wynter Melo, “sin duda, un ejercicio de memoria. La protagonista recibió en préstamos memorias mías, algunas travesuras de mi madre las tomé para el personaje de Cristiana; este esfuerzo se convirtió en un ejercicio de entendimiento, aunque comenzó con la inquietud de una investigación periodística que hacía referencia a las ‘espías’ que trabajaron para Noriega, muchachas relativamente jóvenes cuyos novios fueron soldados gringos”.
En este sentido, detalla, “el tema de la memoria me apasiona; en gran medida, somos lo que creemos que somos, inventamos lo que somos. Panamá surge como país de una manera súbita y, con el canal, se desencadenó una enorme inmigración que superó en breve a los locales, en ese contexto se definía la identidad nacional; la literatura tuvo su papel, pero en un principio se importaban modelos que nada tenían que ver con la realidad, más o menos en los treinta surgió una generación que buscó hacer eso a un lado y explorar el trópico (incluso Torrijos dijo siempre que somos ‘otra cosa’)”.

Por ello, afirma, “yo, por lo menos, ya dejé de pelearme con el hecho de que los gringos estuvieron en Panamá. Estuvieron, dejaron una gran influencia, y somos un país que es hijo de esos momentos. La memoria, en este sentido, depende de cómo la procesamos y la entendemos, y se puede ver también como una ficción”.

Espacios para el lector

El final de la novela se define por el encuentro amoroso y, acerca de esto, Wynter Melo señala que “pensé en él como una reconciliación, por eso me gustó la figura de estas dos mujeres impuras pero, a la vez, muy necesitadas de poderse ver una en la otra. Por otra parte, como vengo del cuento, eso me obligó a ser lo más conciso posible y por ello dejé muchos espacios vacíos para que los lectores pudieran colocar ahí sus emociones; hice uso de múltiples referencias emocionales, pero la cuestión es que al leer alguien se pudiera sentir reflejado en ellas”.

Lo anterior, explica el autor, se manifiesta también en el fraseo concreto y una estructura que, a la manera de un rompecabezas, hizo que “el mayor trabajo” consistiera en hacerla “comprensible, lo más concisa y concreta posible, siguiendo un hilo conductor que fuera la memoria, porque la protagonista busca darle una vida a otra mujer pero, al entrar en contacto con otro personaje, termina confesándose también. Fue un gran esfuerzo armar todos los elementos con lo esencial”.

Fiel a las emociones

Respecto de la tradición literaria de su país, de acuerdo con Wynter Melo “hay mucha invisibilidad sobre lo que pensamos los panameños. Está la mirada del extraño que nos dice ‘Panamá es esto’, pero la literatura no la creábamos nosotros, éramos vistos por otros y no éramos directamente nosotros. Nos distrajimos con muchas cosas. Desde mi perspectiva, hubo momentos de confusión en la república; incluso tratar de hacer del país una nación ‘pura’ —lo que se vincula al título—, pero ¿cómo podía ser eso si somos tan mestizos?”.

Con todo, el narrador refiere que “hubo esfuerzos en contra, por eso admiro a los escritores de la generación de los treinta (la de los vanguardismos), como Rogelio Sinán o Roque Javier Lorenza (este último, injustamente olvidado), a quienes –en cierto modo– considero mis padres. Por eso, creo, mi compromiso como escritor es ser fiel a mis propias emociones”.

Dejarse herir por el mundo

En palabras de Wynter Melo, “estamos en un mar de signficados acerca de lo que debe y no debe ser”, un panorama de inconsistencia que le hace creer “que el valor real de la literatura es convertirse en esa mentira que, como apunta Vargas Llosa, nos dice la verdad”; además, la condición trágica y gloriosa de un escritor “es que no renuncia a la sensibilidad, o se ve forzado a no renunciar a ella. Debe dejarse herir por el mundo; es una herida que sabe que dolerá pero tiene que tocarla porque no sabe lo que es”.

De este modo, conocer el mundo es salir de uno mismo y no regresar, como dice uno de sus personajes, ya que –apunta el escritor– “siempre estamos buscando el paraíso perdido; pero yo siento que era necesario que saliéramos del paraíso, creo que la serpiente tenía razón, que el edén es hermoso porque es el sueño, la inconsciencia”.

Para el narrador es claro, “hay que ensuciarse, no estamos aquí para ser impolutos. Ya con consciencia, podremos regresar como el hijo pródigo; la cuestión es asumir el dolor y ser responsables con ese dolor. La literatura, por sí misma, nos da la posibilidad de entendernos un poco más, de digerir eso que de otro modo nos haría huir o no entenderíamos por completo si no lo escribimos”.

PERFIL

Ingeniero  de la palabra


• Carlos Wynter Melo (Panamá, 1971) es ingeniero industrial egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), es profesor de la Universidad Interamericana (Panamá) y labora en el Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá.

• Ha participado en talleres literarios en Guadalajara y Panamá. Antologado en “Hasta el sol de mañana” (1998), de Enrique Jaramillo Levi, también ha publicado cuentos en la revista Maga (Panamá), en el periódico El Occidental y en la revista Trashumancia (Guadalajara). En 1998 su libro “El escapista” ganó el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones