Jueves, 18 de Abril 2024
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Las misteriosas islas flotantes del Lago Titicaca

El lago no deja de revelar sus secretos para aquellos aventureros dispuestos a explorarlo

Por: EL INFORMADOR

Una bella isla de totora flota sobre las aguas del Lago Titicaca. EL INFORMADOR / P. Fernández

Una bella isla de totora flota sobre las aguas del Lago Titicaca. EL INFORMADOR / P. Fernández

GUADALAJARA, JALISCO (21/JUN/2015).- Los Uros ciertamente son una raza muy especial, tanto por sus costumbres y procedencia, como por su extraña manera de vivir sobre las islas hechas con tallos de totora, que libremente flotan sobre las aguas del Lago Titicaca en América del Sur.

Aunque su origen se pierde en la bruma de su mítica historia, parece ser que sus raíces provienen de la antiquísima tribu de los arawak, anteriores a los incas. Curiosamente, al tratar de hablar de su pasado, envueltos en una extraña confusión y más leyenda que certeza, relatan que supuestamente  por el hecho de que ellos mismos se hacían llamar “hombres del agua”, continuamente padecían el violento asedio de las tribus aledañas, quienes cruelmente les decían que… si ellos eran del agua… en el agua debían de estar: por lo que tuvieron que tomar la decisión de vivir en el seno mismo del enorme lago.

Dada la abundancia de los magníficos tallos flotadores de totora (Scirpus totora) que existen en el lago, la idea de construir con ellos sus ingeniosas islas flotantes, resultó tan práctica que acabaron por forjar también con ellos sus casas y sus habitaciones, incluidos camastros interiores y algo que les sirviera como mobiliario.

Igualmente: para el diario trajinar entre una y otra isla flotante (y ahora para contento del turismo) construyeron las curiosas embarcaciones llamadas “caballitos de totora” (bellísimas por cierto) que están hechas utilizando estratégicos atados de los mismos tallos, siendo más rechonchos los de en medio y los lados, dejando un ingenioso hueco para la carga o el pasajero. Estos atados tan bien forjados, se van adelgazando paulatinamente hacia los extremos de la barca, para terminar en unas puntas muy esbeltas que van mirando al cielo, como si de verdad este fuera su inspiración.  

En las islas, la cámara de flotación está construida usando los mismos tallos, pero ahora incluyendo manojos de sus mismas raíces, que además de darle mayor consistencia, aprovechan que los gases que emana su propia descomposición, curiosamente le agrega un plus al asunto de la flotación. Algunas de las raíces de este macizo son también utilizadas para, de una cierta manera atarse a la maleza del fondo evitando derivar sin rumbo por el lago.

Varias capas de tallos frescos, son periódicamente agregadas a la superficie de la isla, para hacer su piso un poco más aislante, más suave, más parejo y un poco más confortable. Los espacios exteriores diariamente son utilizados (con su debida preparación) para cocinar o hacer reuniones de familia.

 Otro elemento importante que habrá que mencionar, es un pequeño agregado que se hace no muy cercano a la isla, que es utilizado (usando algunos químicos) como letrina familiar.

Este extraño modo de vida y sus singulares costumbres, han hecho que la visita al sui géneris conjunto habitacional flotante y centenario, ubicado en el lado peruano del Lago Titicaca, sea sumamente interesante y atractiva.

Desgraciadamente, el turismo mismo ha hecho que en ocasiones, en algunas de las islas los habitantes tiendan a adoptar poses fingidas y desagradables; repito… “en algunas ocasiones”. Lo demás es muy auténtico y digno de aquilatarlo y prestarle atención. Vale mucho la pena -como siempre- pasar al menos un día con ellos conviviendo, para poder conocer las cuitas y problemáticas de un extraño pueblo que vive flotando en el agua.

Al terminar de escribir este último párrafo me vino a la mente aquel pensamiento que asegura que… “El progreso es la facultad humana de complicar las cosas…” (?)

Y…  si con esta narración pudimos viajar hasta este singular lugar que aún existe en el maravilloso mundo en que vivimos… ¡“Carpe diem”! ¡“gócenlo”!.

Y si me escriben a pfs@telmexmail.com.mx también yo gozaré con sus comentarios… ¿Sale?

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