Viernes, 19 de Abril 2024
Suplementos | Jesús llama a todos los hombres y manda a una convivencia amorosa

Cristo es modelo perfecto de la verdadera alegría porque todo en Él es amor

Jesús llama a todos los hombres y manda a una convivencia amorosa

Por: EL INFORMADOR

Restituir la misión de la madre, valorarla y obedecerla es comenzar el verdadero rescate de toda la sociedad. ESPECIAL / Veva's Home - Katie Berggren

Restituir la misión de la madre, valorarla y obedecerla es comenzar el verdadero rescate de toda la sociedad. ESPECIAL / Veva's Home - Katie Berggren

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA:

Hechos de los Apóstoles 10, 25-26.34-35.44-48

“Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”.

SEGUNDA LECTURA:

Primera Carta de San Juan 4, 7-10

“Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”.

EVANGELIO:

San Juan 15, 9-17

“Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.

GUADALAJARA, JALISCO (10/MAY/2015).- Como en una triste despedida, Cristo les dice: “Yo los he amado a ustedes como mi Padre me ama a Mí, permanezcan en mi amor. El amor del Padre es infinito, inmenso, para siempre. Con ese amor, con el amor que procede de Dios y lleva a Dios, así ámense unos a otros”.

El amor que Cristo pide a los cristianos es un amor teologal, cuando se ama con amor de benevolencia, como lo llama Santo Tomás de Aquino.

Es el amor con el que se busca y pretende el bien de la persona a quien se ama.

Cristo es modelo perfecto de la verdadera alegría, porque todo en Él es amor. La tristeza es muchas veces un egoísmo tenaz, un afán desmedido de dinero, de poder, de placer, y cuando quienes los buscan no los tienen en la medida en que los apetecen, caen en tristeza.

La tristeza enfermiza es siempre egoísmo. El que ama está alegre y comparte la alegría a otros. Vivir el Evangelio es requerimiento de Cristo y alegría es haberlo encontrado, porque Él es camino, verdad y vida. Así, alegres, quiere el Señor a sus seguidores.

“Ustedes no me escogieron a mí, yo soy quien los ha escogido a ustedes”. En estas palabras, sabiduría divina, está el misterio de toda vocación. Vocación es una palabra que significa llamado a la fe, a la vida cristiana, al matrimonio, a la vida religiosa, al sacerdocio ministerial. Son distintos llamamientos y es siempre Cristo quien llama y escoge.

Los buscó, los atrajo, los llamó. Tres años fueron y volvieron por los pueblos, las colinas y el lago en la Región de Judea, de Galilea y de Samaria.

Atentos escucharon las muchas veces que al abrir sus labios brotaba la sabiduría divina en el anuncio de la buena nueva. Testigos fueron de los hechos prodigiosos con que probaba que Él era el Mesías, el anunciado por los profetas, el esperado por las naciones.

José Rosario Ramírez M.

Madre

La madre, dando la vida, ocupa un puesto distinguido en la existencia ordinaria de los hombres y también en la historia de la salvación.

La madre que da la vida debe ser amada, pero el amor que se le tiene debe también transfigurarse, a veces hasta el sacrificio, a ejemplo de Jesús.

Adán al llamar a su mujer Eva, significa su vocación de madre de todos los vivientes. La mujer, una vez que se sabe madre, salta de júbilo y por don tan maravilloso y entrega total, debe ser respetada por sus hijos, y admirada y cuidada por la sociedad. Atentar contra la madre es atentar contra la vida misma. Y la mejor manera de manifestar el amor que se le debe es a través del respeto y la escucha para seguir sus instrucciones.

El texto bíblico en el que Jesús cuestiona: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" No es porque desconozca su verdadera grandeza, por el contrario, la revela desde la fe, y la ensalza a un nivel superior, señalándola como la fiel por excelencia, porque escucha la palabra de Dios y la pone en práctica, así como los hijos se deben a los padres, así ella se debe a Dios.

La misión de toda madre es tan admirable que el Hijo de Dios, hecho Hijo de la Virgen Madre, aprendió a orar conforme a su corazón de madre. Es la madre la que instruye a los hijos y los dispone a la sociedad desde la familia. Menospreciar su misión es denigrar a la sociedad entera; restituir la misión de la madre y valorar, pero sobre todo obedecerla, es comenzar el verdadero rescate de toda la sociedad.

Cristo y su Madre son inseparables: entre ellos hay una estrecha relación, como la hay entre cada niño y su madre. La carne de Cristo, que es el eje de la salvación, se ha tejido en el vientre de María. Esa inseparabilidad encuentra también su expresión en el hecho de que María, elegida para ser la Madre del Redentor, ha compartido íntimamente toda su misión, permaneciendo junto a su hijo hasta el final, en el Calvario.

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