Cuatrocientos años de tradición en Atengo

GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2015).- En 1615 surgió una tradición que hasta el día de hoy ha soportado el paso inexorable de los años, de los siglos. Costumbre que a pesar de todo lo que supone la vivencia de 400 años, hoy se experimenta con toda la fuerza de una fe encarnada, en un pueblo creyente.

La historia dice que a tan sólo 17 años de aquel bendito día en que Fray Diego Serrano dejara la hermosa imagen en el pueblo de Atengo, esta peregrina señora ya visitaba el noble pueblo de Tenamaxtlán. Cabe señalar que estas visitas no siempre se realizaron en los mismos tiempos que hoy en día, ni con la misma duración y finalidad; en sus inicios lo hizo con el fin de colectar donativos para la construcción de su santuario, después para calmar las pestes que diezmaron mucho esta población, también lo hizo  por motivos de escasez de agua durante el temporal de lluvias.

Por tradición oral de nuestros antepasados, se sabe que fue a principios del siglo XIX  cuando esta visita de la virgen, se instauró para un día antes de la Fiesta del Jueves de Corpus. Posteriormente la Iglesia cambió esta solemnidad para celebrarse en domingo y el traslado de la imagen se realizaba el sábado anterior. Más tarde, a Iglesia regresó la celebración al jueves y la llevada de la imagen se quedó en sábado, por ser un día de descanso para muchos devotos y poder acompañarla en este peregrinar.

Siguiendo con respeto las disposiciones de esta antigua costumbre, cada año, el sábado siguiente a la festividad  de “El Cuerpo y la Sangre de Cristo “(Corpus Cristi) la imagen original de la Santísima Virgen de Atengo es llevada en peregrinación, cargada en hombros, a realizar su tradicional visita al vecino pueblo de Tenamaxtlán. Después de visitar sus hogares,  sus comunidades y sus campos en su imagen peregrina, la soberana reina retorna triunfalmente a su Basílica de Atengo el día 30 de agosto, tal como lo señala esta tradición. Para tal evento se organiza una impresionante Romería, la cual —por sus peculiares características— se ha consolidado hoy por hoy en una de las más antiguas de toda América.

Este 2015 se cumplen ya 400 años de llevar a cabo, año tras año, con marcada devoción, esta costumbre y tradición ancestral, considerada por su carga histórica de cuatro siglos como Patrimonio y Legado Religioso, Cultural e Histórico del Estado de Jalisco. Esta citada visita sólo se interrumpió durante la Guerra Cristera (1926-1928), debido al conflicto entre la Iglesia y el Estado, por estar prohibida toda manifestación de culto católico.

Para este año, el traslado de la santísima virgen de Atengo se realizará el sábado 6 de junio, despidiéndola con la celebración de la Eucaristía en su Basílica de Atengo, a las 06:00 de la mañana, después de lo cual se iniciará inmediatamente la procesión rumbo a Tenamaxtlán,  que en este año celebrará con especial esplendor y magnificencia estos cuatro siglos de visitas.

Citando los antecedentes y documentos históricos que respaldan esta celebración de 400 años, se transcribe a continuación el siguiente texto referente a un litigio del empeño de unas tierras a los naturales del pueblo de Atengo, por parte de los Naturales de Tenamaxtlán, donde se afirma que ya en 1615 existía a la orilla de este pueblo, una capilla donde era recibida la imagen peregrina: “Hoy 28 de marzo de 1615. Hasta este día, se acabaron de mudar los muchos muebles, aunque con alguna dificultad, cercano a este pueblo como consta de una cerca de piedra, nueva fábrica de capilla colocada en ella, la Imagen Peregrina, por la buena devoción que tiene este Pueblo, así como les prometí a dichos Señores de  Atengo en mi juzgado de Tenamaxtlán” (Diego Jiménez, página 367).

El historiador Luis Enrique Orozco, cuando escribió la historia de Nuestra Señora de la Natividad en el año 1954, después de analizar el texto anterior concluye: “Con los favores que empezó a derramar la Santísima Virgen desde la llegada de su imagen entre los naturales de Atengo, estos le fueron tomando afecto y devoción que traspasó los límites de Atengo y se extendió hasta Tenamaxtlán, porque ya en el año 1615 había en la orilla del Pueblo de Tenamaxtlán una capilla donde era recibida la Virgen de  Atengo que andaba de ‘Peregrina’. Tal vez colectando limosnas para la construcción de su Santuario como entonces se acostumbraba”.

Del texto de Diego Jiménez se deduce que probablemente esta tradición se remonte a más años de antigüedad, sólo que el único documento que hace referencia y que menciona este suceso, está fechado el 28 de marzo de 1615, ya que para estas fechas, el culto hacia esta bendita imagen estaba tan arraigado entre los naturales de Atengo y Tenamaxtlán, que los segundos al no tener aún su templo, le edificaron a orillas de este pueblo una sencilla y humilde capilla donde recibían a la peregrina señora.

La construcción del Templo de Santo Santiago Apóstol concluyó en el año de 1616, en cambio el santuario de Atengo se terminó en año de 1699 y fue dedicado a Nuestra Señora de la Natividad, esculpiendo su sagrada efigie en la trabe de piedra del pórtico de la entrada principal.

Una antigua señora

Desde su génesis, esta hermosa escultura de la madre de Dios fue conocida y venerada en su misterio de la Limpia Concepción de Ntra. Sra., por llevar las manos juntas ante el pecho, característica singular de esta advocación Mariana, por consiguiente su fiesta se celebraba el 8 de diciembre.

Es hasta el año de 1662 en que Atengo quedó como pueblo de visita del Convento de  Santo Santiago Apóstol de Tenamaxtlán, y de allí salían los frailes a administrar los sacramentos y a celebrar misa.

Existiendo también en Tenamaxtlán,  la Cofradía de la Limpia Concepción, los sacerdotes del clero secular no podían celebrar simultáneamente la fiesta el  8 de diciembre en ambos poblados, razón por la cual las autoridades religiosas decidieron cambiar la fiesta en Atengo, que en ese tiempo era Capellanía, para el 8 de septiembre, fecha en la que la Iglesia celebra La Natividad de la santísima virgen María; así la virgen de Atengo tomó el nombre de “Nuestra Señora de la Natividad”.

A 137 años de este suceso, en el año de 1799, se hace un inventario del templo de Tenamaxtlán, estando ahí de visita la bendita imagen de la virgen de Atengo, y en dicho documento ya se le menciona con ese título, pues al referirse a ella dice: “…en otra repisa está Nuestra Señora de la Natividad, de bulto, muy linda, con su ropaje de la propia madera”.

De este importante documento se obtienen tres conclusiones:

1.- Desde el año 1662, la imagen de la virgen fue llamada y conocida con el título de Nuestra Señora de la Natividad.

2.-Queda también patentada la tradicional visita de Nuestra Señora de la Natividad al vecino pueblo de Tenamaxtlán.

3.- Esta sagrada escultura fue venerada sin ropajes sobrepuestos por más de dos siglos y medio, pues en el inventario citado anteriormente, al hacer mención de ella la describe así: “de bulto, muy linda, con su ropaje de la propia madera.”

Por sus rasgos y características, la imagen que nos dejó Fray Diego Serrano es una obra hecha alrededor de los años 1520-1530, cuya escultura en los siglos XVI, XVII y XVIII, no necesitaba vestuarios de tela como hoy, ya que era una imagen esculpida, tallada y estofada. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, debido al maltrato y deterioro que había sufrido, se pensó en hacerle algunas modificaciones y adaptaciones a la misma, para poder vestirla con ricas telas y de esta manera, disimular el notable desgaste que la acción del tiempo había causado en ésta bendita obra de arte sacro. Por ésta razón en el transcurso de los dos últimos siglos, Nuestra Señora de la Natividad ha tenido varios cambios en la manera de vestir de acuerdo a los estilos de cada época.