Viernes, 26 de Abril 2024
Suplementos | La Cuaresma es tiempo de encuentro con nosotros mismos y con Dios

Eres polvo y en polvo te convertirás

La Cuaresma es tiempo de encuentro con nosotros mismos y con Dios; de comprender qué somos y hacia dónde vamos

Por: EL INFORMADOR

Conviértete y cree en el Evangelio. ESPECIAL /

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LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA:

Génesis 9, 8-15

“Hago un pacto con ustedes: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la Tierra”.

SEGUNDA LECTURA:

Primera Carta de San Pedro 3, 18-22

“Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios”.

EVANGELIO:

San Marcos 1, 12-15


“El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto 40 días, dejándose tentar por Satanás”.

GUADALAJARA, JALISCO (22/FEB/2015).-
Desde el miércoles pasado, ya con la ceniza en la frente y en el espíritu el pensamiento: “Recuerda hombre que eres polvo y en polvo te convertirás”, dio principio el tiempo fuerte llamado Cuaresma.

La Cuaresma toma su nombre de los 40 días de preparación para la Semana Mayor y singularmente para el día festivo, solemne, del triunfo del Señor.

Fundamentalmente tiene un sentido: conversión; y para que llegue la gracia de la conversión, primero está la atención.

La indiferencia de los cristianos es uno de los más grandes problemas de la Iglesia del siglo XXI.

La Cuaresma llama, invita a los cristianos a un cambio de actitud; a un planteamiento distinto, serio, con la mirada puesta en Cristo, de quien el cristiano no debe ser un simple admirador, sino un fiel seguidor.

Antes y como preámbulo, como preparación a sus tres años de vida pública, Jesús voluntariamente se retiró 40 días y 40 noches al desierto.

Silencio, soledad, sol inclemente, tierra, arena y nada más.

La fuga de muchos los viernes a mediodía, es frecuente en las ciudades. Las aglomeraciones, las prisas, las estridencias y los desasosiegos enferman y cansan.

Es un espectáculo triste contemplar a las multitudes en un estadio, perdida la conciencia de la misma persona, confundidas en una masa informe, gritan, ofenden a una sola voz con un lenguaje soez, tal vez sin entender lo que dicen y sin atreverse a decir lo mismo aparte y a solas.

Cuando los jóvenes —siempre los más indefensos— son bombardeados continuamente por una publicidad que los manipula y una televisión que los enajena, urge invitarlos a que sepan retirarse, para encontrarse a sí mismos y encontrar a Cristo.

Una de las grandes figuras del Renacimiento —el siglo de oro de las letras hispanas— Fray Luis de León, maestro insigne en la famosa Universidad de Salamanca, España, escribió así en un poema titulado “vida retirada”:

“Vivir quiero conmigo;
Gozar quiero del bien
Que debo al Cielo,
A solas, sin testigo,
Libre de amor, de celo,
De odio, de esperanzas,
De recelo”.

Mas no se trata de estar en una egoísta soledad, sino de establecer un medio reservado para oír la voz de Dios, para entablar el diálogo, para crecer en el amor a Dios, principio, medio y fin de toda existencia.

Cuaresma es tiempo de ser más cristiano, Cuaresma es tiempo de buscar el silencio y la soledad, para encontrarse cada uno a sí mismo y para encontrar a Cristo.

José Rosario Ramírez M.

Un tiempo de renovación

Esta Cuaresma 2015 pone su atención en el tema de la alianza y en el misterio pascual de Cristo. Como una invitación a descubrir a Cristo, que en su misterio pascual se ofrece en sacrificio para nuestra salvación, para renovar la alianza, para hacerla “nueva y eterna”.

Primer domingo: en el relato de las tentaciones se atiende a la lucha que Jesús afronta contra el mal, hasta vencerlo con su muerte y resurrección (Evangelio). Ya tuvo que luchar Noé, optando decididamente por Dios; fue salvado y pactó una alianza con el Señor (primera lectura): todo esto constituye un anuncio bautismal (segunda lectura).

Segundo domingo: el Padre toma la iniciativa. En el misterio de la transfiguración, que revela el misterio de la cruz, el Padre proclama a Jesús su Hijo (Evangelio); no le evita la muerte (segunda lectura) y nos lo entrega, como Abraham, que ofreció en sacrificio a Dios a su hijo mismo, revela haber aceptado el designio del Padre para convertirse en el templo donde se ofrece el nuevo sacrificio por nuestra salvación.

Tercer domingo: Jesús crucificado (segunda lectura) es, en su cuerpo, el nuevo templo destruido y reedificado (Evangelio); su acontecimiento pascual es sabiduría y potencia de Dios (segunda lectura), que lleva al cumplimiento de la antigua Ley (primera lectura).

Cuarto domingo: la vuelta del destierro (primera lectura) y la liberación del pecado (segunda lectura) son la salvación que Cristo exaltado en la cruz, como la serpiente en el desierto, lleva a todos los hombres: su juicio es la salvación (Evangelio).

Quinto domingo: Jesús, con su obediencia hasta la cruz (segunda lectura), es el grano de trigo; cae en tierra, muere y da mucho fruto; es glorificado (Evangelio); en él se pacta la alianza que libera del pecado (primera lectura).

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