Viernes, 29 de Marzo 2024
Suplementos | Desarrollar los dones que Dios nos ha otorgado es garantía de recompensas mayores

'… Te confiaré cosas de mucho valor'

Desarrollar los dones que Dios nos ha otorgado es garantía de recompensas mayores en el Cielo

Por: EL INFORMADOR

Los talentos que recibimos de Dios deben ser traducidos en bienes para toda la sociedad. EL INFORMADOR  /

Los talentos que recibimos de Dios deben ser traducidos en bienes para toda la sociedad. EL INFORMADOR /

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA:

Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

“Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre”.

SEGUNDA LECTURA:

Primera de San Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6

“No durmamos como los demás, sino estemos despiertos y vigilantes”.

EVANGELIO:

San Mateo 25, 14-30

“Porque has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor”.

GUADALAJARA, JALISCO (16/NOV/2014).
- El año litúrgico de la Iglesia está tocando el final. Hoy es el  penúltimo domingo; con la solemnidad de Cristo Rey, el próximo domingo culmina este año, que fue con el ciclo A, un recorrido en el culto divino guiados principalmente por el Evangelio de San Mateo, aquel recaudador de impuestos que ante el imperio de la voz de Cristo dejó su pasado y fue el discípulo atento y fiel.

El mensaje en este domingo es escatológico. Esta palabra derivada del griego significa final; es decir muerte y juicio, y está dentro de una sencilla parábola, como siempre, para hacer mas fácil y comprensible el profundo misterio de la tercera venida de Cristo, en la que, como juez justo, pide cuentas de una vida al final.

El Reino de los Cielos se parece a un hombre que, como iba a salir de viaje, llamó a tres de sus servidores y les entregó a uno cinco talentos, a otro dos y al tercero uno, según su capacidad y se fue.

A su retorno quería no sólo el capital que les confió, sino lo que hubieran ganado trabajando, negociando con ese dinero.

La palabra talento designa una moneda imaginaria de los griegos y de los romanos, que equivalía a 60 minas en Grecia y 100 ases en Roma.

En el sentido general, talento es el conjunto de dotes naturales o sobrenaturales con que Dios capacita a cada persona, para su bien personal, de su familia y de la sociedad en que ha de actuar.

Regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Con un rostro resplandeciente de felicidad y con 10 talentos el primero de sus siervos, y con cuatro el segundo, se acercaron a su Señor. Felicitación calurosa y premio, hubo para los dos; a cada uno le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Entra a formar parte de la alegría de tu Señor… te confiaré cosas de mucho valor”.

El tercero entregó el talento recibido: no lo perdió, no se quedó con él, por eso no fructificó. La decisión de su Señor fue: “ A este hombre inútil échenlo fuera”.

El sentido profundo de esta parábola es que cada uno, por sí mismo, en este lapso temporal llamado vida, tiene que dar frutos de buenas obras. Quien dice que ama y no da, no es amor; quien dice que ama y no se da, no es amor.

Educar para el deber parece un tema olvidado. Que llegue a usted al final, pero con  las manos colmadas.

José Rosario Ramírez M.

La alegría del dar


La parábola de los talentos nos invita a reflexionar sobre la relación entre cómo empleamos los dones recibidos de Dios y su retorno, cuando nos preguntará cómo los hemos aprovechado (cf. Mt 25, 14-30).

Nos encontramos en el tiempo de la espera del retorno de Señor; en el tiempo de la acción, de poner a trabajar y rendir los talentos que éste nos ha dado. No para nosotros mismos, sino para Él, para la Iglesia, para los demás; el tiempo en el cual busquemos, basados en el trabajo individual y la mutua colaboración, hacer que crezca el bien en el mundo.

Hoy que vivimos en medio de una crisis, es importante no cerrarnos en nosotros mismos, enterrando el propio talento, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino atrevernos a abrirnos, ser solidarios, estar atentos a las necesidades del otro.

¿Hemos pensado alguna vez en los talentos que Dios nos ha dado? ¿Hemos pensado cómo ponerlos al servicio de los demás? ¡No enterremos nuestros talentos! Atrevámonos a apostarlo todo por ideales grandes, esos ideales que ensanchan el corazón, los ideales de servicio que harán fecundos nuestros talentos. La vida no se nos ha dado para que la conservemos celosamente para nosotros mismos, sino que se nos ha dado para que la entreguemos, la pongamos al servicio de los demás.

¿Qué sucedería si todos los habitantes de nuestra nación nos atreviéramos a poner a trabajar nuestros talentos para el bien de todos? Pongamos al servicio de los demás los dones y recursos que se nos han dado, para construir redes de desarrollo, donde lo más importante sea el compartir y no el competir. Aprovechemos al máximo el tiempo de la acción que Dios nos ha dado, seamos responsables con lo que el Señor nos ha confiado para llegar a su encuentro, no tengamos miedo de realizar cosas grandes.

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