Jueves, 25 de Abril 2024
Suplementos | Una estrella que saltó de los barrios populares de Guadalajara

El reconocimiento nace de la gente: Tony Camargo

Una estrella nacida en los barrios populares de Guadalajara, sitios de su inspiración musical

Por: EL INFORMADOR

Tony Camargo es uno de los mayores exponentes  de la música tropical a nivel continental. EL INFORMADOR / E. Flores

Tony Camargo es uno de los mayores exponentes de la música tropical a nivel continental. EL INFORMADOR / E. Flores

GUADALAJARA, JALISCO (28/SEP/2014).- Más de una versión existe acerca de la vida de Tony Camargo cuando niño, en el popular barrio tapatío de San Juan de Dios, pero es el propio músico quien zanja la discusión: “La verdad es que yo nací aquí y, con dos años de edad, mi papá y mi mamá me llevaron al Distrito Federal. Ellos cantaban en lo que se llaman carpas, donde trabajaban entre 15 y 20 personas, algunos casados ya y con hijos; ahí, mientras uno cantaba, otro prendía las luces, otro recogía boletos o levantaba telones; así era la vida”.

Así fue el entorno para quien llegaría a convertirse en una de las mayores estrellas de la música tropical a nivel continental, un intérprete de voz y cualidades escénicas particulares que se manifestaron desde su niñez; “a los siete años más o menos, empecé a cantar en fiestas de cumpleaños y eso. Artísticamente, más tarde me metí a un conjunto, con lo que me inicié en la música tropical y, luego, vino la oportunidad con las orquestas y la fortuna de grabar”.

Vital y entusiasta a sus casi 90 años, el músico reconoce que triunfar “siempre ha sido un poco difícil”, pero tiene su propia idea sobre cómo se llega al éxito, “por supuesto, hay quienes tienen muchas amistades, en eso se apoyan y van para arriba luego luego. Habemos otros que tenemos la mala suerte de no tener amistades, cuates ni nada de eso, y tenemos que luchar y abrirnos paso a como dé lugar”.

Pero esa determinación no estuvo exenta de bienaventuranza: “Tuve la fortuna de tener un poco de estilo, de voz que le gustaba al público; y también suerte de grabar, años después, El año viejo —que tuvo gran éxito—. Cuando cantaba, a la gente le gustaba, y así empecé a chambear con los conjuntos para ganarme la vida”.

El encuentro del bárbaro y el sonero mayor


Lejos estaba Tony Camargo de imaginar hasta dónde lo llevaría su calidad como artista, no sólo aquí, sino fuera del país; prueba de ello son las legendarias grabaciones que hizo al lado del “Bárbaro del Ritmo”, el cubano Benny Moré, quien —cuenta el jalisciense— “vino a México con el Trío Matamoros en milnovecientoscuarentaitantos, llegó con el trío —como dicen los peloteros— de ‘utility’; cuando el señor Miguel (Matamoros) se cansaba, él entraba de emergente. Terminando sus actuaciones, el trío regresó a Cuba y Moré se quedó aquí”.

Refiere el cantante que Moré “entró con Arturo Núñez a trabajar. Yo estaba con Chucho Rodríguez y lo conocí, era buen elemento. No nos llevábamos. Pasó tiempo y él se acomodó con Pérez Prado y Rafael de Paz; y entonces yo tuve suerte de entrar a cantar con Marciano Mercerón y con Chucho Rodríguez”.

De este modo, recuerda, “la vida nos unió y, en la orquesta de Rodríguez, aprendí algunos de sus números como Esta noche corazón, Sin razón ni justicia o Qué más puedo pedir; así, la fortuna quiso que grabara las dos primeras con Moré, para la RCA Víctor. Pero con otros compositores como Pepe Rivero, fui el primero en grabar canciones como A Tabasco, Mercado de Villahermosa, El Rucurrucu, Timbal y güiro y muchas otras”.

Lo que no ha llegado nunca


Con todo, su pródiga carrera no deja de tener puntos agridulces; sostiene que “hay a quienes los han premiado y reconocido como introductores del merengue en México, pero años antes yo había grabado El negrito del Batey con la orquesta de Rafael de Paz”, algo que no se le reconoce hoy día aunque, dice, “el crédito, finalmente, se lo hace uno; pero un disco, de losa, barro, lodo o lo que sea, nunca me ha tocado”.
Lo anterior, ironiza, podría deberse a las “bajas ventas” de canciones como El año viejo, que por décadas se ha cantado y ha vendido millones de discos, por lo que “nunca me tocó un premio ni nada. Tan fácil que les dan a otros discos de brillantes o no sé qué. A mí nunca y me aguanto, porque la mayor fortuna es que sigan comprando mis discos y escuchándome. Dios me ha socorrido siempre, creo que sigo cantando igual, tengo 88 años y hay quienes dicen que conservo la misma vitalidad de cuando empecé”.

Lo que nace de la gente

En estos términos, no le falta razón, su vigor es notable y no ha dejado de trabajar; sin embargo, aclara, “me acabo de jubilar, pero hasta hace poquito estaba todavía en activo, cantando jaranas, boleros y guarachas, todo lo nuestro de por allá; ahora le dicen ‘salsa’, pero a mí me encantan esos ritmos, porque tienen vida y hacen mover a la gente”.

Hasta hace poco, cantaba con la orquesta jaranera del Ayuntamiento de Mérida y, detalla, “me retiré hace cuatro o cinco meses; pero sigo trabajando”, algo que no deja de provocarle ciertos nervios, pues “yo le tengo mucho miedo al público, por eso me gusta que los espectáculos sean con muchas luces y eso, para que no se pueda ver al frente”.

Pero, después de todo, es “cuando me hacen el favor de darme unos aplausos, bueno, ahí es cuando da satisfacción” y, esa forma de reconocimiento de la gente, confiesa, “me da un poco de pena, y no creo merecerlo, pero nace de las personas, como el aplauso”; al final, por más que la música reciba distintos nombres, del género tropical opina que “lo principal es que le gusta a la gente y de eso vive uno”.

Reconocimiento de sus paisanos

Nunca ha dejado de ser un hombre de familia, hoy día, su esposa, Gilda Guadalupe González, es “mi brazo derecho”, destaca: “Llevamos más de 40 años de casados y ella es quien se encarga de aquellos detalles que a mí se me pasan; está al frente de todo”.

A esto puede agregarse su obsesión por el estilo y la presentación impecable, porque —acusa— “estoy en contra de los jovencitos que suben a un escenario sin rasurarse y con la ropa desgarrada; es su gusto y quizá es en lo que radica su golpe artístico. A mí nunca me gustó eso; procuré que la gente me viera limpio siempre”, aunque no deja de reconocer que “eso es cosa del público también”.

Finalmente, tras recibir el pasado jueves un homenaje por parte del Ayuntamiento tapatío, Camargo señala que “estos papelitos no me interesan ni me interesa la conducta de la gente; lo que a mí me importa es el cariño y el aplauso del público; para eso vivo, para sostener la vida que llevo y para los míos. Eso sí, agradezco de mucho corazón a las autoridades por tomarse tiempo de sus otras actividades para darme este presente, sobre todo porque —en este caso— se trata de mis paisanos. Tengo muchos reconocimietnos y la satisfacción viene de quién los concede”.

GRAN FIGURA

Con un amplio bagaje musical, refiere Triana, Camargo merece “un reconocimiento más grande antes de que muera; porque no es justo que suceda algo como lo que pasó con El Jarocho, Nico Tavares o Mike Laure, que cuando fallecieron, pocos se enteraron”.

De acuerdo con el comunicador, “se debe revalorar la parte musical que nos legó esa gente, de modo que las nuevas generaciones lo tengan presente”; así, bastaría citar una canción como El año viejo que, en palabras de Triana, “es una piedra angular en la música tropical de Latinoamérica; Camargo la oyó en un viaje por Venezuela y quiso grabarla, es de un compositor colombiano y, por mucho tiempo, la gente de otros países creyó que Camargo era de Colombia”.

Así, las instituciones, dice el promotor, “deberían voltear hacia lo que nos han dejado, especialmente en Jalisco, las grandes figuras de la cultura popular”.

EL DATO

Vida y obra de Tony Camargo

Nacido en 1926 en Guadalajara, Tony Camargo tuvo como padres a dos cantantes de profesión: Manuel Camargo y Guadalupe Carrasco. Por su trayectoria, Tony Camargo ha sido elevado al nivel de artistas como el cubano Benny Moré “El bárbaro del ritmo”. Además, trabajó con personajes como Agustín Lara, María Victoria, entre otros. Su mayor éxito interpretativo es “El año viejo”, compuesto por el colombiano Crescencio Salcedo.

Para el promotor cultural y comunicador Jorge Triana —quien conduce para Red Radio UdeG el programa sabatino “La Rockola Arrabalera”—, Tony Camargo es una leyenda viva, “uno de los pocos músicos que han sido reconocidos, y no en el país solamente, sino a nivel continental, por su gran voz, por haber trascendido en el ámbito de la música popular”.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones