Sábado, 20 de Abril 2024
Suplementos | La hojarasca juega a lo largo de su tranquilo lecho

Arroyo Tepatitlán

En su cause se observan troncos, ramas y hojas, que juegan a lo largo de su tranquilo lecho

Por: EL INFORMADOR

Belleza. El arroyo de Tepatitán, una de las maravillas naturales que ofrece Jalisco.  /

Belleza. El arroyo de Tepatitán, una de las maravillas naturales que ofrece Jalisco. /

GUADALAJARA, JALISCO (25/MAY/2014).- Al Oeste del cerro Pelón, nacen varios arroyuelos que se van juntando con gracia para formar el bonito arroyo Las Barrosas, a los 2,00 metros de altura, luego de pasar Acahuales, lo engruesa el arroyo La Cebadilla y después de La Esperanza, alimenta la presa Carretas, al salir de la compuerta o del rebosadero, el arroyo toma el nombre de “Tepatitlán”, que bordea la población de igual nombre a los 1,800 m., para continuar con rumbo Suroeste, donde se le suman los arroyos: Los Patos y San Pablo, más adelante pasa por la pintoresca hacienda Lagunillas de Franco (1,750 m.).

Enseguida se le anexan los arroyos: Seco y El Jaral. Al acercarse a El Bañadero llena la larga presa llamada, Lagunillas. En su costado Norte, comparte el entorno la presa El Carricillo, que nutren los arroyos: Las Comparanas y El Capadero, nombre que toma de la fabulosa estancia que sacia. Y hablando de saciar, un acueducto sale de la presa Lagunillas al poblado de Acatic. De la presa, el arroyo Tepatitlán, es recibido por añejos compañeros, hermosos sabinos, que lo acompañan en su fantástico serpentear. Enseguida de varios potreros se acerca a El Salto, donde realiza una espectacular cascada, para después desembocar en el atractivo río Verde.     

Luego de admirar el río Verde en el rancho San Joaquín, regresé a Corral Falso. José Antonio Gutiérrez citó: “Los liberales lograron el triunfo contra Santa Anna y comenzaron a introducir profundas reformas; paralelamente a la elaboración de una nueva Constitución surgieron algunas leyes que conformarían el cuerpo de las llamadas Leyes de Reforma. Unos ejemplos; la del 25 de junio de 1856, decretaría la desamortización de los bienes eclesiásticos. Esta ley despojaba a la Iglesia de la totalidad de sus propiedades, en Acatic fue expropiado el rancho Corral Falso, propiedad de la Cofradía de la Concepción”.

Después continué para Acatic, pasando La Nopalera fui sorprendido por el arroyo Tepatitlán, embellecido por gruesos sabinos, caminé por sus veras para observarlo, troncos, ramas y hojas espejeaban en el quieto lecho, que apenas se movía, uno que otro sauce contrastaba con el follaje de los sabinos.

Las orillas verdes estaban salpicadas por preciosas flores blancas con lila, cada tallo con un ramillete. Había sabinos con cinco troncos que se anudaban formando uno, otros mostraban sus curveadas raíces, que bajaban al lecho. Mis pasos los escucharon patos, que levantaban vuelo y graznaban. Continué mi andar y el sendero fue sombreado por la alameda de La Cofradía.

Al llegar a Acatic, me dirigí a la Colonia de los Maestros, para mirar la sensacional presa Lagunillas, angosta y muy larga, rompiendo su longitud con hechizantes serpenteos, gallaretas y patos nadaban felices. Posteriormente aprecié la bizarra presa El Carricillo, animada por huizaches y ganado en su contorno, al Norte, una arboleda delataba a El Capadero y al fondo se dejaba ver la silueta del cerro El Mirador.

Al salir de Acatic, me cautivó un cordón de sabinos que acariciaba el arroyo Tepatitlán, para pronto me acerqué emocionado a aquel cordón, que zigzagueaba acorde al arroyo, que ha formado una zanja de más de dos metros, en algunos puntos alcanza los tres, con suaves pendiente o cortes verticales.

El cauce iniciaba transparente, pero al recibir unas descargas lo turbaban. Se reflejaban los añejos sauces en el espejo, que se tornaba azul o verde, dependiendo de la luz que se filtraba en el espeso follaje, los fresnos aportaban su sombra y frescura, en unos tramos el follaje se imponía, oscureciendo el caudal, me senté en un bordo a contemplar el bello arroyo.

Por 1865, Albino Lomelí escribió: “Ríos. El que hace su travesía a orillas de ese lugar (Acatic) se conoce con el nombre de S. Francisco de Tepatitlán, corre de Oriente a Poniente; y haciendo una vuelta hacia el Norte desemboca en la barranca del río Verde, allí se deja ver un hermoso salto de un descenso de 15 varas”.

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Para llegar

Acatic se encuentra aproximadamente a 65 kilómetros al Este de Guadalajara.

Para los aventureros, en coche, el tiempo estimado para llegar es de una hora.

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