San Tadeo

GUADALAJARA, JALISCO (10/NOV/2013).- En el municipio de Tepetongo, Zacatecas, al noreste de la presa El Caquistle, se localiza la preciosa hacienda San Tadeo. De regreso, de nuestra agradable estancia en Jerez, pasamos El Palomino y nos desviamos adelante de Cuatro Milpas, a la izquierda. Vimos unas casas de Las Cruces y poco antes de San Antonio viramos a la derecha, por el sendero a San Tadeo, camino de tierra delimitado por huizaches, nopales y mezquites. Un lienzo de piedra nos anunció nuestra proximidad al legendario casco de la hacienda; al finalizar el lienzo, abraza un grueso mezquite y después se recarga en un muro de piedra del casco, muro que recibió gruesos y anchos adobes para cubrir una pequeña troja, el marco de la puerta es de cantera y arriba posa un respiradero circular. Más adelante admiramos la casa grande, de planta arquitectónica rectangular, con un bonito pórtico de dos claros, comprendido por columnas redondas y capiteles dóricos, el techo es de madera con adobones, donde tres gárgolas se asoman, proyectando su sombra, el espacio lo ocupa una camioneta añosa. La puerta principal abre al pórtico y es arqueada, al igual que la puerta aledaña a la derecha, del lado izquierdo hay dos ventanas verticales. El costado Sur de la casa se encuentra un tanto olvidado. A un lado vimos una finca en ruinas, de planta cuadrada, con muros de adobe y marcos de cantera, con arcos de medio punto en su interior, un mezquite se abre paso entre las tapias.

A unos pasos, apreciamos una bizarra finca de piedra, con tres puertas ligeramente arqueadas y escalonadas acorde al nivel del suelo, un poco inclinado. El terreno baja a una troja de piedra, convertida en morada, la puerta de cuatro hojas y respiradero curveado. Enfrente se conserva un cuarto con puerta de dos hojas, donde a lo lejos atisbamos una atractiva y larga mesa. Cerca vimos otros cuartos, unos ruinosos y otros conservados, con respiraderos circulares. Una finca nos cautivo por su contraste, canteras rosas en su cimiento, luego adobes aparentes y el cornisamento con bloques de cantera rosa, y entre ellos gárgolas, tres puertas abren al espacio, que está habitado y por ende se conserva, otros no han corrido con la misma suerte. Miramos un elaborado respiradero circular con estrella y una romántica ventana verde de cuatro hojas, con un pequeño postigo arqueado en la hoja superior izquierda, que por cierto estaba abierto.

Cerca de la capilla hay otra finca, con vanos arqueados y de cantera, las bardas casi completas, pero carentes de techumbre. A corta distancia nos sorprendió la enorme y hermosa capilla de San Tadeo, a pesar de que carece de techo. La puerta principal es alta y con un exquisito marco de columnas dóricas que soportan un arco trilobulado, el vano fue enmarcado por medias columnas y rematadas en triangulo, al igual que la puerta, arriba, luce un rosetón señorial. La portada fue abrazada por piedras, al igual que el rosetón. La nave tiene tres ventanas verticales por lado, todavía hay unas vigas del techo (plano), de madera, que se resisten a caer. La puerta lateral es en arco de medio punto sobre capiteles dóricos, del lado opuesto, una puerta conduce a la sacristía. Es lamentable que dejemos perder joyas arquitectónicas, es factible conservarlas en ruina, es cuestión de querer.

La hacienda perteneció a la familia Escobedo, de Jerez. Luis Miguel Berumen la evoca: “1863. 25 de Mayo. Muere Josefa Zuaso, madre de Julián Brilanti y esposa de Jesús Escobedo. 1864. 20 de Abril. Hilario Llamas Escobedo es nombrado Prefecto de Jerez, el 24 de Mayo, firma el Acta de adhesión al Imperio de Maximiliano. 1869. 20 de Octubre. Higinio Escobedo propone la construcción de un teatro. 1872. 27 de Octubre. Jesús Escobedo Silva, reconocido liberal, envía un ocurso al Obispo pidiendo permiso de hacer su reconciliación con la iglesia y repara la derruida capilla de Dolores”.