Jueves, 25 de Abril 2024
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Kate, un ''trending topic'' real

La Duquesa de Cambridge sigue los pasos de su fallecida suegra, la princesa Diana, en cuanto a su creciente popularidad

Por: EL INFORMADOR

Kate ha marcado tendencia desde su presentación oficial ante los medios de comunicación, en noviembre de 2010. ESPECIAL /

Kate ha marcado tendencia desde su presentación oficial ante los medios de comunicación, en noviembre de 2010. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (28/JUL/2013).- Con la llegada del “bebé real”, Kate Middleton volvió a colocarse bajo los reflectores internacionales. El mundo entero estuvo al pendiente del nacimiento y presentación del tercer heredero a la corona británica, George Alexander Louis, un acontecimiento que ocupó las primeras planas de los principales medios de comunicación y que se convirtió en el tema más comentado de Twitter.

Las estadísticas de la red social revelaron que desde que la Duquesa de Cambridge ingresó al hospital St. Mary’s, el pasado lunes, los tweets relacionados con el nuevo príncipe y el hashtag #RoyalBaby, alcanzaron las dos millones de publicaciones durante un solo día. Los fotorreporteros de Gran Bretaña y agencias internacionales que hicieron guardia al exterior del edificio durante los 20 días anteriores, finalmente obtuvieron las primeras fotos de la nueva familia, mismas que no tardaron en inundar la red y las portadas tanto de los periódicos más serios como de la prensa rosa.

Mucho se ha hablado de esos escasos minutos en los que el príncipe Guillermo de Inglaterra, hijo de la princesa Diana,  y su esposa posaron para los fotógrafos sosteniendo a su primogénito, quien recibe el tratamiento de Su Alteza Real, el Príncipe de Cambridge.

Será la primera vez desde tiempos de la reina Victoria en que habrá cuatro generaciones reales en vida: la reina, su hijo, su nieto y su bisnieto.

Las páginas de mujeres se concentraron en alabar el hecho de que Catalina –como se le conoce después de su enlace matrimonial en abril de 2011— apareciera al natural, dejando ver al mundo su “pancita” post-parto.

Los sitios de moda dieron a conocer que el vestido azul pastel con lunares blancos que utilizó la nueva mamá para la ocasión, pertenece a la colección primavera-verano 2013 de la diseñadora inglesa Jenny Packham, cuya página web colapsó en las horas siguientes debido al exceso de tráfico. Ante la lluvia de demandas por el mismo modelo, un portavoz de la marca debió anunciar que se trataba de un diseño exclusivo para Middleton.

La historia real

Fue en la Universidad de St. Andrews, en Escocia, donde Kate Middleton (9 de enero de 1982) y el Príncipe Guillermo comenzaron la historia de amor que los ha convertido en la pareja más observada del momento. Aunque en un inicio ambos se matricularon al programa de Historia del Arte –del cual egresó Kate y al que Guillermo decidió cambiar por la Geografía— su convivencia comenzó realmente dos años después, cuando compartieron la misma casa de campo junto a otros dos estudiantes.

Durante ese periodo universitario, sin embargo, el noviazgo permaneció fuera de las páginas de la prensa del corazón, y esto gracias a un pacto entre la Casa Real Británica y los editores de los periódicos, que tuvo como objetivo no afectar ni la naciente relación, ni las carreras universitarias de los jóvenes.

Pero el destape era cuestión de tiempo. Ya con la fama a cuestas, la mayor de tres hijos del matrimonio Middleton –Carole, antes azafata, y Michael, primero programador aéreo y más tarde empresario— aceptó un empleo como compradora de accesorios en la firma Jigsaw, mientras su novio continuaba con su formación militar.

En la primavera de 2006 vino la noticia de su rompimiento, la separación no duró mucho tiempo, pues apenas dos meses después, la pareja decidió darse una segunda oportunidad.

Tras el anuncio de su compromiso en noviembre de 2010, y la boda el 29 de abril de 2011 en la abadía de Westminster, los recién casados se instalaron en el Palacio de Kensington, a donde regresarán con el pequeño príncipe en las próximas semanas.

El efecto Kate


Kate ha marcado tendencia desde su presentación oficial ante los medios de comunicación, en noviembre de 2010, cuando la entonces prometida de Guillermo portó un vestido azul de la marca Issa, a juego con el anillo de zafiro y diamantes que también selló el compromiso de Lady Diana con el Príncipe Carlos. La prenda con valor de 500 euros (8,500 pesos) se agotó en cuestión de horas, y no tardaron en aparecer las réplicas a bajo costo en diversas firmas comerciales.

La corona británica también ha comprendido el efecto Kate, pues a este año comenzó a patentar en la Oficina de la Propiedad Intelectual todo tipo de productos –como camisetas, zapatos y gorras— que se venderán con el sello de la Fundación Real del Duque y la Duquesa de Cambridge y el Príncipe Enrique.

Y es que desde que Middleton pasó a formar parte de la institución que en su sitio web se presenta como altruista, los ingresos de la misma se han disparado abruptamente. Según las cifras del diario Daily Telegraph, cuando la Fundación llevaba únicamente los nombres del Duque de Cambridge y el Príncipe Enrique, ésta recaudó aproximadamente 700 mil euros en donativos. Después del enlace matrimonial, los fondos alcanzaron los cinco millones de euros, de los cuales 1.2 millones se recibieron en donativos como regalo de bodas, y un millón lo consiguieron los Duques de Cambridge durante su gira por Norteamérica.

De igual forma, el negocio de productos y organización de fiestas perteneciente a la familia Middleton ha visto multiplicadas sus ganancias desde que su nombre quedara ligado con la familia real. Y no es que antes no fuera una empresa lucrativa, pues fue precisamente gracias a Party Pieces –misma que Carole Middleton empezó en su casa mientras estaba embarazada de Kate— que la familia dio un brinco de la clase media a la clase acomodada de Gran Bretaña, y fue capaz de enviar a sus hijos a las mejores escuelas privadas del país.

Las finanzas familiares están yendo tan bien, que el año pasado los Middleton compraron una mansión de 5.8 millones de euros en el pueblo de Bucklebury, Berkshire, la comunidad rural a 45 minutos de Londres que vio crecer a Catalina, y a donde se trasladaron el recién nacido y sus padres para pasar las primeras semanas fuera de las lentes de los paparazzis.

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