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Calandrias tapatías, entre historia y tradición

Por décadas, este atractivo turístico de Guadalajara se ha consolidado como un símbolo de la Perla de Occidente

Por: EL INFORMADOR

Desde hace cuatro década, Ignacio Aceves maneja su calandria por las calles de la ciudad. E. FLORES  /

Desde hace cuatro década, Ignacio Aceves maneja su calandria por las calles de la ciudad. E. FLORES /

GUADALAJARA, JALISCO (07/MAY/2011).-  En nuestra ciudad, son varias las aristas turísticas que un visitante no puede dejar de vivir; lugares, platillos y hasta recorridos, son algunos de los íconos que pueden hacer que el turista que elige Guadalajara para vacacionar, logre conocer lo mejor posible la ciudad tapatía.
Por años –décadas incluso–, las calandrias del Centro Histórico de Guadalajara han significado todo un ícono para el turismo y para los mismos tapatíos. Es muy familiar para cualquier guadalajarense que acude al centro, ver estacionados los carruajes que aguardan en espera de un cliente, ya sea turista u oriundo de la ciudad; incluso, años atrás, las calandrias se reconocían dese cuadras antes, con ese fétido aroma que despedían los desechos de los pencos; ahora el tinte parece ser diferente, pues se establecieron resumideros conectados al drenaje de las calles para que ahí el caballo haga sus necesidades, esto disminuyó en gran medida –aunque no del todo– ese olor que parecía típico del primer cuadro de la Perla tapatía.

Se trata de un carruaje adornado en diferentes colores, tapizado en piel o vinipiel. Su capacidad aproximada es de cinco personas. Por delante, un caballo tira del vehículo, para ello, el penco se encuentra vestido con un ajuar completo que le da presencia y elegancia. Desde la grupera hasta la cabezada.

En las calandrias –como en la mayoría de los deportes en los que interviene un equino–, también se forma un binomio hombre-caballo para ofrecer una amenidad turística a la ciudad y a sus visitantes; un recorrido por los sitios más significativos e importantes de nuestra ciudad donde el caballo es siempre el protagonista.
Pero las calandrias tapatías no quedan sólo en un simple carruaje que da vueltas por las principales avenidas del centro de la ciudad. El chofer de la calandria es una especie de “historiador” que se encarga de explicar el recorrido; monumentos, edificios, avenidas, entre otros, son parte del menú para el turista en este tour.

Un oficio que se trae en la sangre

Parece que el trabajo de chofer de calandrias en Guadalajara o “calandriero”, como comúnmente se le conoce, pasa de generación en generación. Para José Ignacio Aceves, con 40 años de experiencia en el ambiente su oficio es así.

“Empecé en esto influenciado por mis hermanos, pero mis abuelos ya tenían antecedentes de este trabajo. Primero comencé limpiando las heces de los caballos y ya después aprendí los recorridos yéndome en las calandrias con ellos”, refiere Ignacio.

Para él, su trabajo como chofer de calandrias le ha traído grandes satisfacciones, desde el momento de ser parte de la peculiaridad turística de Guadalajara.

Su día empieza a las 6:40 de la mañana. Lo primero, es empezar con un buen baño a su caballo, para después vestirlo con el ajuar y montarle la calandria. Ignacio turna por días a sus dos caballos: “Indio” y  “Arete”, de color retinto y tordillo, respectivamente.

El calandriero asegura que el trabajo ya no es como antes, pues disminuyó en gran proporción. “Antes era más redituable, ahora, con la incorporación de otros medios de transporte turístico, ya no es lo mismo, pero sobre todo, creo que la gente en estos tiempos ya guarda más su dinero”.

Un paseo por Guadalajara

El recorrido en una calandria consiste en circular por las avenidas más importantes del Centro Histórico de la ciudad y las aledañas al primer cuadro. Al mismo tiempo, se procura que el visitante aprecie a primera vista los edificios, monumentos y plazas más importantes de esta zona de Guadalajara.

Las calandrias de distribuyen a lo largo del centro en diferentes sitios: San Francisco, Museo Regional de Guadalajara y San Juan de Dios. Hay dos alternativas para que el turista elija; la primera de ellas es el recorrido que pasa por el parque zoológico Agua Azul y otro más que arranca por la calle de Juárez y avanza para conocer el Ex Convento del Carmen, Plaza Revolución y la Universidad de Guadalajra, entre muchos otros lugares. Ambas rutas presentan los sitios más importantes del centro de la ciudad, tales como el Teatro Degollado, Plaza Liberación, Plaza de Armas, por mencionar algunos.

¿Maltrato animal?

Para muchas personas que aman los animales, esta opción para el turismo tapatío no es muy convincente. Lo cierto es que el caballo se selecciona, cuida y respeta de todo a todo, según comenta Ignacio Aceves.
“Se necesita que sea un caballo de preferencia con buena vista, pues de eso depende mucho que los turistas te soliciten el servicio; a ellos les gustan más los caballos de colores, como el pinto, tordillos, palominos y appaloosa. Además, tiene que ser un caballo que ya esté enseñado para este trabajo, preferentemente de edad adulta”.

Se han escuchado rumores que estos caballos de calandria suelen sufrir de maltrato. Ante esta acusación, Ignacio advierte que “desgraciadamente por algunos perdemos todos; es cierto que hay caballos que son muy necios y necesitan reprenderse, pero no golpes. También es cierto que hay compañeros muy duros con sus pencos, pero a ellos, cuando los sorprendemos haciendo eso, se les impone una multa, y si reinciden, se excluyen del sitio; yo la verdad me encariño mucho con mis cuacos, porque además de ser mi fuente de trabajo son muy agradecidos”.

Antecedente

A pesar de que no se sabe a ciencia cierta cuál es el verdadero origen de este servicio turístico en nuestra ciudad, existe una historia que es la que más se apega a lo real. Ésta señala que fue a principios del siglo XX cuando se introdujeron las calandrias en la Perla Tapatía y debido a la ocurrencia de un regidor de aquel tiempo, del cual se desconoce el nombre, se mandaron a pintar de amarillo con las llantas negras; por la semejanza de colores nace su título, que alude al pájaro con ese mismo nombre: calandria.

Servicio extra

Además de los paseos turísticos, la mayoría de los calandrieros ofrece su carruaje para eventos sociales. Ignacio no es la excepción y también se une a este servicio, que incluye desde la llevada al templo hasta la salida al casino de la recepción. La calandria y el chofer se arreglan de acuerdo a la petición del cliente, y asegura que “hasta el caballo lleva un paso distinto, en esas ocasiones me gusta traerlo a rienda corta para que marque bien el paso”.

Informes de servicios para eventos sociales al teléfono 1187 1043 y el celular 333 177 7019, con Ignacio Aceves.

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