La consulta popular y la reforma al DF tendrán que esperar

CIUDAD DE MÉXICO (16/DIC/2013).- La clausura del periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Senadores dejó dos reformas en el tintero que el Partido de la Revolución Democrática ( PRD) esperaba concretar este mes pero que frenó la oposición: la política del Distrito Federal (DF) y la de consulta popular.

El senador Mario Delgado acusó que la oposición, al valerse de triquiñuelas, busca congelar la reforma política del DF para que la capital siga “como una colonia del país”.

Como Presidente de la Comisión del Distrito Federal, especificó que todo estaba listo para que saliera la reforma porque ya había acuerdos y un dictamen sobre la mesa.

“Tenemos un dictamen, es un avance muy importante para la ciudad, le quita esta camisa de fuerza que ha tenido durante muchos años: se le da autonomía, se le da posibilidad de que tenga un Congreso local, de que tenga una Constitución, de que tengamos gobiernos delegacionales y no se vale que a último minuto, dejen colgada, otra vez, a la ciudad”.

Otra reforma que se frenó el viernes fue la concerniente a la ley en materia de consulta popular que se abordaría en el Pleno.

Los panistas protestaron al argumentar que no fueron convocados a la sesión de comisiones en la que se discutió el dictamen y que no votarían un texto desconocido.

La Mesa Directiva sometió a votación si el dictamen se incluiría o no en el orden del día, pero los panistas, molestos, amenazaron con salir del salón de sesiones.

En la sesión, se reventó el quórum y se quedó en el tintero la consulta popular que será abordada a partir de febrero o, si hay acuerdos, en un periodo extraordinario que hasta el momento no se vislumbra.

En contraste, el Senado cerró el viernes el periodo ordinario de sesiones con el aval a dos reformas prioritarias: una, la político-electoral que se negoció en tiempo récord y de madrugada; y la de anticorrupción que luego de un año atorada se destrabó con la propuesta.

Al ser una reforma constitucional, la iniciativa política debe ser aprobada por la mayoría de los congresos locales.

La reforma plantea la sustitución del Instituto Federal Electoral por un Instituto Nacional Electoral.

Con información de El Economista