Viernes, 26 de Abril 2024
México | Un perito lo determinaba como una persona con dificultad en su reinserción social

'El Ponchis', tres años recluido y en el desamparo

Los medios de comunicación son responsables de haber estigmatizado a Édgar como un adolescente violento, en opinión del ex fiscal

Por: SUN

La mañana del 3 de diciembre de 2010  los militares que capturaron a Édgar y sus hermanas, en el aeropuerto Mariano Matamoros. ARCHIVO /

La mañana del 3 de diciembre de 2010 los militares que capturaron a Édgar y sus hermanas, en el aeropuerto Mariano Matamoros. ARCHIVO /

CUERNAVACA, MORELOS (26/NOV/2013).- Édgar fue detenido el 3 de diciembre de 2010 en el aeropuerto Mariano Matamoros cuando pretendía volar hacia Tijuana, Baja California y de ahí transportarse a San Diego California donde radica su progenitora.

El muchacho iba acompañado de dos de sus hermanas pero antes de abordar el avión fue detenido por soldados de la 24 Zona Militar que lo buscaban desde octubre de 2010 por su presunta autoría en la tortura, desmembramiento y homicidio de cuatro personas, supuestamente contrarias al Cártel del Pacífico Sur, una célula del cártel de los Beltrán Leyva en Morelos.

Al adolescente lo acusaron de conductas antisociales por delitos contra la salud en su modalidad de transportación de cocaína y mariguana; posesión de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada con fines de secuestro, y homicidio doloso.

Su sanción por todo ello fue pasar tres años privado de su libertad en el Centro de Ejecución de Medidas Privativas de la Libertad para Adolescentes (Cempla).

Custodios y fiscales que trataron su caso coinciden que el primer año en el Cempla, Édgar asumió una actitud de recelo, rebelde, aislado.

De ese primer año privado de su libertad, los custodios que lo trataron recuerdan una anécdota: Sobre el suelo de su primera celda, la número 12, permanecían arrugadas y polvorientas los ejemplares "El Atalaya" y "Despertad", cuyo contenido religioso no atrajo la atención del adolescente.

Uno de los custodios que acompañaba a Édgar dirigió su mirada hacia las últimas ediciones distribuidas por la congregación Testigos de Jehová en el Cempla.

¿Por qué nos las lees? Inquirió al adolescente de entonces 14 años de edad.

"Esas madres ni me interesan. No existe Dios para mí", contestó el recién ingresado.

En conflicto con la justicia

José Manuel Serrano Salmerón, ex fiscal estatal de Justicia para Adolescentes recuerda su primer contacto con el muchacho.

"Es un niño que ha cometido conductas antisociales pero lo que siempre cuidó la Procuraduría General de Justicia fue el derecho pro adolescente. Para mí era un adolescente más que teníamos que investigar como parte del Ministerio Público", cita.

¿Y cuando leyó las imputaciones contra Édgar creyó todo?

"Sí, ya para ese entonces teníamos un examen psicológico que le había practicado un perito de la institución donde ya lo determinaba como una persona que sería difícil su reinserción social, una persona cuya psicopatía era de llegar a la delincuencia y la comisión de delitos graves de esta naturaleza..."

¿Pone en tela de juicio la reinserción para adolescentes como Édgar?

No porque en un principio era una persona apartada de las actividades que debía realizar en el Cempla y actualmente participaba en terapias sicológicas; estudiaba la primaria, incluso participó en un cine debate. Antes no hablaba..", afirma el ex fiscal.

En opinión del ex fiscal los medios de comunicación son responsables de haber estigmatizado a Édgar como un adolescente violento, peligroso.

"En la audiencia de control, el 5 de diciembre de 2010, el zócalo de Cuernavaca registró una multitud de gente que buscaban una foto del niño. Todo mundo quería llevar una foto a su casa, y fue así una cuestión mediática.

"No pongo en tela de juicio una verdad reinserción, fueron los resultados de un examen psicológico que se le practicó. Hoy participa en las actividades de su individualización", asegura Serrano Salmerón.

"Éddgar quería irse a su país, porque él nació en San Diego, es hijo de padres morelense, pero cuando fue detenido iba en busca de su madre", recuerda Serrano Salmerón.

¿Y porqué llevaba armas y droga, según la declaración de los militares?, se pregunta al ex fiscal.

"Él (Édgar) nunca rindió declaración ante la autoridad, ni ante el Ministerio Público ni ante el juez", acota.

Su captura

La mañana del 3 de diciembre los militares que capturaron a Édgar y sus hermanas Elizabeth y Lina Ericka, en el aeropuerto Mariano Matamoros, declararon al Ministerio Público Federal que al revisar el equipaje del Ponchis encontró escondidos entre el equipaje un arma de fuego, tipo pistola, marca Walter, modelo 1, así como una pistola escuadra, marca Browning, calibre 9 mm, con un cargador metálico de la misma marca, abastecido con cuatro cartuchos útiles.

Luego revisaron a Édgar y a su hermana Elizabeth y presuntamente les encontraron droga.

Así lo asentaron: "Utilizando guantes de látex, encontrándole en las bolsas del pantalón que viste 12 envoltorios de material sintético transparente, conteniendo en su interior polvo blanco con las características de la cocaína, así como otros dos envoltorios de material sintético transparente, conteniendo en su interior vegetal verde, con las características propias de la mariguana".

Édgar contó su versión a los custodios:

"Mi intención era viajar en avión para no tardar tanto, pero ese fue mi error porque me di cuenta que los lugares donde iba a subir al avión estaban vigilados. Me iba a reunir con mi familia en Estados Unidos porque ya me andaban buscando. Y no es cierto que llevaba armas y droga, lo que llevaba era dinero.

"Lo que pasó es que cuando me pidieron mi pasaporte para viajar les dije que lo traían mis hermanas y luego se acercaron para hablar con esa gente (los responsables de la terminal). De pronto nos dijeron que nos pasáramos para un lado y ahí salieron militares encapuchados. Nos tomaron fotos. Me preguntaron mi nombre pero no les dije mis apellidos. Luego vieron a mis hermanas y dijeron ‘si, si son ellas', y ahí nos detuvieron.

"Me preguntaron si yo pertenecía a la banda y yo les dije que no. Ahí me dieron dos cachetadas y cuando volteé vi a varios militares y después nos subieron a una camioneta cerrada.

"Nos llevaron a un lugar y cuando bajé de la camioneta vi armas en el suelo, droga, dinero, y nos tomaron fotos a los tres. A ver párense ahí, nos dijeron. A mis hermanas les tomaron fotos pero separadas de mí.

"Me hicieron preguntas a qué banda pertenecía y si había ejecutado a personas que habían sido seccionados. Dije siempre que no sabía. Me llovieron los golpes, pensé muchas cosas. No sé si me había puesto (delatado) la banda o alguien, o ya me habían seguido.

"Luego nos metieron a un cuarto y no es como dicen los periódicos. No llevaba las armas, ni la droga, pero si dinero", relató Edgar a un grupo de custodios.

Un día en el Cempla


Serrano Salmerón, el ex fiscal, expone que el caso de Édgar refleja las consecuencias de una familia desintegrada, de las vicisitudes irregulares de la sociedad, cuyos padres dejaron en el desamparo al menor de 18 años desde muy chico.

Y para colmo, dice, en los tres años que estuvo privado de su libertad solo fue visitado por una tía, una hermana y dos de sus sobrinas.

"Nadie más, su padre nunca fue, dos de sus hermanas están recluidas. Su familia es de cinco hermanos, es el mas pequeño".

¿Por qué lo dejaron en el desamparo?


"Fue la desintegración familiar. Por eso el llamado a los padres de familia, por eso se justifica el programa gubernamental de la Beca-salario. Si Édgar hubiera tenido esta oportunidad no sería un niño que cometiera conductas antisociales.

"Imagínese, sus amigos siempre fueron mayores de edad. Uno de ellos, su gran amigo, era Julio de Jesús, "El Negro", Radilla, -jefe del Cártel del Pacífico Sur- novio de una de sus hermanas, quien lo ingresó al cartel, primero como tirador de droga por lo que percibía buen dinero por esa actividad delictiva", afirma Serrano Salmerón.

A tres años de distancia el menor del dormitorio número seis ha mostrado disciplina para ceñirse al reglamento del Cempla. Al igual que los casi 90 hombres y unas 20 mujeres, se levanta a las 6:00 de la mañana para bañarse y después desayuna de 7:00 a 8:00. Media hora después se concentra en los talleres de panadería, herrería, granjas, pero en realidad, dicen los custodios, son infuncionales. Solo está el área escolar pero también es inoperante porque los maestros imparten clases de 9:30 horas a 11:00 y luego de la 11:00 a las 12:30 se van a los talleres, pero también es el horario de receso por lo tanto pocos asisten a los talleres.

Lo ordinario es que el 50 por ciento de los alumnos acuda a la escuela en tanto el resto se dedica a labores de limpieza.

El receso termina a la una de la tarde y luego la población se dirige a sus dormitorios para llevar a cabo un pase de lista y a las 13:15 horas son canalizados nuevamente al área de comedor donde pueden permanecer hasta las 14:00 horas.

Al terminar van a sus dormitorios hasta las tres de la tarde y nuevamente de las 15:00 a las 16:30 horas hay un receso de hora y media.

Luego son retornados a sus dormitorios para un segundo pase de lista y nuevamente a las 17:00 o 17:15 horas son conducidos al comedor para tomar sus alimentos o cena, hasta las 18:00 horas.

Al terminar regresan otra vez a su dormitorio y a las 18:30 se registra el cierre total de población. Se les pone candados a las puertas aunque en el interior pueden seguir despiertos porque todos los dormitorios tienen radio, televisión, con horario indefinido.

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