Jueves, 25 de Abril 2024
México | Falta de papeles agudiza el problema

Delito de trata es recurrente en la Zona Montaña de Guerrero

Activistas reportan explotación sexual y laboral en comunidades indígenas que padecen marginación y pobreza extrema

Por: SUN

México ocupa la segunda posición a nivel mundial en el delito de trata de personas, tan sólo superado por Tailandia. EL UNIVERSAL  /

México ocupa la segunda posición a nivel mundial en el delito de trata de personas, tan sólo superado por Tailandia. EL UNIVERSAL /

ACAPULCO, GUERRERO (26/SEP/2011).- En la Montaña de Guerrero, la marginación y pobreza extrema orilla a algunos indígenas nahuatlecos, mixtecos, amuzgos y tlapanecos a vender a sus hijos menores de edad; otros son robados y los padres no pueden reclamarlos “por falta de papeles”, además de que muchos “desaparecen” en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

No existe un registro oficial ni de ninguna otra clase, pero por las escasas denuncias ante organismos no gubernamentales como Tlachinollan —reconocido mundialmente por su férrea defensa de los derechos humanos—, se sabe que muchos de esos niños desaparecidos terminan reclutados para la pizca de jitomate en Sinaloa, como víctimas de las redes de prostitución infantil o como esclavos domésticos.

Neil Arias, vocera de Tlachinollan, dijo que, por usos y costumbres, cuando las hijas cumplen 12 años, sus padres las entregan en matrimonio a cambio de una “dote” que se traduce en dinero en efectivo.

La organización tiene registrados siete casos de desaparición de menores en 2010 luego de que sus padres los enviaron a las ciudades de Tlapa, Chilpancingo y Acapulco en busca de trabajo, pero como son “cazados” por los tratantes, desaparecen.

Sin embargo, la Procuraduría de Justicia del Estado tiene confirmadas 15 denuncias por la desaparición de niños indígenas que habían sido secuestrados fuera de sus escuelas.

No obstante, “los casos que son denunciados ante la Procuraduría no son investigados, sólo los archivan”, dijo Neil Arias, miembro del área jurídica de la organización.

Basándose en publicaciones locales, la abogada aseguró que sólo en Tlapa de Comonfort se dan al mes de dos a tres casos de niños o niñas indígenas desaparecidos. Otros casos se han registrado en Metlatónoc, Cochoapan El Grande, Atixtlac y Acatepec.

Entre los casos documentados por Tlachinollan está el de Claudia, una joven de 19 años de edad que tiene tres meses de haber desaparecido en la comunidad de Yoxondacua del Carmen, de Cochoapan El Grande, uno de los municipios más pobres del país.

La joven viajó al municipio de Tlapa de Comonfort para buscar trabajo y fue empleada por una comerciante ambulante de frutas. Hasta ahí sus huellas; nadie ha sabido más de ella.

Además, como sucede en muchos casos de desaparición, la familia no tiene ningún documento de la existencia de Claudia, ni acta de nacimiento ni fotografías, lo que dificulta la intervención de las autoridades.

“Es un trauma para las familias. Aquí, en la Montaña, carecemos de documentos y hay muchos niños y adultos que no tienen registro oficial. Muchos casos no son denunciados porque para poder denunciar a una persona extraviada es necesario presentar documentos de su existencia”.

De acuerdo con la Coordinación Técnica del Sistema Estatal del Registro Civil, en Guerrero hay 300 mil personas que no tienen acta de nacimiento ni otro documento para identificarse. De esa cantidad, 60% son niños y 40% adultos.

Dotes y ventas

Tlachinollan documentó denuncias en la región de la Montaña de padres que se llevan a sus hijos a trabajar como jornaleros en otros estados para luego regresar sin ellos y asegurar que desaparecieron. Otras denuncias fueron por la entrega de las hijas de entre 12 y 15 años de edad a cambio de dinero, según la práctica de usos y costumbres.

En algunos casos, las jóvenes son llevadas a las familias de sus novios a cambio de una “dote” de 100 mil pesos, lo que la organización no gubernamental calificó de “un comercio” que propicia la violencia familiar debido a que los novios consideran a las mujeres un objeto de su propiedad.

La venta de niñas se mantiene en municipios como Cochoapan El Grande y Metlatónoc, así como en Atixtlac y Acatepec, considerados entre los más pobres del país.

En ellos, las familias mantienen a las hijas como una mercancía.

En 2008, en el municipio de Atixtlac, tres niñas de 14, 15 y 16 años de edad fueron vendidas por cantidades de entre 30 y 50 mil pesos por un hombre que actualmente es procesado por el delito de trata de personas.

El hombre se hizo pasar por su padre para venderlas luego de atraerlas ofreciéndoles trabajos de cinco mil pesos mensuales. Después las obligó a realizar trabajos domésticos sin salario y en calidad de esclavas.

Fenómeno llega al tercer sitio en el DF
Reportan mil 849 jovencitas


CIUDAD DE MÉXICO.- En su desesperación por hallarla, el hombre acudió en busca de ayuda a las autoridades para encontrar a la joven veracruzana. Llegó al Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) del Distrito Federal, proporcionó los datos de la chica y una fotografía para difundirla en volantes.

Lo que las autoridades de la Procuraduría capitalina no sabían en ese momento era que él era su “padrote”. Las investigaciones del caso llegaron a la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales de la Procuraduría capitalina, toda vez que tras localizar a la muchacha ella denunció que era objeto de trata y de explotación sexual; había sido reclutada en su Estado y traída para prostituirse al Distrito Federal.

De acuerdo con la fiscal de Delitos Sexuales de la Procuraduría del Distrito Federal, Juana Camila Rebollar, algunos de los asuntos que llegaron al CAPEA terminaron en trata.

Ante un fenómeno que crece hasta convertirse en el tercer delito más redituable, no hay una base de datos que muestre la dimensión real de la trata de personas y las organizaciones civiles llevan sus propias estadísticas según reportes que reciben y la búsqueda de las víctimas principalmente relacionadas con explotación sexual.

La incapacidad para cuantificar el fenómeno coloca al CAPEA como el instrumento más viable para proporcionar un acercamiento al problema, según reconocen activistas sociales, al registrar un gran número de reportes sobre mujeres extraviadas o ausentes en riesgo de ser víctimas de trata y explotación sexual.

Esta base datos tiene desactualizaciones y no posee la capacidad de investigación en casos relacionados con delitos como trata u homicidio, ni para saber exactamente cuál es el índice de personas recuperadas o que aparecen por sí solas.

De 2009 a septiembre de 2011, el CAPEA reportó aproximadamente cinco mil 873 personas extraviadas, de las cuales mil 849 son mujeres de entre 10 y 26 años de edad, lo que significa 31.4% del total.

La mayoría de las personas se han localizado, pero es difícil llevar un conteo exacto porque muchas veces las familias no reportan cuando vuelven o las encuentran.

Araceli Becerra, integrante de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Extraviados, manifiesta que el CAPEA es una de las bases de datos más efectiva, con mayor información, incluso de la que poseen otras entidades.    

Ficha técnica
Las causas


En cuanto a ausencias voluntarias, el CAPEA reporta que la mayoría de mujeres de entre 11 y 16 años la causa de su desaparición tiene que ver con cuestiones de noviazgo.

En el rango de 18 a 35 años, las ausencias se registran en mujeres que viven violencia intrafamiliar.

La Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe estima que hay 500 mujeres explotadas en el Distrito Federal.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones