Lunes, 06 de Mayo 2024
México | Jóvenes michoacanos “cocinan” drogas

Prefieren trabajar para los cárteles, a ser sus víctimas

La guerra del narcotráfico es una batalla en la que el círculo de producción-consumo-combate está ubicado en el mismo rango de edad

Por: SUN

CIUDAD DE MÉXICO.- Los cocineros más especializados en la producción de metanfetaminas están en Michoacán, y ellos como los consumidores de esta droga en Estados Unidos— tienen algo en común con los soldados mexicanos que combaten el narcotráfico: la misma edad... rondan también los 20 años.

La guerra del narcotráfico es una batalla en la que el círculo de producción-consumo-combate está ubicado en el mismo rango de edad: las dos décadas, mientras que los jefes promedian los 40 y en Michoacán es evidente.

Acompañando al Ejército mexicano en operaciones contra el narcotráfico en Michoacán, “El Universal” llegó con dos camionetas de jóvenes soldados, del 19o. Batallón de Infantería, hasta un rancho en un cerro de Tuzantla, a cuatro horas de distancia de Morelia, donde fueron descubiertos equipo e ingredientes necesarios para instalar un laboratorio clandestino de metanfetaminas.

Desde 2000, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) identifica a Michoacán como el lugar donde se produce más de 30% de las metanfetaminas que consumen adictos en el vecino país del norte.

Desde laboratorios clandestinos en Michoacán, también conocidos como cocinas, salen cargamentos de drogas sintéticas cuyo destino es Estados Unidos y, en ocasiones, sólo tardan dos días en llegar por tierra o por mar a la frontera, lo cual implica que los cárteles recuperarán en poco tiempo tres veces más de un millón de dólares que invirtieron para producir la droga, indica la DEA.

En el cerro donde prácticamente privan tierra rojiza y vegetación, las cinco ollas de acero inoxidable para cocinar metanfetaminas en cantidades industriales, dos destiladores, 45 bidones con 45 litros de ácido clorhídrico cada uno, y uno más con gasolina, destacan entre militares, policías y reporteros.

Los utensilios de acero que operan como reactores representan el avance tecnológico al que han llegado ya los cárteles para producir drogas: las hacen bajo pedido y entrega inmediata, son itinerantes o sus dueños prefieren perderlas en operativos y comprar otras, señala la DEA.

Como ha ocurrido en lo que va del año, en los más de 40 laboratorios clandestinos desmantelados por el Ejército y fuerzas federales y estatales, en esta ocasión tampoco hay detenidos.

Mezclar químicos

Pero autoridades de México y Estados Unidos tienen identificados en Michoacán a jóvenes que promedian los 20 años, como los mejores cocineros de metanfetaminas, como crystal, hielo, o speed. Ellos son los encargados de mezclar químicos como el ácido clorhídrico, efedrina y gasolina, entre otros, para producir estas drogas sintéticas.

Sin conocimientos químicos y sólo siguiendo las instrucciones de otro cocinero con más experiencia en la elaboración de drogas sintéticas, los jóvenes mezclan las sustancias auxiliados de bidones y envases que con marcadores de colores muestran hasta dónde deben ser llenados antes de hacer la mezcla.

En la estructura de los cárteles, los cocineros son mejor pagados que los que transportan las sustancias hasta los laboratorios clandestinos, pero el nivel de riesgo es mayor para estos jóvenes “químicos” a quienes los olores de las sustancias les afectan su salud, aun cuando utilicen máscaras de oxígeno.

De acuerdo con Roberto Casales, de 23 años de edad, un cocinero de metanfetaminas, en Michoacán no hay muchas opciones para trabajar y ésa es una razón por la que varios miembros de familia o familias completas entran a algún cártel que opera en esa Entidad.
Michoacán tiene cuatro millones de habitantes, 600 mil viven en pobreza alimentaria, eso ubica a esa Entidad como una de las cinco más pobres del país, declaró en julio, Selene Vázquez, secretaria de Política Social de la Entidad.

Crystal que es oro

El paraíso de los narcotraficantes mexicanos ha resultado ser la producción de metanfetaminas, pues invierten menos y ganan más y en prácticamente todo el Continente Americano no hay leyes que tipifiquen la producción, tráfico o consumo de las drogas sintéticas.

El costo de producción de tales enervantes es de sólo una tercera parte del que requieren la cocaína o mariguana y las ganancias son tres veces más, explica Carlos Medina, funcionario en Colombia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Así, en comparación: para producir 2.5 kilos de cocaína se necesita una hectárea de coca sembrada y 400 kilos de precursores, y para obtener un kilo de drogas sintéticas, sólo se necesita de uno a tres kilos de precursores, refiere Medina.

Los más de 40 laboratorios hallados y desmantelados en Michoacán tienen el mismo esquema: ollas o reactores; filtros; precursores como efedrina, seudoefedrina —que son el principal componente de las drogas sintéticas—, ácido clorhídrico que se vende como limpiador, éter, limpiadores de desagües y disolventes de pinturas, entre otros.

Con la cocina instalada, los cocineros comienzan a hervir los antigripales para separar la efedrina o seudoefedrina y luego mezclan el resto de los precursores, en un proceso que dura un mínimo de horas, pero es altamente peligroso.

Los laboratorios clandestinos pueden operar días enteros, alternando incluso los reactores y son frecuentes las explosiones como también lo son quemaduras en los cocineros, intoxicaciones por el olor de los químicos y muerte.

“Yo no sé quién se mete esto. Después de una (dosis) ya no puedes parar y quieres otras, más las mujeres porque se hacen flacas. ¿De mi edad?, ni modo, acá estamos más jodidos (de dinero) que allá (Estados Unidos)”, expresa el “cocinero” Roberto Casales. (El Universal)

Los “meth” jóvenes

A los 18 años es la edad promedio, en la que en Estados Unidos los jóvenes tienen su primer acercamiento a las drogas sintéticas, pero son entre los 18 y los 25 el rango en el cual se ubican los usuarios regulares de las metanfetaminas, indica información de la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas, del Gobierno de Estados Unidos.

Mientras que para Roberto Casales, de 23 años, no importa quien consuma la droga que él cocina en Michoacán, en Los Ángeles, Colvin Rer, de 19 años, lleva su segunda semana bajo tratamiento esperando dejar su adicción a las “meth”, como le dice a la droga, que sus amigos le conseguían “directo de Michoacán”.

Colvin comenzó a los 18 a “probar” lo que unos amigos traían de Tijuana; después, un primo de otro amigo le sugirió probar lo que trajo de sus vacaciones en Zitácuaro, donde consiguió dosis, pero médicamente está comprobado que las metanfetaminas son muy adictivas.

Tras el consumo de las metanfetaminas, o meth, aumenta el ritmo cardiaco, la presión arterial, la temperatura y la respiración, generando reacciones violentas por parte del usuario.

Los nombres varían, pero en resumen son las mismas drogas: meth, crank, glass, crystal, fire, ice, crypto, croak, white cross, chalk, y según la Oficina de Responsabilidad del Congreso de Estados Unidos, México es el principal proveedor de metanfetaminas a ese país.

Pero dentro de Estados Unidos, grupos ligados al cártel de Sinaloa y “La Familia” han comenzado a producir metanfetaminas en laboratorios clandestinos.

Más de mil 100 niños con heridas, otros muertos, fueron removidos de laboratorios clandestinos de 2007 a septiembre de 2008, indica el reporte 2009 sobre la Amenaza nacional de la droga que realiza cada año el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

En la tierra donde operan tres cárteles: el del Sinaloa, Golfo y “La Familia”, los jóvenes que cocinan las drogas, los soldados que los combaten y los sicarios están en la misma línea de riesgo, y del otro lado, en Estados Unidos, los consumidores cierran el ciclo.

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