Petatlán tiene pérdidas económcias a causa de la inseguridad

PETATLÁN, Gro.- Famoso por la imagen de Tata Chuy, como los feligreses católicos conocen al santo Jesús, Petatlán dejó de ser un lugar pacífico, con gran dinámica comercial y plagado de fiestas religiosas, para convertirse en una plaza que a sangre y fuego se disputan los cárteles del Pacífico y del Golfo.

Ubicado en la Costa Grande, “el municipio ya no es como antes, cuando venían más turistas, había ventas y se respetaban las buenas costumbres”, se quejan sus habitantes.

A raíz de que aquí se desató la pelea del narco, dicen ellos, la violencia llegó hasta las comunidades más apartadas. “Por ello, la gente se mete temprano a su casa, no sea la de malas que le vaya a tocar una bala perdida”.

En sus calles se respira una atmósfera de aparente calma; afuera de su iglesia pintada de blanco y con sus enormes puertas de madera, los vendedores de oro y otros comerciantes de recuerdos ofrecen su mercancía a los visitantes, atraídos por la fama del áureo metal.

Y es que el turismo religioso se ha alejado, platica una señora que ofrece su orfebrería en un apretado local pintado de color café, al igual que el resto de los negocios ubicados en la plaza, a un costado del ayuntamiento.
“Petatlán ya no es como antes, que era pacífico y entre semana llegaban los autobuses de paseantes que venían a rezarle a Tata Chuy. Ahora son pocos los que llegan los fines de semana y adquieren las prendas más baratas de oro”.

Mientras los clientes inquieren sobre el preció de una cadena de 14 kilates, la propietaria del negocio se anima a platicar sobre la violencia y musita, como para no ser escuchada: “Está fea la situación”.
Aquí, muy pocos se atreven a hablar sobre la presencia de la delincuencia organizada. Sin embargo, la mercader dijo que hace unos días, en una gasolinera que está a la salida del pueblo, una balacera dejó dos muertos.

“Si, está feo. Aquí, a las siete de la noche las calles están solas y los locales se cierran temprano. Luego empiezan a pasar los carros con vidrios polarizados, que sólo se andan paseando en las calles y eso nos da mucho miedo”.

Estos, añadió, se llevan hasta los policías preventivos o quienes andan metidos en el narco. También a los que “hacen denuncias en los periódicos los levantan y se los llevan, dizque por haber sido testigos de lo que pasó”.
Al caminar por el pueblo puede verse que la mayor parte de las casas conservan su techo de tejas conocidas como mediaguas. Muchas parecen estar cerradas y en otras protegen con pesada herrería tanto sus puertas como las ventanas.

FRASE

Aquí a las siete de la noche las calles están solas y los locales se cierran temprano. Luego pasan carros con vidrios polarizados, que nos asustan

Dueña de un comercio de artículos de oro.

Habitantes esperan que con el PRI la situación cambie

PETATLÁN.- Con la llegada de la violencia, los habitantes de Petatlán optaron por hablar en voz baja, como para no ser escuchados.

Aquí, la gente tiene miedo y por eso rechaza hablar de las personas armadas que se pasean en modernas camionetas con los vidrios polarizados.

Por eso, a un mes de que este municipio pase a ser gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), sus habitantes tienen la esperanza de que las cosas cambien y que se restablezca la animosidad de los miembros de esta comunidad.

Al arrebatarle al Partido de la Revolución Democrática (PRD) la alcaldía, confían en que el priista José Antonio Lacunza sea factor para que termine la inseguridad y la tranquilidad vuelva.
El alcalde saliente, Antonio Armenta Miralrío, manifestó que “todo lo que huela a granadas y balaceras ha creado una psicosis y que en este lugar se ha aprendido a vivir con la delincuencia e, incluso, se dice que el municipio está colombianizado”.

Reacio a aceptar esta condición de vida, insiste en que todos esperamos que a partir del primero de enero las cosas cambien, y que el municipio no sea conocido sólo por la nota roja de los periódicos.

Hace hincapié en que Petatlán es un pueblo famoso por su milagroso santo, nuestro padre Jesús de Petatlán; pero también por su ganadería, la producción de copra y la venta de oro.

Sin embargo, todo esto ha quedado atrás, y el municipio es más destacado por su violencia que ha metido miedo a la población.

Con una voz casi apagada, recordó que cuando viajaba hacia Zihuatanejo, se le emparejó otro vehículo con vidrios polarizados, y por no hacerse a un lado lo amagó con una pistola uno de los sujetos.