Jueves, 18 de Abril 2024
Jalisco | Reinserción social. Buscan facilidades de dependencias para emplearlos

Empresas apoyan para darle trabajo a los reos liberados

Entre las peticiones está no solicitar carta de no antecedentes penales y evitar la estigmatización

Por: EL INFORMADOR

A través de la capacitación dentro del reclusorio y el apoyo de las empresas, se busca que las personas liberadas no reincidan. EL INFORMADOR /

A través de la capacitación dentro del reclusorio y el apoyo de las empresas, se busca que las personas liberadas no reincidan. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (24/JUL/2016).- El número de liberados que no trabajan oscila entre 8 y 12%, asegura Carlos Solano Mendoza, director general del Sistema Postpenitenciario y Atención a Liberados del Estado. Este sector pertenece a personas que no pudieron reinsertarse en la sociedad debido a su fuerte adicción a drogas, alcohol u otras sustancias.

El presidente de Coparmex Jalisco, José Medina Mora Icaza, comentó que debido a que a la mayoría de los ex presos les cuesta emplearse, se ha dialogado con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y con la Fiscalía General del Estado de Jalisco para que no se les solicite la carta de no antecedentes penales en algunas empresas y que en su lugar, puedan presentar un documento que avale el cumplimiento de su condena.

Algunos empresarios de Coparmex, participan de manera individual en la Fundación de Reintegración Social del Estado de Jalisco A.C. (FURESEJ, A.C.), donde ayudan a reos a reintegrarse a la sociedad con apoyo de servicios jurídicos, psicológicos y talleres de capacitación en computación, artesanía, costura, repostería y carpintería.

La fundación los apoya sólo si han cometido delitos menores y cuentan con apoyo familiar.

PREPARACIÓN
Ayudan a terminar sus estudios

En ocasiones los ex reos tienen el problema de que no pueden aspirar a ganar más a pesar de lo que saben hacer por la capacitación académica con la que cuentan.

Por eso, en el interior del Complejo Penitenciario de Puente Grande, se les ofrece terminar estudios de primaria, secundaria y preparatoria con beca del 100% por el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco (COBAEJ).

CRÓNICA
Salir adelante echándole ganas


Desde hace cuatro años, Marco Antonio Sigala, de 43 años, se mantiene de la elaboración y venta de bolsas de plástico polietileno dentro de los tianguis de Santa Tere en Guadalajara y de El Colli en Zapopan, además de que en la Comisaría de Atención a  Preliberados y Liberados le adecuaron un lugar en la entrada de la dependencia donde se exhiben los coloridos y distintos modelos que él produce.

Dos años y ocho meses permaneció recluido dentro del complejo penitenciario de Puente Grande por estar en posesión de una motocicleta con reporte de robo dentro de su taller mecánico.

Durante su estancia en el centro penitenciario, Marco Antonio aprendió a elaborar donas, churros y también las bolsas de polietileno, oficios de los que se mantenía durante su estancia. Al ver que la confección de bolsas le dejaba mayor ganancia económica decidió convertirlo en su única forma de ganarse la vida.

Al salir de prisión, intentó readaptarse en el mercado laboral como guardia de seguridad y velador donde percibía cerca de mil 500 pesos semanales trabajando largas jornadas de lunes a viernes, mientras que los fines de semana se dedicaba a la elaboración de las bolsas que vendía cuando tenía tiempo.

“Me cansaba mucho de velador y de empleado de seguridad, ganaba muy poco para mantener a mi esposa y seis hijos. Casi no le dedicaba tiempo a las bolsas así que mejor decidí salirme de mi trabajo “estable” para iniciar de lleno con la venta de mis bolsas”.

A dos años de haber dejado su trabajo, no se arrepiente, pues ha conseguido muchas clientas que le solicitan varios modelos de manera consecutiva y sobre pedido.

En los tianguis camina ofreciendo su mercancía y ya tiene clientes mayoristas pues como dice: “Sí se puede salir adelante, sólo hay que echarle ganas”.

Hace mes y medio, solicitó un crédito en Fondo Jalisco de Fomento Empresarial (Fojal) que ya casi termina de pagar. Le prestaron mil 500 pesos semanales para la compra de material (madejas de 3 o 4 kilos en promedio de polietileno y broches).

Tarda alrededor de dos horas y media en promedio en realizar cada una de las bolsas, llegan a medir cerca de 12 a 25 centímetros de largo por 14 a 27 centímetros de alto depende de cada modelo y tamaño. Las más pedidas son en colores pastel, negro, lisas o de dos colores que llega a vender entre 80 y 250 pesos según el tipo.

Desde que recuerda, siempre ha trabajado por su cuenta: cuando era niño vendía chicles, lavaba carros o le ayudaba a su mamá en lo que podía para el sustento de sus siete hermanos ya que no conoció a su padre. Nunca se ha dejado vencer a pesar de los problemas de la vida diaria y con una gran sonrisa se gana la vida.

* Crónicas de Nallely Medina

CRÓNICA
Una segunda oportunidad

Todos los días, desde las cuatro de la mañana, Julio César García de 40 años se levanta para abrir su local en el Mercado Granja La Paz, ubicado cerca de la Glorieta del Charro. Desde las siete de la mañana ofrece tortillas hechas a mano, también elabora salsas en molcajete, frijoles, nopales y chilaquiles que su madre le enseñó a preparar hace 35 años.

Influenciado por malas amistades, a los 17 años, comenzó robando tiendas de conveniencia para después continuar con camiones de carga, hasta que fue detenido alrededor de los 35 años de edad.

“La cárcel es la escuela de la vida. Cada quien decide qué experiencia quiere tomar. Lo que yo pasé dio frutos en el sentido de que pude darme cuenta que estaba mal, pude salir adelante y aunque hay situaciones difíciles ya no volveré a mi vida anterior”. Cuando salió del reclusorio, tras cumplir su condena de cuatro años ocho meses, inició con una cenaduría, después decidió continuar con el negocio familiar de tortillas hechas a mano, usando los conocimientos que aprendió  de su madre.

Hace dos años y medio, solicitó un crédito a Fojal por 50 mil pesos con un plazo de cinco años con el que compró comales, azulejo para el mostrador y paredes, lonas, estufas y mercancía alimentaria para iniciar con el local que tiene en la calle Bernal Díaz del Castillo en las afueras del mercado. Al poco tiempo, el negocio comenzó a dar frutos y toda la familia se involucró; en vacaciones sus tres hijos ayudaban a tortear y a atender gente; para el periodo escolar se quedaban su esposa, él y una trabajadora.

De apertura reciente, el negocio de las tortillas se extendió hacia otra sucursal en la Colonia Atlas. En los próximos meses, ofrecerá solamente guisados por lo que planea solicitar otro crédito para habilitar un cuarto local con mesas y sillas, utensilios de cocina, más empleadas y comprar quizá una camioneta para traer la mercancía que compra cada tercer día en el Mercado de Abastos y en el de la Colonia Felipe Ángeles.

Para Gloria Limón, su madre, de 59 años, fue una experiencia difícil ya que su hijo también consumía drogas y alcohol. Al ser el hermano mayor, trataba de que cambiara para que fuera un ejemplo para sus hermanos, pero su hijo no la escuchaba. Dentro del penal ingresó a un grupo de Alcohólicos Anónimos y terminó la preparatoria. Aunque al principio fue complicada la aceptación familiar, ahora la familia es más unida.

“Todos tienen una oportunidad de cambiar y salir adelante, agradezco a Dios que mi hijo pudo dejar todo atrás y obtener mucha ayuda”.

CRÓNICA
Apoyo y afecto son claves

A veces, cuando no se tienen ganas de continuar, pero se tiene alguien con quién luchar, esa persona da la fuerza para salir adelante. Esto sucedió a Jesús Arellano Arreola de 44 años.

A la edad de 19, su padre quiso arrebatarle una pistola que tenía Jesús fajada a la cintura. El arma se disparó y su progenitor fue herido con una bala que logró atravesarle el abdomen, causando que muriera. Todo sucedió muy rápido en el pueblo de Hostotipaquillo.

José, junto a sus seis hermanos, ayudaba a su padre a sembrar cacahuate, maíz y frijol. Su vida tuvo un drástico giro  cuando lo sentenciaron a 32 años de prisión.

“Cuando estuve dentro, intenté terminar la primaria, pero como nunca me gustó la escuela, acabé por dejarla de nuevo inconclusa y aprender el oficio de pitear cintos. A veces, bordaba a mano cinturones por los que cobraba cerca de mil quinientos pesos por mano de obra”.

Poco después, comenzó a recibir visitas de uno de sus primos paternos, quien lo animaba y motivaba para que comenzara una nueva vida al salir de la cárcel.

Las esperanzas de salir del encierro y comenzar de nuevo menguaron mucho en Jesús. La perspectiva cambió cuando Cristina, una mujer viuda que es cuñada de su primo, comenzó a acudir a las visitas familiares. No tardó mucho para que Jesús y Cristina comenzaran a intercambiar palabras, cartas y llamadas.

Tras pasar 16 años recluido pudo salir, logrando que su primo le diera asilo en su casa de Guadalajara. Al no conocer la ciudad, al principio quería regresarse al penal pues no conocía otro lugar que lo hiciera sentirse seguro. Como no contaba con estudios, continuó piteando cintos para mantenerse económicamente.

La relación con Cristina prosperó y se fueron a vivir juntos a la Colonia Echeverría, donde desde hace 20 años ella inició con su anterior esposo una tienda de abarrotes, misma que descuidó cuando uno de sus hijos de su matrimonio anterior, enfermó de cáncer y falleció.

Hace siete años y medio, con la ayuda de Fojal, Jesús  solicitó tres créditos a plazo de cinco años, por las cantidades de 30 mil, 50 mil y 100 mil pesos, recursos con los que resurtieron la tienda que los sostiene económicamente.

A pesar de no contar con estudios, su habilidad matemática para realizar cuentas mentales le ayuda con su negocio. Hace tres años, terminó de pagar su último crédito, aunque por el momento no desea solicitar más préstamos, tiene el sueño de poner una cremería algún día.

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