Jueves, 25 de Abril 2024
Jalisco | Rafael Moreno es uno de los mil 121 estudiantes de más 50 años en la UdeG

A sus 54 años de edad estudia Derecho tras cuatro intentos

Rafael Moreno es uno de los mil 121 estudiantes con más de 50 años que cursan una carrera en la Universidad de Guadalajara

Por: EL INFORMADOR

A sus 54 años de edad, Rafael Moreno ha vencido todos los obstáculos y está cerca de graduarse como abogado en la UdeG. EL INFORMADOR / M. Vargas

A sus 54 años de edad, Rafael Moreno ha vencido todos los obstáculos y está cerca de graduarse como abogado en la UdeG. EL INFORMADOR / M. Vargas

GUADALAJARA, JALISCO (15/ENE/2016).- Este año, Rafael Moreno cumplirá una década estudiando la carrera de Derecho en la Universidad de Guadalajara (UdeG). Y la mitad de ese tiempo fue sólo como oyente.

Desde 2006, consciente de que no tenía aún los certificados que validaban sus estudios de preparatoria, pidió permiso a directivos y profesores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) para entrar a clases, sin importar que no lograra valor académico alguno.

Durante años ha mantenido a su familia con las ganancias que obtiene de la confección de bolsas y monederos. “No tengo un taller, los hago en mi casa y los vendo en tiendas o papelerías”. De esa manera se costeó la conclusión de la secundaria, los 28 meses de la preparatoria abierta y sus cuatro intentos de ingresar a la universidad.

Sus hijos crecían y estaban a poco de rebasarlo en el nivel máximo de estudios que él había logrado. Esa realidad le trazó el reto que hoy enfrenta: “Me pregunté si sería yo un buen ejemplo para animar a mis hijos a continuar estudiando”.

Después de tres intentos de buscar su ingreso al CUCSH comenzó a desesperarse… y también su familia. Los ingresos comenzaban a ser insuficientes, “y la comida cada vez más cara”.

Para 2013, con una ilusión golpeada por los rechazos para la carrera, “pedí prestados 500 pesos y llegué ‘rayando’ al banco, cuando ya iban a cerrar, pero alcancé a hacer el depósito”. Y presentó su cuarto examen de ingreso. Para el 21 de enero de ese año se mantuvo atento. Pidió prestada la computadora a uno de sus hijos y trasnochó esperando los resultados en línea. Así se enteró que fue aceptado. Soltó el llanto de la emoción.

Hoy cursa el séptimo semestre de Derecho. Y con una historia llena de satisfacciones por haber pasado exámenes cuando éstos no le contaban en lo absoluto, o haber ayudado a compañeros dos décadas menores que él, quienes hoy ya litigan.

Rafael es uno de los mil 121 estudiantes de más de 50 años que cursan una licenciatura en la UdeG. Ya realiza prácticas en el bufete jurídico de esa institución. Gracias a ello puede agregar a su currículum de autoempleo cinco casas recuperadas por la vía de la conciliación.

“Ésta ha sido mi pasión y mi reto más grande en la vida… no hay edad para estudiar”.

UdeG Virtual encabeza la estadística

El interés por estudiar no comprende edades ni condición social. La Universidad de Guadalajara (UdeG) acepta igual a estudiantes en edad regular que a los adultos con el deseo de superarse académicamente. Y aunque la población de alumnos de licenciatura mayores de 40 años apenas representa el 3% de la matrícula, sí es una cantidad representativa.

En el ciclo de estudio que recién concluyó hubo 109 mil 739 alumnos de licenciatura. De ellos, tres mil 658 están en el rango de más de 40 años.

En ningún centro universitario son mayoría. Aunque hay espacios en los que este sector de edad ni siquiera pinta porque no llega ni a 20 estudiantes, hay otros en donde sí tienen más presencia. Es el caso del Centro Universitario de la Ciénega, donde uno de cada 10 alumnos está en ese rango.

Son 770 de los siete mil 498 alumnos los que están por encima de la media en cuanto a la edad. La Región Ciénega comprende 13 municipios, como La Barca, Atotonilco, Chapala, Jocotepec y Ocotlán, entre otros. Entre las carreras que se imparten en el centro universitario está: Derecho, Administración, Contaduría Pública, Psicología, Enfermería y Periodismo.

No obstante, es en el Sistema de Universidad Virtual (SUV) donde este sector aprovecha en mayor medida la oferta educativa de la UdeG. Uno de cada cuatro estudiantes virtuales tiene 40 años o más. Son 898 de los tres mil 454 alumnos que cursan su licenciatura: el 26 por ciento.

A través de la UdeG Virtual se imparten ocho carreras. Entre ellas se encuentran Seguridad Ciudadana, Periodismo Digital, Gestión Cultural y Tecnologías e Información.

Los espacios en donde hay menos alumnos de más de 40 años son el CUCBA (hay sólo 16), CUAAD (32), CUAltos (36), CUCEA (47), CUCEI (49) y Costa Sur (51).

De los tres mil 658 alumnos en ese rango estudiando su licenciatura, mil 121 (30%) rebasan los 50 años.  

LICENCIATURA EN LA UDEG

Las edades de los estudiantes


Escuela Alumnos (más de 40 años) Total de alumnos Porcentaje
SUV 898 3,454 26.00%
CUCiénega 770 7,498 10.30%
CUNorte 336 3,458 9.70%
CUValles 255 4,139 6.20%
CUCSH 590 10,721 5.50%
CULagos 81 2,569 3.20%
CUCS 334 12,306 2.70%
CUTonalá 66 4,897 1.30%
CUSur 70 6,449 1.10%
CUAltos 36 3,706 1.00%
CUCosta 51 5,598 0.90%
CUCosta Sur 27 3,150 0.90%
CUAAD 32 6,630 0.50%
CUCEI 49 13,449 0.40%
CUCBA 16 5,149 0.30%
CUCEA 47 16,566 0.30%
Total 3,658 109,739 3.30%

Fuente: UdeG

Entregó su vida a sus hijos… ahora estudia en el CUTonalá

Patricia Guerrero Rodríguez está a poco de cumplir 60 años, y la mayor parte de ellos se los dedicó a sus tres hijos. Para ellos estuvo siempre; sin embargo, los años pasaron y paulatinamente dejaron de depender de ella.

Eso, la independencia de cada miembro de su familia, la devastó. Provocó una fuerte depresión que trató con terapia ocupacional.

Eligió la pintura. Y allí conoció a una persona que la animó a concluir la secundaria, que dejó trunca a los 17 años, cuando se embarazó de su primer hijo.

“Le dije que no, que ya estaba grande. Me daba miedo enfrentarme a mi realidad y a ese reto, porque yo sentía que no tenía nada que estudiar”.

Fueron varias personas quienes terminaron por convencerla de terminar su secundaria y, eventualmente, de concluir su preparatoria semiescolarizada.

Ahí quiso detenerse, pero su hija menor le advirtió que estaba obligada a continuar, pues así podría incluso impartir clases.

Terminó por convencerse, y con ayuda de su hija decidió que estudiaría la carrera de Diseño y Artesanías, en el Centro Universitario de Tonalá. “Toda la vida me dediqué de lleno a mi casa. Nunca pensé en mí… siempre pensé que mi familia era la prioridad o lo único por lo que estaba viviendo y nunca pensé en mí”.

El golpe de la realidad vino de una amiga, quien le preguntó si había pensado en ella y lo que haría con su vida ahora que sus hijos no la necesitaban.

“Nunca me lo había planteado así hasta entonces”. Y se inscribió en la UdeG, presentó el examen de admisión y fue aceptada. Este lunes comenzó su séptimo semestre en la carrera y el recorrido, afirma, no ha sido fácil, aunque sí gratificante.

“Lidié hasta con crisis de nervios. Además, al principio era hasta penoso convivir con chavos muy jóvenes, y con el cotorreo que traen (…) Pensé que iba a ser fácil porque la carrera compaginaba temas que ya dominaba, como la pintura al óleo y en cera, pero son todas las materias de un diseñador de cualquier otro rubro como diseño gráfico, de modas o industrial”.

Lo que inició como su terapia hoy se convierte en su estilo de vida. La licenciatura le ha sembrado, además, su primera ilusión profesional: lograr que los jóvenes de la Colonia El Porvenir se interesen en el estudio, para tratar de cambiar la realidad del barrio.

“No cuento con recursos, pero mi idea firme es poner una escuela de todo lo que yo he aprendido (…) Para mi es bien triste ver a los jóvenes en la calle y que no haya algo cerca que les brinde algún conocimiento en lo que se ha perdido, que son los oficios”.

JALISCO

Hay 2.1 millones de personas con rezago educativo

En Jalisco, 37 de cada 100 ciudadanos que por su edad deben ya haber cursado sus estudios básicos, aún no los tienen.

En los indicadores nacionales, ese porcentaje coloca a Jalisco en la posición número 10 en cuanto a rezago escolar.

De acuerdo con información del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, para finales de 2014 en Jalisco había 193 mil 218 personas de 15 años o más que son analfabetas. Esto es, que no saben leer ni escribir. Ese porcentaje representa el 3.4% de la población total en ese estatus, de acuerdo con los censos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En cambio, hay 706 mil 803 personas sin haber concluido la primaria, y un millón 218 mil 419 con secundaria trunca. En la cifra total de rezago educativo están 2.1 millones de jaliscienses.

Pero Jalisco no es la Entidad con el peor indicador. Chiapas, Oaxaca y Michoacán son los Estados que encabezan la estadística. El porcentaje de rezago educativo es del 54%, 51% y 50%, respectivamente, del total de la población.

A nivel nacional, la estadística también preocupa. Los indicadores más recientes del Instituto revelan que 36 de cada 100 mexicanos de 15 años en adelante están rezagados o no han recibido educación básica: son 31.8 millones de mexicanos. En el país hay casi cinco millones de analfabetas; o bien, el 5.7% de la población que está arriba de 15 años no sabe leer ni escribir.

VAN POR UNA MAYOR COBERTURA

La Secretaría de Educación en Jalisco acepta que hay un nivel importante de rezago educativo en la Entidad, y afirma que se hará lo propio para lograr “los estándares más altos de cobertura”.

Francisco Ayón, secretario de Educación en la Entidad, expone que el personal con el que se cuenta para acercar conocimientos básicos a todas las zonas de la Entidad es “bajo”. Además, también es necesario llevar educación media superior.

“¿Qué tendremos que verificar? El nivel de cobertura más bajo que tenemos ahorita, porque ya la educación media superior es ya un derecho constitucional en Jalisco. Tenemos que generar una mayor cobertura. Ése es el camino que hemos estado tomando en los últimos años”.

La meta, dice Francisco Ayón, es que se logre llevar educación en tiempo y forma a todos los habitantes de la Entidad; que no haya rezagados. “Que ya no exista en un futuro. Debemos tener las escuelas suficientes, el trabajo suficiente, para que toda la gente que pueda estar en capacidad de estudiar lo haga”.  

ADULTOS MAYORES

Pagan 500 pesos al que concluya estudios básicos

Si los adultos mayores de Jalisco no quieren estudiar, les pagan para convencerlos. La estrategia para que la población que está en rezago educativo se anime a concluir sus estudios básicos incluye una remuneración económica de 500 pesos.

Héctor Alfonso Sáinz Dávila, director interino del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos (Ineejad), expone que ese “incentivo” ha crecido enormemente la eficiencia.

Hoy, 95 de cada 100 personas inscritas en los cursos de regularización que provee el Ineejad los concluyen.

“Tenemos una eficiencia terminal altísima; prácticamente todos los que inician concluyen”.

Sólo en 2015, 18 mil personas que arrastraban estudios básicos se sumaron a la regularización; 10 mil de ellos partieron de cero (no sabían leer ni escribir). Eso significa que se invirtieron, sólo en estos “incentivos”, nueve millones de pesos.

Discutida o no, la estrategia ha permitido que 18 mil de los dos millones 118 mil 440 jaliscienses en rezago educativo ya no lo estén más. Pero si se buscara “incentivarlos” a todos, a fin de erradicar el rezago educativo en Jalisco, la inversión rebasaría los mil millones de pesos.

Hasta hace tres años, con mil millones de pesos se habría construido el Túnel Interceptor de Oriente, que llevaría más de dos mil litros por segundo de aguas residuales del Norte de la Ciudad de Guadalajara hacia la macro planta de tratamiento de Agua Prieta.

Sería, también, el equivalente a cinco mil casas de interés social de 200 mil pesos: un fraccionamiento mediano.

El Ineejad cuenta en la actualidad con 143 plazas comunitarias, repartidas en 18 coordinaciones de zona. Estas personas son quienes se encargan de tocar, puerta por puerta (y con prioridad en zonas con niveles elevados de marginación), para encontrar a personas que no hayan concluido sus estudios elementales.

En adición a ese personal, el Patronato de Fomento Educativo del Estado aporta “aproximadamente mil 200 figuras solidarias que nos apoyan a hacer la labor de ‘promotoría’, asesoría y difusión en general”. Estas personas únicamente reciben apoyo en transporte; no perciben un sueldo.

“A través de ellos es como los captamos, apoyamos (…) El INEA, a nivel nacional, genera este incentivo para que (la población en rezago educativo) pueda acercarse a nosotros. Y hay quienes son un círculo de estudio entre sí mismos, porque llaman a sus cuates y todos estudian en la casa de uno de ellos”.

“Ya puedo poner una tiendita y cobrar sin que me hagan chanchullo”

Ni tiempo ni interés. José María Ramírez Ponce, conocido como “Chemita”, entregó su vida entera a la pesca y a la agricultura; no al estudio. ¿Para qué tomar papel y lápiz, si su prioridad estaba en mantener a su familia? Y para ello usaba únicamente los conocimientos que le heredó su padre. Nunca consideró prioritario el saber sumar y restar.

Así vivió durante más de ocho décadas… hasta que una señora tocó a la puerta de su casa en la Colonia El Vigía, de Zapopan y le preguntó si quería estudiar. “Chemita” asintió.

“¿Por qué no? Yo ya hice lo mío”. Las clases comenzaron a la semana siguiente.

Originario de Ciudad Obregón, Sonora, pero criado en Santiago Ixcuintla, Nayarit, el octogenario ha logrado mantenerse con las rentas que recibe de la parte alta de su casa y realizando trabajos de jardinería.

“Ahí haciendo tranzas”, bromea. “Que esto y lo otro: haciendo jardincitos, alguna cosa a fin de ayudarme”.

El personal del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos (Ineejad) comenzó a instruirlo. En seis meses, el octogenario aprendió a leer, escribir, sumar y restar.  

Recientemente se encontró un libro de quinto año de primaria “entre los tiliches”. Ahora está entre sus útiles escolares, pues está muy interesado en conocer la historia de México por esa vía. “Lo junté y lo voy viendo. ¡Nombre… pues me pongo a estudiarlo! Quiero conocer cómo sufrieron los indios (…) nuestros antepasados. Porque yo puedo ser cora”.

Además, ha buscado la manera de emprender gracias a sus conocimientos básicos de matemáticas. “Les digo a mis hijas: ‘Ya puedo poner una tienda; ya sé hacer cuentas’. Que (los clientes) me digan: ‘Es esto y esto’, y yo les digo: ‘Ah, pues es tanto de esto y tanto de esto otro, y los sumo y ahora sí, échale’”.

“Chemita” también es un promotor. Ha buscado que sus “cuates” adopten el mismo interés por estudiar que él tiene. Ahora quiere continuar aprendiendo a través de internet, porque a sus 84 años conoció la lectura y el conocimiento, y ya no quiere separarse de éstos. “Ya nomás necesito una de esas que les llaman ‘tablas’ (tablet) para seguirle”.

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