Niños con obesidad desertan de los tratamientos médicos

GUADALAJARA, JALISCO (04/OCT/2015).- Él come quesadillas fritas en manteca que le prepara su mamá, varias veces por semana. Todos los días acompaña su desayuno con refrescos de cola, además de consumir jugos industrializados y agua fresca endulzada con azúcar en el transcurso del día, junto con grandes cantidades de frituras.

También se come, cuando menos, 10 tortillas diarias, para acompañar sus alimentos, mismos que son ricos en grasa y carbohidratos, con ausencia de verduras y nulo consumo de agua.

La persona a la que nos referimos es un niño de 10 años, con 1.39 de estatura y 60 kilogramos. El menor llegó a la Clínica de Atención de Niños y Adolescentes con Obesidad de la división de Pediatría del Nuevo Hospital Civil “Dr. Juan I. Menchaca”, donde fue diagnosticado por los especialistas  con obesidad.

El médico de la clínica, Enrique Romero Velarde, señaló que cuando el niño llegó a la clínica, lo primero que se le dijo a su mamá era que todos en casa debían cambiar sus hábitos de alimentación, que hicieran algo de actividad física y que a través de esas buenas prácticas el niño bajaría de peso.

Sin embargo, no lo hizo. El infante acudió en enero y siguió con otras dos citas mensuales, pero desde marzo no ha regresado al hospital para continuar con el tratamiento.

Este es un caso común en la clínica, pues sólo dos de cada 10 niños o adolescentes continúan su tratamiento contra la obesidad, y ahí tienen mucho que ver los papás o las personas con las que viven los niños.

“Muchos niños, y está descrito para México y otros países, acuden los primeros dos o tres meses y después empieza a disminuir el apego al tratamiento, entonces, en alrededor de seis meses de distancia o un año máximo, únicamente se mantiene alrededor de 20% en el tratamiento. Hay mucha deserción”, refirió Romero Velarde.

Cada año, la clínica recibe alrededor de un centenar de casos nuevos de niños con obesidad, derivados muchas veces del área de Pediatría, en donde detectan que los niños o adolescentes tienen algún problema metabólico provocado por su peso, o porque mantienen un índice de obesidad de riesgo para su salud.

Entre los casos nuevos y los de control, la clínica atiende a 300 pacientes para tratar su problema de obesidad, lo cual es a veces más difícil porque  la familia no cambia a la par y no se tienen los resultados esperados.

El niño del que hablamos consume cerca de dos mil 500 kilocalorías diarias, lo que representa un consumo excesivo de energía para su edad, tomando en cuenta que lleva una vida sedentaria, es decir, no realiza actividadesd físicas y pasa hasta cuatro horas frente a pantallas de televisión, operando un teléfono inteligente o utilizando tabletas electrónicas.

Llegan con enfermedades más graves

La Clínica de Atención de Niños y Adolescentes con Obesidad de la división de Pediatría del Nuevo Hospital Civil “Dr. Juan I. Menchaca” tiene 10 años de vida. De acuerdo con el doctor Romero Velarde, el número de niños atendidos se mantiene pero, desafortunadamente, lo que sí cambia es que los niños llegan con problemas metabólicos más graves que antes.

“La mayor parte nos los envían porque hay obesidad moderada o grave,  trastornos metabólicos como colesterol, triglicéridos, resistencia a la insulina; algunos tienen la presión elevada”.

El especialista refiere que no se trata de que el niño lleve una dieta estricta para bajar muchos kilos, sino que una reducción paulatina se tienen buenos resultados y su calidad de vida mejora .

En la clínica hay desde bebés hasta jóvenes de 16 años; en la primera visita se realiza una evaluación general de su estado de salud por parte de nutriólogas quienes analizan su alimentación e identifican  alguna alteración en su salud, además de pedirles exámenes generales o específicos de laboratorio. De ser necesario, se solicita la intervención del área de endocrinología pediátrica.

Consejos para niños más saludables

- Hábitos de alimentación con alto consumo de frutas y verduras.
- Comer en horarios regulares, con porciones moderadas.
- Consumir agua natural en lugar de refrescos o jugos.
- Hacer actividad física.
- Menos horas frente a la televisión o aparatos electrónicos.
- No omitir ninguna de las tres comidas del día y tener colaciones saludables.