Repavimentar o tapar baches, dilema del Ayuntamiento

GUADALAJARA, JALISCO (08/AGO/2014).- La tormenta tropical Manuel dejó estragos en la ciudad en septiembre pasado. Las lluvias dañaron las calles hasta generar 84 mil metros cuadrados de baches, esto es, 8.4 hectáreas de pozos.

El secretario de Servicios Públicos Municipales, Francisco Castillo Madrigal, dice que la instrucción de este año es repavimentar las vialidades primarias, de un total de 311 calles que según evaluaciones están en una situación crítica.

Las próximas calles a repavimentar serán la avenida Batallón de San Patricio, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, adelantó Castillo Madrigal. Pero su programa de repavimentación también incluye la calle Armillita, la Avenida Unión, la calle Manuel Cuesta Gallardo, Puerto Melaque y San Beatriz. La mayoría al Oriente de la ciudad, “la zona que tenemos más afectada”.

En caso de que el dinero sea suficiente, se tiene la opción de repavimentar la avenida Hidalgo, desde Victoriano Salado hasta la Avenida Américas; así como las calles Ignacio Comonfort-José María Gómez, desde la Calzada Revolución hasta Esteban Alatorre.

Pero todo dependerá de la copiosidad del temporal, si las lluvias se concentran en determinadas zonas, cambiarán las prioridades de inicio de los trabajos.

El Centro Histórico, un monstruo de mil cabezas

El titular de Servicios Públicos Municipales no ha establecido las fechas en las cuales dejará entrar maquinaria a las calles del Centro Histórico para realizar las acciones de remozamiento; ya que provocará cierres en las vialidades.

Entre 2008 y 2010 el Ayuntamiento arregló las banquetas, pero los rodamientos vehiculares no fueron atendidos. “Eso es de mucho tiempo atrás. No se vieron de manera integral los pavimentos”.

Calles como Independencia, Reforma, Prisciliano Sánchez, 8 de Julio, Mariano Bárcenas, Garibaldi y Juan Manuel pertenecen a la jungla urbana, pero si hay que nombrarlas, “se llamarían cocodrilos”, dice el funcionario.

Cuando un bache es tapado pero días después brota de nuevo en el mismo lugar, “no es otro, es el mismo bache. Pero como no se arregla desde la base, sino que se parcha, se van formando esa especie de cocodrilos. Un bache tapado encima de otro”.

El conflicto que debe resolver Castillo Madrigal es encontrar la maner de afectar “menos a la ciudadanía. Es un trabajo que tenemos que hacer, que por más rápido que lo hagamos, necesitamos tiempo. Y más porque son calles muy transitadas por vehículos y por camiones”.

Por otra parte, informó que los talleres mecánicos, de torno y los locales que lavan automóviles a base de diésel, serán inspeccionados. Ellos se convierten en focos rojos porque si tiran parte de su material al asfalto, “nos levanta la carpeta bien fácil. Nos cuesta muchísimo reponerlo, y lo que les dijimos es que se tendrían que hacerse responsables”.

El diésel es un componente que puede estropear una carpeta asfáltica. Es por eso que la autoridad exhorta a los ciudadanos a que revisen las posibles goteras de sus automotores. “Es muy importante que la gente cuide las calles. Que nos avisen cuando detecten que hay personas dañándolas. Si queremos que se conserven, necesitamos participación de todos”.

Los “cráteres” que unen a Guadalajara

La zona Olímpica y el Centro Histórico son las partes más afectadas de la ciudad

Siete de las 10 calles más largas que están inservibles para rodar un vehículo se localizan de “la Calzada para allá”. Parece una contradicción pero al Oriente vemos más concentraciones de personas y menos servios garantizados.

De acuerdo con los censos reportados por el Consejo Estatal de Población, más de la mitad de los ciudadanos tapatíos viven más cerca de Tonalá y Tlaquepaque que de Zapopan. Y sin embargo, los servicios no son los mismos.

El caso específico es el pavimento con asfalto. De acuerdo la Secretaría de Servicios Públicos de Guadalajara, de las 10 calles más largas y dañadas en su rodamiento, sólo dos están en el Poniente.

La calle más extensa y por la que cualquier vehículo no podría salir bien librado por la cantidad de baches, es Francisco Villa. Desde la avenida Circunvalación Oblatos hasta Revolución, cerca del Centro.

Cuenta el dependiente de la zapatería Gaspar, ubicada frente a una escuela, que las cuadrillas “tapabaches” pasan cada seis meses. La primera vez en el año la usan para arrojar chapopote caliente, la segunda, “ya con las aguas encima, echan mezcla fría”. Y así ha sido desde que tiene memoria. Este hombre tiene 20 años de habitar una “ciudad hoyo”.

Con sus 24 mil 884 metros cuadrados, la avenida Plutarco Elías Calles no le pide nada a las grandes arterias de la ciudad. Cuenta con un camellón amplio como el de Pablo Neruda, con una actividad comercial tan grande como la Avenida Revolución y es tan transitada como la avenida Circunvalación.

Conecta la Barranca de Oblatos con colonias como San Jacinto, San Andrés y Felipe Ángeles. Conduce a puntos clave en la economía tapatía como San Juan Bosco, llega hasta los parques San Jacinto y luego al San Rafael (cuando la calle cambia de nombre a San Jacinto).

En la Elías Calles vive también, desde hace 25 años, Gregorio Navarro, quien tiene un local de abarrotes frente a una tienda departamental, de esas que venden productos en pagos chiquitos durante años larguitos. “La verdad es que nunca me ha tocado ver máquinas arreglando”.

Vivir en el Oriente tiene un costo, comenta, “las suspensiones de los carros ya no aguantan. Pero sale mejor traerlos mal que arreglarlos”. Cuando se le comenta que el Ayuntamiento ha decidido aplicar asfalto y no concreto hidráulico hace una cara entre la felicidad y la resignación.

Mientras tanto en el Poniente

Del tamaño de 50 canchas de fútbol (44 mil 800 metros cuadrados) es el daño que padece la Avenida Acueducto, desde Patria hasta Pablo Neruda. Sólo que aquí los vehículos que circulan traen los vidrios polarizados, no hay transporte público y los carteros andan en motos.

Según Francisco Castillo Madrigal, secretario de Servicios Públicos Municipales, pasaron más de dos décadas antes de que se viera de manera integral el mal estado en que estaban las calles. Y así, ni el Norte ni el Sur, ni el Poniente y Oriente de la ciudad se salvan. Son 311 calles en mal estado, la cuarta parte del rodamiento de Guadalajara.

¿Hay ciudadanos de primera y de segunda? El Ayuntamiento de Guadalajara dice que no. Sólo que está impedido de atender los dos lados de la ciudad. Y si hay algo que une a la metrópoli no es la Calzada Independencia sino los baches que llegan puntuales con las primeras lluvias del temporal.

160 PESOS CUESTA EL METRO CUADRADO DE ASFALTO POR CASI 500 DE CONCRETO
Concreto, solución más cara pero duradera

Una mujer vestida de payaso se abalanzó sobre el gobernador Aristóteles Sandoval. Estaba tan contenta aquel 12 de marzo de este año, que logró burlar a la seguridad y le dio un beso. Sabía que la obra que entregaban en ese momento no era poca cosa: 44 mil 847 metros cuadrados de pavimento de concreto hidráulico que incluía la sustitución de redes hidrosanitarias, banquetas nuevas y más de tres kilómetros de rodamiento para las personas y sus vehículos. La inversión fue de 68 millones de pesos.

La diferencia entre poner pavimento de asfalto y de concreto es de tres pesos si se considera sólo el rodamiento. 160 pesos cuesta el metro cuadrado de asfalto por casi 500 de concreto, de acuerdo con datos de la Secretaría de Servicios Públicos Municipales.

La norma municipal y las recomendaciones de las instancias estatales y federales estiman que si se pone pavimento de concreto se tienen que cambiar las redes subterráneas de otros servicios: agua, teléfono, electricidad, cable. Ahora se busca que el cableado sea oculto.

Y además, se tienen que cambiar banquetas, dice el titular de Servicios Públicos, Francisco Castillo Madrigal: “Sí, dura menos, pero nos sale más barato. El Ayuntamiento ahorita no tiene los recursos para sustituir con concreto, aunque tenemos la situación de un deterioro importante de las calles”, dice el funcionario.

La calle Mota Padilla-Basilio Vadillo es sólo un ejemplo. Cada metro cuadrado le costó al ayuntamiento mil 516 pesos que tuvo que costear con fondos federales y estatales. Es por eso que el día de su inauguración, en el barrio de San Juan Bosco, el gobernador fue el encargado de abrir las vialidades junto con el alcalde tapatío, Ramiro Hernández García.

El año pasado, la capital de Jalisco gastó más recursos propios en pagar deuda que en obra pública. Se erogaron 255.3 millones de pesos (MDP) para obras, contra los 280.6 MDP de amortización de la deuda y el pago de capital, de acuerdo con un reporte de la Tesorería Municipal al que este medio tuvo acceso vía Ley de Transparencia.

Aun así, el Ayuntamiento tapatío invirtió más de mil millones de pesos en obra pública, pero el resto de los proyectos se pagaron con fondos estatales, del Consejo Metropolitano, dinero federal y presupuesto extraordinario del municipio.

Ante la falta de recursos, la administración municipal ha decidido invertir su propio dinero en asfaltar las calles de la ciudad. Serán 70 millones de pesos en total para reparar por lo menos 15 calles de la ciudad, aunque aún no se ha definido cuáles y en dónde.

En pocas palabras: con el dinero que se invierte para pavimentar una calle con concreto se podrían reparar más de 400 mil metros cuadrados dañados.

Y con los 70 millones con los que cuenta el ayuntamiento alcanza para arreglar casi la cuarta parte de los más de dos millones de metros cuadrados dañados que tiene la ciudad. El siguiente año, dice el funcionario, la prioridad será la misma: seguir asfaltando por encima del concreto.

NUMERALIA
Las calles tapatías

24millones y medio de metros cuadrados de rodamiento

14 millones es concreto hidráulico

8.5 millones es asfalto

2 millones son terracería, empedrado y otras

4 millones de asfalto con algún daño

2.5 millones de asfalto en estado crítico

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