Después de la Guerra de Independencia, las finanzas del país han sido deficitarias. Si todo el dinero que se ha pedido presado se hubiera invertido en infraestructura, no tendría México que ser un país que navega entre las aguas del tercer mundo y las naciones emergentes. La solución que con tan buenas intenciones buscaron Miramón y Mejía, de traer un emperador europeo para pacificar el país y acabar con la corrupción, tampoco dio resultado, pues los tres años que Maximiliano y Carlota permanecieron aquí, se dedicaron a malgastar el préstamo de 32 millones de pesos encargando vajillas y muebles europeos, haciendo fiestas y viajando en calesas doradas, con vistosos uniformes para guardias y sirvientes y otros despilfarros como la mansión obsequiada al General Bazaine como regalo de bodas y los costosos viajes de sus generales a Europa y Medio Oriente mientras los liberales ganaban las batallas. Fue Benito Juárez quien en 1861 decretó la suspensión de pagos de la fuerte deuda que ya en esos días era impagable, lo cual motivó la invasión de las fuerzas armadas de Inglaterra, España y Francia, siendo esta última la que nos invadió por haberse retirado los dos primeros. El endeudamiento se mantuvo dentro de los límites razonables hasta la administración del licenciado Gustavo Díaz Ordáz, en la que se debían alrededor de seis mil millones de pesos. La deuda actual interna y externa de México asciende a la cantidad de seis billones 497 mil millones de pesos, que es 38.3% del PIB. Esto es sin contar las deudas de las entidades federativas las municipales que a junio pasado alcanzaron un importe de 489 mil 643.4 millones de pesos. Tan sólo en 2013 el monto de las obligaciones financieras del sector público creció 606 mil 175 millones de pesos, esto es mil 661 millones de pesos diarios. La explicación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público es que comparado con otras naciones no estamos tan mal, pues Estados Unidos, Italia y Francia tienen adeudos que superan 100% de su PIB, por lo que se espera que este año nos sigamos endeudando hasta 40.5% del PIB. Las reformas al Artículo 115 de la Constitución otorgaron autonomía financiera a los municipios por lo que pudieron contratar deudas sin el aval del Congreso del Estado, que antes era obligatorio; ahora otorgan de garantía a los acreedores las participaciones federales, toda vez que los bienes municipales no son embargables. El motivo por el cual se ha desbordado la deuda es porque el gasto corriente se lleva buena parte del presupuesto, principalmente sueldos y prestaciones de la burocracia. Si el origen de la deuda de México fuera motivado por obras de infraestructura para crear empleo y fomentar el desarrollo económico sería positivo pero lo malo es que se ha despilfarrado el dinero y no se ha abatido la pobreza. La comparación con países del primer mundo no es buena porque la capacidad productiva que tienen esos países es muy superior a la de México y generan suficiente riqueza para pagar el servicio de su deuda, lo cual no ocurre con nosotros que tenemos una economía vulnerable a las circunstancias financieras globales. Es recomendable hacerle caso a los refranes de nuestros antepasados: “prefiero estar sano y rico que pobre y enfermo”, “prefiero prestar dinero y cobrar intereses que pedir prestado y pagarlos”.
