La Judea termina su celebración a latigazos

GUADALAJARA, JALISCO (19/ABR/2014).- El reloj de la torre de la iglesia marca las once de la mañana, sin embargo el evento no da comienzo. Paraguas y sombreros no son suficientes para protegerse del intenso sol, pero al menos decoran la explanada de múltiples colores mientras la multitud espera. Algunos silbidos comienzan a resonar entre la gente. Comienzan a impacientarse, muchos están ahí desde las ocho de la mañana. Unos cuantos buscan matar el tiempo entre los diversos puestos, acompañado su espera de un raspado o unas papas con chile. Varias señoras optan por rezar frente a las puertas de la iglesia, pero la mayoría de los asistentes se contenta con gritar para que inicie el espectáculo.

Los gritos y los rezos parecen dar resultado. Después de varios días de festejo, la Judea por fin llega a su celebración final e inicia la tradicional cuereada. Una banda entra a la explanada. Sus miembros aguantan valientemente el calor dentro de sus uniformes y comienzan un son que anima a la muchedumbre. Gritos de emoción inundan la plaza cuando dos grupos, ataviados en capas y togas al estilo romano, corren por la explanada. Todos cargan látigos y cuerdas en sus manos que azotan en espaldas ajenas al ritmo de la canción de banda.

"Es para expiarse del pecado de haber crucificado a Jesús", explica una anciana que mira el espectáculo emocionada. "Es penitencia por todos nuestros pecados".

Los participantes corren, brincan y se persiguen mutuamente con el afán de azotar el látigo en el otro. Algunos parecen desquitar viejos rencores en cada golpe, por lo que un intermediario tiene que detenerlos para evitar que se lastimen.

Cuando la banda deja de tocar, los actores detienen su lucha ficticia, pero cuando se reanuda la música, éstos vuelven a sus antiguas querellas.

"Mi primo es uno de los romanos", dice una espectadora. "Le encanta participar, lleva ya muchos años viniendo.

De acuerdo con Rubén Ruelas Fierro, delegado municipal de Tlaquepaque, la Judea es una de las representaciones más antiguas en el país de la pasión y la muerte de Cristo. "Tiene ya 220 años que se celebra", explica el funcionario. "El viernes santo es el más importante porque se realiza el Vía Crucis y se camina desde la plaza principal hasta el cerro de la cruz donde se hace la crucifixión".

No obstante, a pesar de que la cúspide del evento ya había pasado, algunos asistentes aseguran que la cuereada es su parte favorita de la Judea. "Es lo más divertido", asegura un joven espectador. "Los golpes están padres y la banda es buena, entonces nos gusta mucho venir", comenta mientras la canción llega a su fin y los falsos romanos cesan de expiar sus pecados a latigazos.  

EL INFORMADOR / DANIELA CASTILLO