Martes, 16 de Abril 2024
Jalisco | Especialistas cuestionan la dispersión de la ciudad

Conflictos viales se trasladan a subcentros urbanos

La falta de planeación urbana provoca problemas de estacionamiento en barrios tradicionales que ahora son centros de servicios y recreación

Por: EL INFORMADOR

En la colonia Americana es difícil encontrar estacionamiento, pues las calles están practicamente llenas de vehículos. ARCHIVO  /

En la colonia Americana es difícil encontrar estacionamiento, pues las calles están practicamente llenas de vehículos. ARCHIVO /

GUADALAJARA, JALISCO (03/MAY/2011).- Pese a que el Centro Histórico tapatío concentra una gran diversidad de actividades y servicios, a la Zona Metropolitana de Guadalajara le hace falta multiplicidad, es decir, una mayor oferta y equilibrio de servicios en general, considera el doctor en Planeación y Urbanismo Luis Felipe Siqueiros Falomir.

“Hay lugares que concentran los estudios de nivel superior o las áreas deportivas, pero no existe una cobertura planeada que contribuya a generar una red, una oferta de servicio de manera más accesible”, explica.

Por ejemplo, muchas de las colonias tapatías viejas han cambiado su vocación: de ser habitacionales en su origen, ahora están llenas de negocios o espacios de recreación que las han convertido en subcentros urbanos: satisfacen las necesidades de sus vecinos, pero también a los de otras colonias cercanas. Como no fueron planeadas para recibir gran cantidad de vehículos, hoy tienen graves problemas viales, agravados con la falta de estacionamiento público, obstrucción de cocheras a las casas de los vecinos y constantes dobles filas cerca de los negocios. La Americana, Providencia, Santa Tere o la zona del Mercado Felipe Ángeles padecen esta clase de conflictos.

Para Siqueiros Falomir, es positivo para una ciudad que exista una multiplicidad de subcentros que diversifican las actividades en el territorio o diversifican la concentración de actividades, que es lo que se busca en una planeación urbana: que exista diversificación y mezcla de actividades y usos de suelo. Sin embargo, falta mejorar los corredores viales de las zonas que originalmente no fueron diseñadas para recibir la carga vehicular que atrae los negocios.

El urbanista define un subcentro como una concentración planeada o espontánea de servicios comerciales de producción y de equipamiento público que constituyen lugares concentradores de actividad.

“En el caso de la Zona Metropolitana de Guadalajara, todavía existe una gran concentración de actividades en el primer cuadro de la metrópoli, que se ve ejemplificada en la cantidad de movimientos diarios de las afueras de la ciudad hacia el Centro”.

Con los subcentros urbanos bien planeados se evitan las dependencias de los grandes centros y los viajes excesivos: “La multiplicidad de subcentros contribuye a tener menos concentración en un solo punto metropolitano. Ofrecen, desde el punto de vista de las actividades urbanas, una serie de opciones de trabajo, escuela y equipamiento público y, en la medida en que existe una mayor cobertura, se evita la dependencia de los centros”, explica el urbanista.

Modelo de dispersión urbana, “insostenible”


Los subcentros urbanos tienen que ver con el modelo de ciudad que se plantea tener o de lo que vaya resultando de la tendencia natural de crecimiento de una ciudad o de una zona metropolitana.

“En el caso de la Zona Metropolitana de Guadalajara, como ya es sabido, en este momento tenemos un modelo muy negativo basado en la dispersión urbana, que ha sido provocada por el interés de los desarrolladores inmobiliarios de obtener suelo barato para poder producir vivienda de interés social, que han podido obtener solamente en lugares alejados de la mancha urbana”, destaca el arquitecto Francisco Pérez Arellano.

Destaca que tenemos un modelo de desarrollo urbano disperso, que es ambientalmente insostenible, socialmente injusto y económicamente ineficiente: “El modelo que estamos teniendo y que se va a incrementar en los próximos años con esta tendencia es de una enorme dispersión, que ambientalmente deriva en un desarrollo insustentable; socialmente, en condiciones de inequidad e injusticia, porque a los más pobres los mandas más lejos y donde no hay ni el equipamiento, ni los servicios, ni las condiciones para un desarrollo social adecuado”.

También apunta que es un modelo económicamente ineficiente, porque se debe atender más superficie con el mismo presupuesto, lo que deriva en problemas de administración y operación.

La multiplicidad de subcentros no implica que los centros históricos deban quedar relegados. “Por el contrario: en una planeación ordenada, con visión integradora, estos centros históricos envejecidos y despoblados tienen que atenderse para recuperarse, repoblarse y mantener su patrimonio histórico”.

Crónicas

Cuatro formas de lidiar con la falta de estacionamiento


1. En la Americana, necesitan retener a los clientes

Líder vecinal pide estacionamientos públicos más baratos

El aumento de tráfico vehicular es una consecuencia necesaria del crecimiento de la oferta comercial y de entretenimiento, opina el presidente de la asociación de vecinos de la colonia Americana, Daniel García de la Torre, quien, sin embargo, admite que esa zona padece la falta de estacionamiento barato que permita retener a los clientes.

Los días entre semana atraen a numerosos carros que copan las banquetas ―e incluso las trepan― en vías como Enrique Díaz de León, Pedro Moreno, López Cotilla, Libertad o La Paz, mientras que las noches de fin de semana se ven cruzadas por la intensa actividad de bares, sobre todo en Avenida Vallarta.

Aunque el representante vecinal reconoce los problemas de movilidad, subraya que están relacionados con la falta de estacionamiento, pues los comercios necesitan retener a sus clientes: el del templo Expiatorio, por ejemplo, cobra 21 pesos la hora, demasiado para viene a misa, a cenar o a practicar danzón los domingos. “La falta de espacios sí perjudica la movilidad, pero, como comerciantes, tenemos que aguantarnos. La gente no quiere venir con estos precios”.

De hecho, minimiza los problemas: “Ya ves que en (avenida) Vallarta hay mucho antro y se han abierto cafés y todo eso en la calle Libertad. Yo pienso que es lo normal en la vida de una ciudad; hasta bonito se me hace. Es lo que le da vida a la colonia”.

¿Qué pasaría si quitáramos todos los autos estacionados? ¿Esos que copan la angosta calle Madero, o los que repletan Pedro Moreno en horas de oficina, o los que acomodan los “viene-viene” en López Cotilla? “Correríamos a la gente, y no es el punto”, resume el presidente de colonos, e insiste: lo importante es dónde meter los autos. “A lo mejor, que abran estacionamientos… o que les bajen el precio”.

2. Agentes ponen multas “pirata” para cobrar favores

Corrupción de Vialidad agrava falta de espacio en el mercado Felipe de Ángeles

El mercado ya no es sólo aquel inmueble de las calles Felipe Ángeles, Federación, Industria y Huertas. Las paredes de este inmueble quedaron rebasadas por los locatarios que están en las calles aledañas. Los espacios para estacionarse ya no son suficientes. Las trocas y camionetas de carga de mercancía ocupan la mayoría de lugares. Por ambas aceras se ven autos estacionados, en línea y en batería.

Rocío se despierta a la cinco de la mañana para media hora después “echar aguas” y cuidar coches en la calle Felipe Ángeles. A ella nada más le “pertenece” el lado derecho de la calle; enfrente está su competencia: un policía de tránsito. Éste no aparta lugares. Si alguien llega y le pide permiso para estacionarse, “le da chance” y, cuando el automovilista se va, agradece al policía vial con unas monedas. El policía permite que los autos estacionados en ambas aceras entorpezcan el tránsito, ya que la circulación por cuatro carriles se reduce a dos.
Mientras Rocío responde algunas preguntas, del otro lado de la calle llega el propietario de un automóvil. Tiene un folio de infracción en el parabrisas. El policía vial se acerca y el conductor se lo entrega. “Ese muchacho es del mercado y le ponen folio pirata, o sea, uno ya usado”, señala Rocío; así, cuando pasan otros agentes de Vialidad, ya no levantan multa.

Ella confiesa que el oficial da trato especial a los locatarios del mercado y sus alrededores, pues, cuando no tiene folios usados, simplemente los deja estacionarse en lugares prohibidos a cambio de una propina.

―Pero, ¿los agentes que pasan no se dan cuenta de que el folio es usado?

―Sí, pero son sus cuates. Se dan chance.

3. A Santa Tere, 61% de visitantes llega en coche

Dos de tres carriles sirven de estacionamiento

Santa Tere es un monstruo con varias cabezas. Una de ellas es la inmovilidad. Manuel Flores Leos, secretario de la asociación de vecinos y presidente de comerciantes de este tradicional barrio, describe con esta imagen los tantos problemas de la colonia.

El barrio es como una pequeña ciudad dentro de la metrópoli. Ahí se puede encontrar casi de todo, desde comida tradicional hasta la ropa de moda.

En contraste con ése, uno de los principales atractivos del barrio, uno de los principales inconvenientes es la dificultad para encontrar estacionamiento, principalmente durante la mañana, cuando Santa Tere registra mayor actividad.

Algunas de las principales avenidas de esta colonia, como Manuel Acuña y Andrés Terán, están convertidas en estacionamiento: de los tres carriles por los que podrían transitar el transporte público y os autos particulares, sólo queda uno.

Y dedicar las calles a dejar el automóvil para que los visitantes puedan recorrer la zona tiene cierta lógica: de acuerdo con un estudio proyectado en la pasada Administración, 61% de los visitantes llega en auto propio y 84% viene de otras colonias.

Aun así, el problema no debería ser tan drástico, pues los automóviles estacionados deberían fluir, es decir: cada visitante que terminara de realizar sus compras dejaría un lugar libre. La verdad es que muchos de los lugares ocupados son de los mismos comerciantes.

Para el secretario de colonos, este problema es uno de tantos y de menor prioridad. Otro más urgente: que, cuando pavimentaron las calles, no conectaron los bajantes del mercado, hecho de adobe, lo que, con las lluvias, podría provocar que se derrumbar.

También cuenta una serie de irregularidades en el tianguis que se instala semanalmente en la colonia, como que se “cuelguen” de los cables de electricidad sin permiso o invadan banquetas.

4. Un subcentro urbano exitoso se ve acorralado por los problemas alrededor

Providencia Norte, en el límite de su resistencia

Atravesada por ocho avenidas importantes y por cinco líneas de transporte público, con 90% de sus pavimentos de concreto y con un envidiable muestrario de parques, centros escolares y negocios de entretenimiento, la colonia Providencia Norte se halla hoy en el límite de su resistencia ante una “invasión” que la ha dejado sin espacio para estacionamiento, con choques y embotellamientos diarios. Pero la opinión de su presidente de colonos, Javier Rodríguez Jaime, es que hay un problema peor en el horizonte: los proyectos para construir cinco nuevas zonas comerciales y hasta 15 torres de departamentos en Avenida Américas que, anticipa, afectarán a esta zona residencial al añadirle hasta diez mil autos nuevos a esa vía.

Los autos, en Providencia, ya salen sobrando: camellones y banquetas, pintados de franjas amarillas, lucen repletos en vías como la Avenida Providencia-Terranova, sobre todo en las entradas y salidas de alumnos en las escuelas, las horas de misa en torno a Pablo Neruda o las noches de cafés, restaurantes y bares en Rubén Darío.

“Nuestra traza urbana, nuestras avenidas y nuestros parques han sostenido este crecimiento vehicular, pero estamos ya en el límite de un problema mayor”, expone Javier Rodríguez. “En Santa Tere, por ejemplo, están peor, pero dentro de dos años vamos a estar igual”.

Todo esto es resultado de viejos problemas de planeación, opina este ingeniero civil que desde hace cuatro años preside la Asociación de Colonos de Providencia Norte y que, hace decenios, colaboró en la planeación de desarrollos como el fraccionamiento El Sauz. Hoy, admite, su colonia y algunas vecinas sufren no sólo por la falta de espacios, sino también por la ausencia de señalización vial y balizamiento, así como por la autorización indiscriminada de cafés y restaurantes. Son comunes las quejas contra clientes de negocios que invaden cocheras o rampas con sus autos, contra los valet parking y contra los “viene-viene”.

¿Qué le pasó a Providencia Norte? “Falta de planeación”, opina Javier Rodríguez Jaime. “Al autorizar 20 o 25 colonias alrededor sin exigirles equipamiento urbano, la nuestra, la única colonia que dispone de ellos, se ve invadida. Si cada colonia tuviera sus espacios, sus escuelas, sus bancos, se repartiría el problema. Nos han aliviado mucho las tiendas de autoservicio o la Plaza Andares; en Avenida Patria ya se presenta un gran congestionamiento, pero va a suceder con mucha mayor gravedad en Américas, con tantos centros comerciales y torres de departamentos”.

En Providencia Norte, señala el líder vecinal, hay criterios de movilidad mal aplicados, como haber convertido a las calles Ontario y Alberta en “corredores viales” sin la anchura ni señalización necesarias; o mal uso de las vías, como el paso de los anchos camiones de la ruta 622.

La apertura frecuente de comercios a los que no se les exige estacionamiento es lo que causa más conflictos. Ya aparecieron mantas que reclaman “No más bares en Providencia”. “Existen cerca de mil comercios en estas avenidas y ya no hay dónde estacionarse; hay 30 escuelas y eso aumenta considerablemente el flujo vehicular. Algunos vecinos quieren pintar rayas amarillas: privatizar los espacios públicos no es la solución, pero a veces hay que ser flexibles”.

Todo conduce a la falta de autoridad, asegura el presidente de colonos, cuando explica que la Secretaría de Vialidad y Transporte ha desoído repetidas solicitudes para enviar agentes que multen a quienes usen mal el espacio público.

En contraste, el Ayuntamiento de Guadalajara aumentó el patrullaje policial y ha aceptado solicitudes para actualizar el plan parcial de Providencia Norte. No obstante, “hay desconfianza de que, a la mera hora, puedan influir los intereses inmobiliarios”.

“Falta la presencia de la autoridad”, insiste Javier Rodríguez. “Si sancionara en forma diaria el mal uso del espacio, creo que en un mes se corregiría, cuando menos, el orden del estacionamiento”. Ése, quizá, sería un mes con muchas multas en Providencia Norte. “De acuerdo”, concede el presidente de colonos. “Pero yo creo que la gente tendría que someterse a la disciplina; cuando menos, al respeto entre vecinos”.
Un temor y una idea

En Providencia Norte hay una preocupación cercana: los vecinos temen que los Juegos Panamericanos 2011 atraigan exceso de autobuses y autos a la Unidad Deportiva Revolución, que carece de estacionamiento. Eso sí, admiten que la cercanía de este encuentro deportivo ha traído beneficios, como la reciente remodelación del camellón de Pablo Neruda.

Al mismo tiempo, admiten que, con los Juegos Panamericanos, se sacaron la lotería en algunos aspectos. La nueva imagen de Pablo Neruda propició el proyecto de diseñar, a mediano plazo, un par de “ciclopistas locales”: una por esa vía y otra más en Montevideo. La instalación podría sumar 10 kilómetros y conectar a dos o tres parques de la zona. La idea apenas está en estudio.

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