Sábado, 20 de Abril 2024

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Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Pecado, robar y que te cachen

La principal ventaja de las fotoinfracciones es que reduce el contacto entre el agente y el ciudadano, que es lo que genera mayor incidencia de corrupción

Por: EL INFORMADOR

Las fotoinfracciones tienen muchas virtudes y alguno que otro defecto. En algunos estados de la Unión Americana tenían la costumbre de mandar al domicilio la multa, junto con la fotografía como testigo de la infracción. En ella aparecía el día y la hora en que se había cometido la infracción y en no pocas ocasiones, algún otro elemento que, aunque no era propiamente una falta administrativa, salía más caro que el exceso de velocidad: ¿quién es esta güera que sale en la foto?; ¿qué andabas haciendo a esas horas en esa calle?; ¿no que habías ido al ginecólogo? En fin, infracciones que no se pagan en el banco sino con largas y sufridas penitencias maritales. Era tal la cantidad de problemas familiares que dejaron de enviar las fotos. Hoy sólo se envía la multa y si el interesado quiere jugar a la lotería, puede pedir que le muestren la evidencia. La mayoría paga su multa sin chistar.

Fuera de estos pequeños inconvenientes, las fotoinfracciones tienen muchas ventajas. La principal es que reduce el contacto entre el agente y el ciudadano, que es lo que genera mayor incidencia de corrupción. Al no haber un elemento de discrecionalidad se reducen las típicas discusiones de “se pasó el alto joven”, “era amarillo mi jefe”, o “venía a usted a exceso de velocidad, señora”, “nombre, si en mi velocímetro marcaba 60”... No solo no habrá margen para la discusión, sino que tampoco se podrá arreglar la multa en la banqueta.

Pero sobre todo, se reduce la impunidad. Siguiendo la máxima de que “pecado es robar y que te cachen... la segunda vez”, los ciudadanos tenemos claro que infracción es pasarte un alto y que te vea el cuico. Cuando un joven le dice a su padre que lo multaron por pasarse un alto, la pregunta nunca es ¿por qué te pasaste en rojo?, ¿por qué violaste el reglamento?, sino ¿por qué no te fijaste que había un policía vial en la esquina? El regaño nunca es al imprudente, sino al baboso a quien se lo cacharon.

Para que esto tenga realmente un efecto en la cultura vial y en la cultura de legalidad, es necesario que las fotoinfracciones se vuelvan un elemento cotidiano y no solo en una avenida o un viaducto de alta velocidad. Pero más allá de eso, se requiere que las infracciones estén vinculadas a la expedición y conservación de la licencia para conducir y al costo de los seguros. Vamos a dejar de manejar con exceso de velocidad el día que nos cueste o que esto tenga una consecuencia grave. Si a la tercera, cuarta o quinta multa por exceso de velocidad perdemos la licencia y/o se nos incrementa el costo del seguro del automóvil, el exceso de velocidad ya no será una opción.

Bienvenidas las fotoinfracciones. Ojalá no sea una llamarada de petate, un proyecto al aventón o una jugadita electoral, sino el arranque de una modernización, en serio, de una de las más atrasadas y corruptas de las dependencias del Gobierno.

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