Viernes, 19 de Abril 2024

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Jalisco | Por: Paty Blue

Grillito cantor y tricolor

SEGÚN YO

Por: EL INFORMADOR

“¡Madre del amor hermoso!, ¿qué me faltará por ver?”, exclamaba mi santa jefecita, abriendo los ojos hasta donde le daban las cuencas, cuando algún desacato la escandalizaba o se enteraba de algún despropósito que no le cabía en la cabeza. Vale decir que, aunque mi progenitora nunca atinó a despejarme de dónde había salido tan peregrina advocación que ni en las letanías figuraba, aprendí a reconocer la frase como sinónimo de sorpresa un tanto bizarra, para la que no había explicación disponible.

Como pasó con tantos dichos y consejas familiares, la citada herejía habría caído por desuso en el costal de los olvidos, si yo misma no me hubiera visto forzada a sacarla a serenar, hace unos días, cuando un par de inquietas mozuelas requirieron mi presencia a la puerta del lugar donde trabajo para poner en mis manos, así nomás, sin recitar prolegómenos, ni solicitar alguna suerte de trueque o dar razón de su solícito desprendimiento, un flamante disco melódico enfundado en una colorida portada.

En tiempos en que es más factible que te quiten a que te den, no dejó de sorprenderme el inopinado obsequio que al momento sustraje de su funda de celofán, para averiguar quién andaba de dadivoso y esparciendo su repertorio por las calles de la colonia. La portada del disco enunciaba “Porque saben amar... primero nuestro agradecimiento de todo corazón”. ¡Ah jijo!, reparé ante semejante declaración que por el reverso remataba: “Muchas felicidades a la mujer… quien además de darnos la vida nos la entrega y nos enseña a amar. Gracias por existir”.

Madre al fin, me quedé sin aliento y contuve dos lágrimas que, en cuanto abrí la parte central del citado volumen, se convirtieron en veinte y rodaron hasta el suelo cuando leí que: “Porque en un proceso electoral la gente le entrega su confianza y su esperanza a los candidatos”, seguido de lo que se me antojó la recitación de unos votos matrimoniales, de ésos que las parejas de ora se inventan para evitar los ceremoniales de cajón. Pareció me comprometo contigo desparramaron y se convirtieron en veint, como dice una canción de Maná,  le lloré todo un río, no sólo por la melcocha literaria que zarandeó mis fibras de por sí insensibles a la poesía barata, sino por enterarme de que le andan a uno levantando falsos.

Con celeridad me deshice del mal pensamiento que me atravesó como ráfaga, porque ni a un prójimo reprobado por el alcoholímetro se le ocurriría pensar que una producción musical podría ablandar la férrea convicción de un votante en vías de ocurrir a las urnas de puro vacilón, con tal de anular su sufragio. Ni que Vivaldi o Susan Boyle, quien se ha convertido en el sabor de la semana, me endulzaran el oído, harían posible mi cambio de parecer.

La timbrada voz del mismísimo candidato del tricolor, quien pensó que no habría mejor manera de hacer grilla pública, que rindiendo tributo a la especie y a sí mismo, por medio de una veintena de covers con los que se dio el gusto de alborotar su narcisismo, aprovechando los centavos que el fisco nos esquilma para invertirlos en la difusión del producto de sus atardeceres bohemios.  

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