Jueves, 28 de Marzo 2024
Jalisco | Los propios alumnos, la gente que viene a estudiar de otras partes del mundo, aportan al ITESO, señala

Formar hombres y mujeres completos, tarea de Juan Luis Orozco Hernández

Orozco Hernández ocupará este martes el cargo de rector del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Nacido en Guadalajara, desde niño le atrajo la vida de servicio comunitario. Estudioso de las letras, la sociología y la economía, el sacerdote jesuita que llegó hasta superior provincial tomará mañana la batuta de la universidad, una “responsabilidad compartida”

Cuando Juan Luis Orozco Hernández cursaba el último año de su carrera inicial como jesuita, ocupó una de las primeras aulas del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), que acababa de mudarse del Centro Histórico de Guadalajara, al anillo periférico.

“Era el año de 1968, y había dos edificios: uno el A, y otro que acababan de inaugurar”, en donde los estudiantes compartían el aula en proceso de construcción con los albañiles. “No había jardines, y entre ambos edificios había un mezquite disputado por todos para agarrar sombra. De repente, veías vacas en los alrededores”.

A cuarenta años de distancia, y con una carrera como jesuita que llegó hasta el grado de superior provincial de su grupo religioso en México, durante el periodo del 2001 al 2008,  Juan Luis Orozco Hernández, S.J, ocupará este martes, el cargo de rector del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente.

-¿De dónde viene?

- Soy de Guadalajara. Mi familia era de Guanajuato; de Salamanca, en el caso de mi padre, mientras que mi madre es originaria de Zamora, Michoacán, pero los azares de la vida hicieron que se viniera a Jalisco. Yo soy el tercero de siete hermanos, y todos viven aquí.

- ¿Y su vida religiosa, específicamente con los jesuitas?

-En mi niñez siempre estudié con los jesuitas en el Instituto de Ciencias, conocí a varios de ellos. El porqué mi familia decidió meternos a mí y a mis hermanos ahí, yo creo que mucho en el fondo se debe a que era el colegio que nos quedaba más cerca. Conociendo jesuitas, por un lado me atrajo el tipo de vida, el trabajo que ellos hacían. Reconozco que desde pequeño, tal vez aunque yo ahora digo que era un niño con un estilo de vida relajado, nunca me llenó el estilo de vida netamente material, el tener. Y desde chiquillo presentí eso. Me interesaba una vida en que pudiera ayudar más a mi comunidad. Pero sobre todo me entusiasmaba la aventura, y la vida de los jesuitas me parecía muy emocionante, cambiar de lugares, países. Había trabajos de los jesuitas en ese tiempo, como la Ciudad de los Niños, o la Escuela del Padre Salvatierra “de la calzada pa´lla”.

Ese estilo de vida me atrajo, lo que yo oía de las misiones en China. Cuando terminé primaria fue probablemente la primera vez en que se me ocurrió expresar que quería ser jesuita.

-Pero se definió más tarde, ¿cierto?

-Ya en preparatoria me planteé más seriamente el dedicarme al ejercicio de la religión, y decidí entrar con los jesuitas, aunque realmente pensé que me correrían pronto. Era un poco por inercia. Después me fue gustando el tipo de vida, los retos, ir formando misiones, y poco a poco me fui sintiendo jesuita, no sólo que ingresé allí, sino que yo era jesuita. Ahí quedé y ahí sigo.
Hasta finales de abril estuve por siete años de provincial de los jesuitas en México.

-¿Qué significa ser provincial superior?

-Es la persona que se encarga de toda la administración y gestión de los jesuitas en México, desde los proyectos hasta la preservación de los bienes. Me tocó ese último año, la elección del nuevo superior general de todos los jesuitas en el mundo, en Roma. Es un poco distinta a una elección de Papa, la elección dura medio día, pero se aprovecha para hacer un análisis de la orden en todo el mundo, de los retos y los caminos, de los jesuitas, de cerca de 92 países; fue muy interesante al ver un contexto más global.

-¿Y cómo ven allá a los jesuitas?

-Yo creo que como en todo el mundo –sonríe-, una parte bien, y una parte mal. Creo que se le reconoce en Roma como una orden abierta, en búsqueda, que innova, y a veces se equivoca. Aunque yo creo se equivoca más el que no cambia nunca. Y que es una orden vista como alguien que abre camino y nosotros lo vamos siguiendo; lo que nos da una responsabilidad extra.

-¿Cuál es su ámbito de formación?

-Fue usual, los cuatro primeros años fue noviciado y estudios de letras, sociología, después tres años de filosofía en la Ciudad de México, y mi etapa de trabajo comunitario. El primer año lo hice como profesor en el Instituto de Ciencias, y tuve mucha relación con los alumnos. De hecho ahora hasta alumnos míos hay aquí en el ITESO.

-Y realizó trabajo comunitario…

- Sí. Después, al año, me cambiaron a un proyecto que iniciábamos de educación popular en la Ciudad de México, en una zona de invasión. De hecho, el grupo que trabajábamos ahí, llegaron a invadir un terreno y construir la casa para trabajar.

El trabajo ahí era mucho pensar, en una combinación de economía y educación. Entonces buscábamos que la gente tuviera un ingreso fijo, trabajos dignos, y creamos varias cooperativas. A mí me tocó estar al frente de la cooperativa de costura.

Después me mandaron a estudiar la teología a Roma. Regresé a Guadalajara a trabajar en la formación en una comunidad campesina en el Municipio de Zapotlanejo. Ahí combiné un poquito lo pastoral, era como el párroco del pueblito. Además de maestro de sociología y economía de los jesuitas jóvenes. Iniciamos algunas luchas sociales por meter el agua al pueblo y darle más oportunidades.

-También es doctor en economía, ¿cierto?

-Al terminar eso me propusieron estudiar economía, aunque me gustaban más otros campos.

-¿Como cuáles?

-Me gustaba mucho la línea más de educación popular, entonces habría ido si me hubiesen dejado elegir solo, o por pedagogía o por psicología social. Pero me dijeron que hacía falta en economía, y me gustaba un poco. Finalmente hice el doctorado en La Sorbona, en Paris, y mi tesis fue un análisis económico de causas y consecuencias de la migración de Los Altos de Jalisco, a Estados Unidos.  
Me di cuenta que el mero estudio no explicaba el fenómeno, y realicé la tesis en cinco años. Fue muy bien valorada en París, en donde la copiaron para repartirla en la academia, y regresé a trabajar la formación, pensaba meterme mucho al campo académico.
Entonces, me pidieron que viniera aquí (al ITESO), pero hubo un cambio de planes.

-¿En qué año fue eso?

- En el 1992, pero después fui rector en el filosofado, luego de ahí, de rector al Colegio de León, que va de preescolar a prepa. Ahí me divertí mucho, creo que los otros también. Y de ahí me fui a ser provincial de los jesuitas.

- Parece un jesuita comprometido…

-Hay que batallar mucho. México tiene muchas carencias; Europa ha diversificado su ayuda más a África y Europa Oriental. Estados Unidos la ha condicionado más a Asia. Entonces es muy difícil ese trabajo básico para elevar el nivel de la calidad de vida de la población. La Compañía de Jesús, incluyendo el ITESO, sin esa dimensión de mirar a los más pequeños y pobres, buscando un país más justo y de más oportunidades, no tendría sentido. Y esas bases de economía, me ayudaron para empujar algunas de estas cosas.

-Como economista, ¿qué opinión tiene del marxismo?

-Que ya se acabó. El marxismo, sobre todo activo prácticamente ni China ni Albania lo siguen. Como corriente teórica tiene puntos de análisis interesantes, válidos, desde el punto de vista económico, creo que su análisis de la producción y el reparto, puede seguir siendo aplicable con modificaciones. Culturalmente creo que fue lo que perdió al marxismo, se volvió rígido, al final creo que se contradijo, calló en un capitalismo de estado.

-Con relación a este nuevo encargo: el ITESO, ¿está nervioso?

-Sí, pero me mantiene en paz y tranquilo que es una responsabilidad compartida. Sé que en el ITESO hay equipos de trabajo, departamentos, coordinaciones que llevan un excelente trabajo, y que es compartido. Los propios alumnos, la gente que viene a estudiar de otras partes del mundo, aportan al ITESO. Claro que me preocupa y asusta, pero sería inconsciente y peligroso que no me preocupara asumir un puesto de estos.

- ¿Ha bosquejado algún proyecto en torno al ITESO?

- Cuadrado y completo tal cual, no. Creo que es un peligro de las universidades privadas querer formar sólo la cabeza del alumno, la vivencia de los jesuitas, que es la del ITESO, es formar hombres y mujeres completos, que tienen cabeza y corazón, capaces de amar, de apasionarse, de comprometerse con este mundo. No es una utopía ni ideal, pero hay que trabajar.
Mi proyecto inicial es seguir conociendo al ITESO, escuchar a mucha gente y sobre eso, trabajar en cómo hacer el ITESO con una gran calidad académica, como la que ya tiene, y mejor.


- De la ceremonia este martes, ¿sabe quiénes vendrán?

- No sé – sonríe- de repente oigo la rumorología, que viene el gobernador, diputados, rectores de otras universidades, bastantes jesuitas, alumnos del ITESO, por supuesto, el  personal, amigos míos,….ustedes, están invitados.

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