Señalan a Arenales Tapatíos, como una zona de alta peligrosidad

ZAPOPAN, JALISCO.- Sin gastar balas, el cañón de la pistola que descansaba en su sien ya había matado al tiempo, se había quedado solo y ahora tenía que haber una segunda víctima. ¿Los milagros suceden con los ojos cerrados o bien abiertos? Saúl ni siquiera había atacado al integrante de la otra pandilla, el pecado que se le imputaba y que habría de expiar.

Hay quien cree que Los Arenales tapatíos esconden arcilla que al mezclarse con el agua de lluvia forma hombres y mujeres que se reúnen en grupos, conocidos como barrios o pandillas, proclives a las actividades delictivas y al consumo de las drogas, es una teoría.

Otra pregunta, ¿La pistola que le hablaba quedo a Saúl, le apuntó al corazón de un pandillero enemigo o a la de un joven que no había llegado a los 17 años? El cuerpo del primero se desplomó inerte, había muerto y su rostro debió encontrarse violentamente con las calles polvorientas.

El segundo se desvaneció por un momento, luego se pudo levantar aunque con sangre corriendo en su rostro, las caricias del viento en esa noche debieron parecerle muy frescas: “Uno me dijo -Aquí te vas a quedar-, me sacó la pistola, me la puso en la cabeza, intentó y, en el momento, ¡taz!...se encasquilló. Y no sé porqué, pero se me hace que por suerte, como ya no pudo tirarme, me dio un golpe, un cachazo”.

Sucedió hace un año, Saúl decidió dejar atrás al barrio del que formaba parte. Según los registros de la Coordinación de Prevención del Delito de la Dirección de Seguridad Pública de Zapopan, Arenales Tapatíos es la segunda zona del municipio en presentar mayor actividad de pandillas, con 10 de estos grupos, solamente por debajo de San Juan de Ocotán, con 11.

“Su población es muy fluctuante, se abastecen, por así decirlo, de personas jóvenes, con problemas principalmente en casa, los valores en casa son importantes, cuando hay algún problema se debe acudir con un especialista para que el chavo no salga a la calle, no busque refugio en este tipo de amigos, que lo van a desviar o lo van hundir todavía más”, explica el titular de la coordinación, Jorge Eduardo Garza Martínez, quien fue señalado recientemente en una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) por presunto acoso sexual a dos de sus subordinadas.

“El problema grave está en San Juan de Ocotán, Miramar, Arenales Tapatíos y Lomás de la Primavera, han surgido muchos problemas, ahí se ha actuado en forma operativa, a veces se juntan 100 ó 200 muchachos y se vienen corriendo a tal grado que cimbran las calles por donde van pasando, y al paso destruyen las cosas”.
Susana Pérez Cruz, directora operativa del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Zapopan, habla sobre los múltiples factores que siguen motivando la conformación de pandillas en el municipio:
“Los muchachos en esa etapa buscan un sentido de pertenencia, estas colonias, con sus características, ofrecen un ambiente muy hostil, se tienen que reagrupar como por instinto natural, pero el problema no está en que se agrupen, sino en lo que hacen cuando están juntos”.

Según los registros oficiales, las pandillas en Arenales Tapatíos, en sus dos secciones, participan en la venta y consumo de drogas, asalto a personas, robos, riñas con armas blancas y de fuego, así como en grafiti, todo con una población que oscila entre los 490 y los 570 integrantes.

Hablar de estas cifras con la presidenta de colonos de Arenales Tapatíos, Paola Margarita Preciado Angulo, está de más. “Hay mucha delincuencia. Cada ocho días bajan los muchachos de arriba (Lomas de la Primavera) y se pelean con los de Mariano Otero y no son tres o cuatro, son alrededor de 30 ó 40 muchachos o más, contra 15, eso es de cada ocho días, sábado o domingo es pleito seguro”.

Nueve de las 10 pandillas en Arenales, están consideradas entre los 34 grupos clasificados como los más conflictivos por la Dirección de Seguridad Pública, como “Los Monos”, “Los Pitufos” y “Los Fachas”.
Los enfrentamientos o “guerra de bandas”, como le llaman en la colonia, generan un sentimiento de inseguridad en los habitantes del área, así lo señaló la representante vecinal: “Dan las 10 de la noche y dices -Saldré o no-, vas a la tienda y no sabes a qué hora o dónde se van a pelear, no puedes salir con tus niños, tienes miedo, cuando se pelean no sabes ni para dónde correr”.

Igual que en otras colonias con alta actividad delictiva, como La Martinica, la representante de vecinos solicitó la instalación de un módulo de vigilancia de la Dirección de Seguridad Pública de Zapopan, lo que traería una presencia permanente de la autoridad en la colonia. En Arenales existía uno, pero dejó de funcionar hace un año.

“Cuando estaba el módulo nos ayudó muchísimo, bajó mucho la delincuencia”.