Jueves, 25 de Abril 2024
Internacional | La campaña de boicot latino lo ha catapultado entre los candidatos

Donald Trump, el magnate republicano fuera de control

La campaña de boicot latino lo ha catapultado entre los candidatos

Por: EL INFORMADOR

Los hispanos estadounidenses, sobre todo los de origen mexicano, condenan la postura del millonario. EFE / G. Williams

Los hispanos estadounidenses, sobre todo los de origen mexicano, condenan la postura del millonario. EFE / G. Williams

LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS (13/JUL/2015).- Cuenta el director del diario "La Opinión de Los Ángeles", el periódico en español de mayor tirada de EE UU, que el pasado jueves estuvo en la redacción el congresista demócrata Xavier Becerra, uno de los políticos latinos más importantes de Washington. El periódico que dirige Gabriel Lerner llevaba ese día otra portada más sobre Donald Trump. “Becerra entró con una sonrisa de oreja a oreja y diciendo: ¡Que dure mucho tiempo!”, cuenta Lerner.

El diario angelino, como toda la prensa en español de Estados Unidos, se encuentra atrapado en una espiral de reacciones después de que el pasado 16 de junio el magnate inmobiliario insultara a los mexicanos al anunciar su candidatura a presidente de Estados Unidos. México se ríe de Estados Unidos en la frontera, dijo Trump, y los migrantes son violadores y narcotraficantes.

La reacción inicial de los medios dice mucho del personaje. En un primer momento nadie reparó en Estados Unidos en que los comentarios de Trump fueran tan graves. Las declaraciones fueron recogidas, pero en tono de resignación. Donald es el bufón oficial de esta campaña electoral. Qué se puede esperar de un tipo así, venían a decir las crónicas. De él se espera que diga algo así. En 2013 había tuiteado con toda convicción que 98% de los crímenes violentos los cometen la población de color e hispana.

Sin embargo, fiel a su estilo polémico, sentenció: “Ganaré el voto hispano. Ganaré el voto hispano, porque voy a crear empleos. Se los voy a quitar a China”, aseguró Trump

Las encuestas y el debate

El día que Trump anunció su candidatura, las encuestas lo situaban en la novena opción de los 12 candidatos que había en ese momento. Hoy es el segundo en preferencia, por detrás de Jeb Bush.

Las encuestas a un año y medio de las elecciones en Estados Unidos, y con las primarias por medio, son perfectamente inútiles. No se puede sacar ninguna conclusión. Pero tienen consecuencias prácticas para Donald Trump. El primer debate de candidatos republicanos lo organiza la cadena Fox el próximo 6 de agosto. Para entonces, se prevé que haya unos 16 contendientes y en el debate sólo hay sitio para 10. El método para elegirlos es su posición en las encuestas. El día que dijo lo que dijo, Trump estaba prácticamente fuera del debate. Hoy, gracias a la campaña de boicot latino, está dentro y promete hacer bailar a todos los candidatos serios al son de su estilo. Si callan, le dan la razón. Si le critican, se enfrentan a una parte de su electorado. Sólo el ex gobernador de Texas, Rick Perry, se ha atrevido a decir que sus opiniones “no representan al Partido Republicano”. No es extraño que los políticos latinos demócratas como Xavier Becerra estén disfrutando y quieran que dure.

El País

Insiste y contesta a críticos

Lejos de retractarse, Donald Trump sigue insistiendo y contestando a sus críticos en Twitter, alimentando una espiral fuera de control. No es la primera vez que lo hace. En 2011, él solo llevó hasta sus últimas consecuencias la campaña para exigir a Obama que enseñara su partida de nacimiento para probar que era estadounidense. Consiguió hacer de una estupidez un tema ineludible para la derecha seria de Estados Unidos y, cuando la Casa Blanca cedió y publicó el certificado para cerrar el asunto, se apuntó un tanto.

Esta vez el enemigo es otro.

La comunidad latina se ha unido contra él como no se había visto a nivel nacional. El famoso poder latino, una idea difusa que lo expertos en "marketing" llevan dos décadas intentando descifrar, ha dado un golpe en la mesa.

Los negocios de Trump sufrirán un poco. Pero la carrera de Donald se define por su adicción a la publicidad.

La rebelión latina en los medios al mismo tiempo lo está encumbrando. Habrá que esperar la convención republicana para conocer sus alcances.

PERFIL

Todo lo que toca lleva su nombre


Donald J. Trump, neoyorkino de 69 años, es la quintaesencia del ejecutivo estridente en la Unión Americana. Personifica la imagen idealizada de los tiburones de los negocios que tiene el estadounidense medio fuera de Manhattan. Interpreta el papel a la perfección y lo demostró en el "reality show" The Apprentice, en el que hizo a todo Estados Unidos repetir ante la televisión “¡estás despedido!”, mientras guiñaba los ojos como un vaquero. Terminator en Wall Street, un personaje magistral para televisión. El concurso, en el que jóvenes aspirantes a emuladores de Trump compiten por mostrar sus habilidades de liderazgo, se emite ininterrumpidamente desde 2004 en la NBC. Lo va a seguir haciendo, solo que con otro presentador.

Tiene cinco hijos de tres esposas diferentes. El último nació en 2006. En su biografía oficial se define como “el arquetipo del hombre de negocios, un negociante sin igual”. Hijo de un empresario inmobiliario de Nueva York, se hizo con la empresa familiar en los años sesenta. En los setenta empezó a construir la marca Trump y en los ochenta ya era un icono del ejecutivo ególatra y sin escrúpulos de las películas. Todo lo que toca lleva su nombre. En Nueva York, existen la Trump Tower, los edificios Trump Parc, Trump Palace y Trump Plaza, Trump World Tower y Trump Park Avenue, según su sitio corporativo de internet. Su cadena de hoteles, que incluye uno en Las Vegas, también se llama Trump y se define su estilo como “innegablemente Trump”.

EL DE LOS PROYECTOS FARAÓNICOS


Su fortuna vale cuatro mil 100 millones de dólares, según la clasificación de Forbes, lo que le sitúa en el puesto 405 de los hombres más ricos del mundo. Entró en esa lista en 1982. Por el camino se ha declarado en quiebra cuatro veces, en 1991, 1992, 2004 y 2009, siempre por exceso de endeudamiento para proyectos faraónicos. Trump reconoce abiertamente que utiliza las leyes de bancarrota como una herramienta de negocios: con ellas reestructura sus deudas y sigue creciendo. En parte puede hacerlo gracias a esa marca personal, el valor de que los proyectos se llamen Trump. Para una parte de Estados Unidos, Trump queda como el hombre hecho a sí mismo, “realmente rico” como él mismo dice, que no necesita a la maquinaria de Washington y que sabe crear riqueza.

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