Miércoles, 24 de Abril 2024
Internacional | Trece militares heridos durante el enfrentamiento

El ‘‘Mono Jojoy’’ cae por una traición

Rebeldes dieron pistas al Ejército sobre la ubicación del hoy abatido líder, quien sin saberlo, calzaba botas con un GPS

Por: EL INFORMADOR

BOGOTÁ, COLOMBIA (25/SEP/2010).- Su enfermedad ayudó a que el Ejército diera con él. Sus hombres lo traicionaron.

“Mono Jojoy”, alias de Víctor Julio Suárez Rojas, el jefe militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), abatido en un ataque militar en la selva colombiana, fue localizado con ayuda de un informante.

“Jorge Briceño”, el otro alias de Suárez Rojas, estaba vestido con un moderno uniforme militar y portaba un lujoso reloj, dijo el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera.

El ministro agregó que llamó la atención que portaba un lujoso reloj en su muñeca y la cantidad de medicinas que en vida el rebelde tenía en su campamento para tratar la diabetes que padecía desde años atrás.

Según RCN Radio, los servicios de Inteligencia colombianos dieron con la pista de “Mono Jojoy” a causa de la enfermedad de diabetes que padecía. No podía usar las botas que normalmente todos los guerrilleros tienen.

Al interceptar una comunicación de la guerrilla en la que pedían un calzado especial para Suárez Rojas, los servicios secretos se hicieron de ese suministro, al que incorporaron un chip con sistema de posicionamiento global (GPS, en inglés).

“Cuando (‘Jojoy’) recibió los zapatos, no sabía que tenían un GPS que empezó a trasmitir la señal por varios días y sólo lograron detectar movimiento el pasado lunes, día en que se dio el primer bombardeo, que no fue exitoso”, informó el director de noticias de RCN Radio, el ex vicepresidente colombiano Francisco Santos.

Mientras tanto, en la zona unos 700 guerrilleros del anillo de seguridad de quien fungía como segundo al mando de la guerrilla, siguen huyendo en desbandada, señaló a la emisora La W, el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, el general Javier Flórez.

Los cadáveres de “Mono Jojoy” y de seis guerrilleros más, procedentes del lugar del ataque en el municipio de La Macarena, Departamento de Meta, llegaron al Instituto de Medicina Legal, para practicarles las necropsias. El director de esa entidad forense, Juan Ángel Isaac, precisó que eran cuatro hombres y tres mujeres.

El Ministerio de Defensa descartó la presencia de cualquier secuestrado en el campamento bombardeado, aunque confirmó que 13 militares resultaron heridos.

Un general, que exigió que su nombre no fuera publicado, dijo que, entre otros factores, la operación militar tuvo éxito gracias a la información que entregó a las autoridades un guerrillero de las FARC. Agregó que ese informante ya está fuera del país con su familia, aunque dijo desconocer el monto de la recompensa.

En prevención de una represalia de las FARC, en la capital colombiana, Bogotá, se reforzó la seguridad con dos mil 277 policías y se protegió especialmente la sede del Instituto de Medicina Legal, donde está el cadáver de Suárez Rojas, reclamado por una joven que se identificó como Jenny Floréz.

ANÁLISIS
La necedad es una respuesta lúcida
Orestes E. Díaz Rodríguez


“Raúl Reyes” se durmió pensando que el cielo ecuatoriano era suficiente para arroparlo. “Mono Jojoy” se acostó confiado que tras las paredes de unas cavernas en el corazón de la jungla estaba fuera de alcance. “Marulanda” estuvo 50 años alzado y nunca lo sorprendieron. Tampoco murió en combate. No se sentía a salvo en ninguna parte. Ésa, es una lección que extraerá de sus últimas desventuras lo que queda de la elite de las FARC. La otra, es fraccionarse en unidades pequeñas que no volverán a pernoctar jamás dos noches bajo la misma luna.

Las FARC están en su ocaso, obligadas a deambular en círculos sin infraestructura ni logística. Raquíticos son sus apoyos dentro y fuera del país y el camino al poder hace tiempo se les clausuró. Pero, sería una sorpresa verla salir de la jungla con los brazos en alto. ¿Por qué continuarían?

La pregunta no sólo atañe a esa organización. Podría formularse a su vez al resurgido movimiento Sendero Luminoso o al líder confeso de un modelo sin esperanzas como el isleño, a la guerrilla chiapaneca o al precursor del “Socialismo del Siglo XXI” que repite punto por punto las pifias de La Habana, también al político que sin propuestas nuevas y menos apoyos se lanza en cada ocasión a una nueva candidatura presidencial. ¿A qué obedece la insistencia en una conducta necia?

Una compleja mezcla de obsesión, rencor, utopía y vanidad sería la explicación más recurrida, si la necedad no fuera, ante todo, usufructuaria de un modo de vida. Riesgoso, a veces suicida, siempre fuertemente cuestionado pero con incentivos y beneficios que sus benefactores juzgan inaccesibles en otros escenarios.

América Latina es territorio fértil para la necedad. La necedad es un pataleo contra la convicción íntima y notoria de que el curso de la historia va en dirección opuesta, pero aferrándose a ella organizaciones y personas encuentran un medio especial de supervivencia.

Grandes ideólogos de la necedad viven aún en nuestra región. Quizás ninguno tan diáfano como un reconocido artista isleño que en medio de la quiebra moral y material de un mundo que alguna vez creyó justo sólo atinó a cantar: “Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios que será divino. Yo me muero como viví”. La necedad es una respuesta lúcida.
 
Mtro. Orestes E. Díaz Rodríguez
www.orestesenrique.wordpress.com UdeG.

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