Jueves, 16 de Mayo 2024

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La última casa de Lafayette, ¿la última oportunidad de Lafayette?

Por: Juan Palomar

La última casa de Lafayette, ¿la última oportunidad de Lafayette?

La última casa de Lafayette, ¿la última oportunidad de Lafayette?

En la esquina suroriente de Lafayette/Chapultepec y Montenegro existe, en buen estado de conservación hasta hoy, una magnífica casa de Julio de la Peña. Debe de datar de los últimos años cuarenta, cuando el versátil maestro ensayaba una especie de escuela tapatía tardía un poco (afortunadamente) mezclada con el deplorable “Polanco style” chilango. Buena planta, bien resuelta, sólida construcción y agradable presencia. Es un patrimonio tapatío ahora en peligro.

Es necesario, hablando de Julio de la Peña, mencionar otra pérdida de su acervo muy lamentable: se trataba de otra casa de características parecidas a la anterior, recientemente arrasada inexplicablemente. Era la finca que lindaba exactamente al oriente de la iglesia de Nuestra Señora de La Paz, “sacrificada” para dar paso a un edificio de apartamentos. Cualquier arquitecto provisto de sensibilidad y oficio pudiera haber integrado ese patrimonio, con mucho provecho, al nuevo desarrollo inmobiliario. Lo más notable es que las huestes que tanto quieren y admiran a Julio de la Peña no dijeron ni pío. En fin, que conste.

Volviendo a Lafayette: su auge, impulsado por la renovación de la avenida iniciada por el alcalde Alfonso Petersen y concluida por los alcaldes Sandoval y Alfaro, ha conllevado hasta ahora una dramática decadencia, junto con otras evidentes bondades. ¿La razón? La miopía municipal para controlar y regular los giros establecidos en el corredor. De esta manera, la proliferación de bares, micheladas y alitas ha significado un grave deterioro ambiental y ciudadano de toda un área patrimonial.

Un ejemplo de punta es el establecimiento ubicado en la esquina nororiente de Lafayette/Chapultepec y Avenida del Sur/González Luna. Su éxito etílico significó la imperdonable destrucción de la privada de Pedro Castellanos ubicada a espaldas, por Bosque/Zuno, para convertir esa obra maestra en un estacionamiento de piso. Enfrente, una magnífica obra de Federico González Gortázar, el colegio Cervantes Colonias (hoy una universidad) continúa siendo sistemáticamente desfigurada, y hasta se ha permitido una escandalosa invasión de servidumbre por Lafayette.

En fin, el destino de la casa de Lafayette y Montenegro apunta a tener el mismo desastroso resultado de la casa del arquitecto Prieto Souza de la esquina de Lafayette y Lerdo de Tejada. Ésta es ahora una especie de antro cubano ruidosísimo que ha logrado convertirse en un lastimoso adefesio lesionando gravemente una finca muy valiosa, a ciencia y paciencia de las autoridades.

Urge imperiosamente hacer un plan integral de manejo del corredor Lafayette. Sólo así se revertirá su decadencia y se podrá tener otro paseo tapatío digno. Sobran las asociaciones y despachos que gustosamente colaborarían con vecinos, locatarios, usuarios y autoridades para lograr tal fin.

Esperemos la respuesta oficial. Humilde y respetuosamente, se incluye un correo electrónico al pie de esta columna para así poder darle a tal respuesta difusión en este espacio. Pero urge.

jpalomar@informador.com.mx

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