GUADALAJARA, JALISCO (23/SEP/2016).- El western está más in que nunca. El género que inmortalizaron directores como John Ford y Sam Peckinpah regresa a la gran pantalla este viernes bajo la dirección de Antoine Fuqua —“Día de entrenamiento” (2001)— quien pone de moda las pistolas, los caballos y los territorios salvajes con “Los siete magníficos”, remake del clásico de 1960 de John Sturges que a su vez se basó en “Los siete samuráis” de Akira Kurosawa. Uno de los protagonistas de este filme es el tapatío Manuel García Rulfo con quien EL INFORMADOR platicó sobre su papel: “Vázquez”.—¿Qué contrastes encuentras entre hacer cine en Hollywood y el que has hecho en México?—Pues es lo mismo, son las mismas bases, pero diferente idioma. A veces allá sí hay un poco más de presupuesto, pero a veces no; por ejemplo, hice una película que se llama “Cake” y fue una película súper chica, con presupuesto bajo, pero son las mismas bases. Obviamente, “Los Siete Magníficos” es una súper mega producción y pues sí, eso es lo que cambia.—Manuel, ¿nos presentas a “Vázquez”, quién es?—“Vázquez” es un forajido, un prófugo y anda escapando de la ley de México y Estados Unidos; es muy famoso en toda esa área, porque es muy bueno con las pistolas, es como de los más rápidos del Oeste. Está escondido en la sierra y el personaje de Denzel (Washington), que es un caza-recompensas, sabe de él, sabe que es muy bueno y lo recluta; va a buscarlo y le propone esta misión. Y “Vázquez” es un oportunista, ve dinero de por medio y como no tiene nada que perder, lo acepta.—¿Qué es lo que vamos a ver en esta nueva versión de “Los Siete Magníficos”? Es decir, respecto a “Los Siete Magníficos” originales; incluso, “Los Siete Samuráis”, ¿qué tiene de nuevo esta versión?—Pues mira... Sí tiene la misma esencia, la misma historia, pero (el director) Antoine Fuqua le metió mucha acción, un toque de comedia con drama. La verdad es un western modernizado, creo que a la gente le va a gustar mucho. Tiene el mismo toque, la misma esencia de la historia, pero son diferentes los personajes a los de “Los Siete Magníficos” de antaño.—El elenco es uno de los acentos de la película. Estás compartiendo cartel con Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Byung-hun Lee... ¿Cómo fue trabajar con Antoine Fuqua en el aspecto actoral; sobre todo, teniendo que trabajar con tantos actores al mismo tiempo?—A mí me encantó trabajar con él, porque desde un principio, cuando tuvimos los primeros acercamientos, me dijo: “Manuel, yo quiero que cada uno escoja cómo quiere que se vea su personaje, qué armas quiere usar, que ustedes lo construyan”. Él sólo me dio un enfoque, un lineamiento del personaje y, bueno, eso me ayudó a construirlo. Pero te da muchísima libertad. Obviamente a la hora de la filmación te va dirigiendo, “bájale o súbele”, pero en cuanto al personaje te da libertad. Y pues es el trabajo del actor crear el personaje, traerlo a la mesa para que lo vea el director y diga “sí o no”.—¿Cuáles serían las claves en tu proceso de creación del personaje, desde el punto de vista del actor? ¿Qué es lo que hay que tomar en cuenta para construir?—Por mi forma de trabajar, la primera leída del guion es lo más importante. Lo empiezo a leer y se me vienen imágenes de cómo es este personaje y le hago mucho caso a eso porque es una revelación que viene del instinto; es muy pura, le hago mucho caso a esas imágenes y de ahí parto. Y bueno, obviamente lo vuelves a leer y sacas más cosas. También están las pláticas con el director sobre cómo debe de ir el personaje. Otra cosa es que, por ejemplo, una vez que te pruebas el vestuario, por primera vez, puede que te vengan a la cabeza otras cosas; no sé, modos de caminar o el uso de las pistolas. Y también te da otro impulso para poder trabajar... No sé, el caballo que montas, de qué color será, todo le va sumando al personaje.—¿Qué parte disfrutas más? ¿Esta parte de la creación previa o prefieres la parte de la ejecución, la parte más física de la actuación?—Las dos, las dos son padrísimas, a mí me encanta leer por primera vez el guion, me encanta ese proceso, estar descubriendo. Cuando tienes por primera vez ensayos o cuando vas a las lecturas de guion con los demás actores, que en esta ocasión sí las tuvimos, fue algo muy padre porque fue un proceso que nos dejó muchas cosas, que sumó.—¿Requirió el papel que aprendieras a hacer cosas que no sabías hacer? ¿Manejar una pistola, montar a caballo, alguna disciplina que no dominaras antes y que ahora ya eres un maestrazo por haber hecho la película?—Sí, las pistolas. Montar a caballo sí sabía, pero usar las pistolas, eso sí que nunca había tenido la oportunidad de trabajar con estas armas, estos revólveres .45... Y me encantó, eso es lo bueno.—¿Cómo es el trabajo colectivo con los otros actores? Más allá de las instrucciones que el director podía darles durante el rodaje, ¿era un trabajo colaborativo o era un trabajo muy respetuoso respecto a la creación del otro?—Obviamente el proceso actoral de cada uno no es igual y ahí sí nadie se mete, pero donde sí opinábamos todos era en cositas como, por ejemplo, a mí Chris Pratt me dijo: “¿por qué la pistola no la enfundas de esta manera? Estaría padrísimo”. No sé, dabas tu idea y te daban ideas, unas las dejabas, otras las tomabas, pero eran ideas como más superficiales, no tanto del proceso actoral. Eso sí era muy privado.—¿Hay algún género con el que sientas más apego como actor, algún género que particularmente te resulte más atractivo interpretar?—A mí el drama es lo que más me gusta, pero me encantaría hacer de todo, tener experiencia en la comedia... todo.—¿Qué es lo que sigue para ti?—Tengo la nueva película de Manolo Caro en octubre, se titula “La vida inmoral de la pareja ideal”. Ahorita ando en eso; ando en el proceso de ver, hay dos, tres cosillas, incluso unas series americanas. A ver qué se concreta.—¿Por qué tenemos que ver “Los Siete Magníficos”?—Está muy divertida, es una película muy, muy divertida. Los personajes están bien identificados; está muy fresca, es un western fresco lleno de acción, de comedia. La verdad es que creo que la gente la va a aceptar muy bien, se va a pasar un momento muy agradable porque la música, la fotografía, y demás… Todo está muy bien.
