Martes, 23 de Abril 2024
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Fernando Sariñana, sin medias tintas

El realizador comparte su experiencia tras las cámaras, en la producción y en el impulso a proyectos de televisión

Por: EL INFORMADOR

Para Sariñana, en los últimos  años, la televisión ha permitido oportunidades de narrar historias con más creatividad que el cine.  /

Para Sariñana, en los últimos años, la televisión ha permitido oportunidades de narrar historias con más creatividad que el cine. /

GUADALAJARA, JALISCO (07/SEP/2012).- A Fernando Sariñana le gusta provocar. Su cine parece diseñado, casi de forma científica, para desatar discusiones. Su fama de exitoso va de la mano con la de polémico. Arrasa en la taquilla, pero también cosecha detractores. No se esconde de la crítica, le gusta encarar y comparar. No tiene miedo a probar fórmulas nuevas, pero domina a la perfección las clásicas. Considera que sus mejores trabajos son de “autor”, aunque reconoce el impacto de sus proyectos “comerciales”.

El cineasta, productor y guionista ofreció ayer por la mañana una charla en el Auditorio Pedro Arrupe del ITESO, como parte del ciclo de actividades en Dsemboca 2012, evento organizado por los alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Apenas llegó a la casa de estudios, dejó claro que su encuentro con los alumnos sería todo menos solemne. “Me aburre la idea de dar conferencias”.

La clase magistral, titulada “El cine, la realidad nacional y los desafíos para el comunicador, tuvo poco de clase y mucho de plática. Y los temas fueron variados. Desde sus inicios como cineasta hasta su perspectiva sobre la realidad actual que enfrenta el cine mexicano, pasando por los roles que desempeñan el guionista, el director y el productor. Sariñana desgranó a lo largo de dos horas su visión sobre la industria, que lo mismo tiene aspectos ácidos que esperanzadores. El contraste es lo suyo.

Baile de conceptos


Su labor como director es la que ha tenido más eco a nivel mediático; sin embargo, Fernando Sariñana conoce bien lo que es ser productor, él mismo ha desempeñado ese rol en varias ocasiones, y le queda claro que ese es un papel complicado y vital en toda película. A veces conlleva la etiqueta de ser villano, a veces la de ser héroe.

“(La de un productor y un director) es la relación más difícil después del matrimonio. Siempre hay visiones distintas. Por un lado el productor tiene la obligación absoluta de hacer la mejor película con los recursos disponibles. El director tiene que hacer lo mismo, pero sin importar cuánto dinero tiene (risas)”.

Es aquí donde la negociación entre ambos papeles se vuelve “clave”: “Un buen productor logra que su director haga la mejor película que se puede pasando de la manera más suave posible”.

Sariñana confiesa que para evitar este tipo de fricciones, él adoptó en varias de sus películas el doble papel, aunque explica que “dirigirlas y producirlas es muy desgastante”.

El realizador considera que más allá de los nombres que se exhiben en el cartel, el verdadero protagonismo de una buena película corresponde al guión. “Soy un ferviente creyente en la historia. Lo más importante es eso, cómo haces que la gente se quede a ver una película”.

Para el realizador, el cine se puede dividir de forma básica en dos grandes campos: el comercial y el de autor. Y dominar ambos estilos es algo que no todos los directores pueden presumir. “Yo he hecho películas entrañablemente cercanas, de ésas que haces porque tienes esa visión o quieres contar esa historia, como Ciudades oscuras o Enemigos íntimos. Pero hay que saber desenvolverse como director industrial y de autor”. Ejemplos de esta última corriente son Amar te duele y Niñas mal.

Salvado por la televisión

El complejo escenario cinematográfico en México provocó que muchos directores voltearan la mirada en una dirección distinta a la gran pantalla. “La televisión ofrece muchas posibilidades”, afirma Sariñana.

El propio director fue cabeza del proyecto de Canal 11, que hizo crecer y que alcanzó el status de “cadena nacional” mientras él fue su director. “(Pero) la televisión pública es fascinante. Ahora, más que en el cine, la vanguardia en las historias y en lo visual está en la televisión. En todo el mundo es así. Toda la punta de lanza está allí. El cine se ha convertido en espectáculos brutales, pero cada vez más convencional en el cómo se cuentan las historias”.

Actualmente, Sariñana colabora en TV Azteca en el desarrollo de nuevos melodramas, entre ellos Amor cautivo, una telenovela de corte policiaco que el propio realizador califica como “compleja”: “Es difícil cambiar la fórmula, porque el público de telenovela está acostumbrado a ver sus melodramas como a ellos les gustan, con una historia prestablecida de principio a fin”.

Las dos horas concluyeron con un Sariñana feliz de encontrarse con los alumnos. Antes de despedirse, el realizador se dirigió a la audiencia (conformada por alumnos de varias universidades) y afirmó que si fuera joven nuevamente “me encantaría volver a estudiar comunicación. Estamos ante un renacimiento total de los medios”.

INTERACCIÓN
Los alumnos preguntan

—¿Qué estrategias se pueden desarrollar en la televisión, sin perder su capacidad de negocio, pueda producir buenos contenidos?


—Es muy complejo, porque primero hay que definir que es un buen contenido, que es bueno, que es malo. ¿Quién se erige en el juez para definirlo? No hay manera, es peligrosísimo. Creo que esa es la obligación fundamental de la televisión pública.

En Europa las televisoras públicas no tienen restricciones comerciales de ningún tipo. En México, con la serie XY, que fue un éxito en televisión pública, fue boicoteada por los anunciantes.

—¿Qué tan difícil o fácil es trabajar con las mismas personas en varias películas?

Lo primero es que no me cobran (risas). Creo que se va haciendo un equipo de trabajo con la gente con la que tú te entiendes.

—¿Por qué el mexicano no va a ver su propio cine?

—Esa es una de las preguntas que nos hemos hecho muchas veces. Creo que durante mucho tiempo hubo una dominación del cine norteamericano, y sigue habiéndola. Creo que lo que ellos lograron hacer muy bien fue inventar una manera discursiva común a todas las sociedades.

PERFIL
Entregado a las artes visuales

El ahora cineasta cursó estudios profesionales en Administración de Empresas, aunque su pasión por el Séptimo Arte y la música terminaron llevando a Fernando Sariñana en camino a su verdadera pasión: el cine.

El realizador estudió Comunicación en la UAM-Xochimilco, posteriormente, una maestría en Cine y Televisión en la Universidad de California, Estados Unidos.

En 1992 produjo Modelo antiguo (de Raúl Araiza), y en 1993 La vida conyugal (de Carlos Carrera) y Miroslava (Alejandro Pelayo). El nuevo siglo vio su etapa como director: Ciudades oscuras (2002), Amar te duele (2002w) un segmento de Cero y van cuatro (2004), Niñas mal (2007) y Enemigos íntimos (2008).

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