Viernes, 26 de Abril 2024
Entretenimiento | Afra Mejía comienza una nueva travesía

Reflexión transformada en documental

''Las preguntas del caracol'' responde a la necesidad de la realizadora de entender un conflicto ideológico

Por: EL INFORMADOR

Afra Mejía presentó el documental ''Las preguntas del caracol'', en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ).  /

Afra Mejía presentó el documental ''Las preguntas del caracol'', en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ). /

GUADALAJARA, JALISCO (26/FEB/2012).- La década de los años noventa trajo una serie de transformaciones a la sociedad mexicana que son imposibles de explicar sin abordar el conflicto que se desató en Chiapas en 1994.

Para la cineasta Afra Mejía este acontecimiento fue la semilla que terminó por dar forma al proyecto Las preguntas del caracol, que lanza una mirada reflexiva sobre la juventud mexicana que se vio sacudida ante la aparición de un conflicto con fuertes elementos ideológicos e indígenas que terminarían por reconfigurar a la sociedad, con un fuerte eco que ha perdurado hasta nuestros días.

El conflicto para la película no se llevó sólo en la selva del Estado sureño, sino que también cimbró las conciencias de las urbes.

Mejía explica que Las preguntas del caracol “nace a partir de la inquietud de documentar un poco de lo que estaba viviendo en esa época alrededor de la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A mí me parecía que era muy importante exponer qué sucedía no sólo en Chiapas, sino también a nosotros como jóvenes en ese momento”.

Trabajo en equipo


Afra Mejía comenzó a trabajar en Las preguntas del caracol prácticamente desde el arranque del conflicto en Chiapas. Ella ya tenía una cámara y se dispuso a realizar entrevistas para darle forma al proyecto. Sin embargo con el tiempo se dio cuenta que el concepto aún necesitaba madurar, y aunque no descartó el trabajo que ya había hecho, sí decidió plantearlo desde la raíz.

Fue en 2008 cuando Mejía retomó la tarea pendiente, con una idea mucho más clara, en una misión en la que asegura no se encontraba sola y que requirió rodaje en Chiapas, la Ciudad de México e incluso Barcelona. “Hubo tres coproductoras involucradas. Una fue Araceli Velázquez, la productora, (a través de Martini Shot), que ha sido mi cómplice y ella se metió al proyecto sin bajarse del barco aunque no hubo dinero. Otra fue una productora de aquí (Guadalajara), que se llama Gorila Audiovisual que entraron en la fase de posproducción e inicialmente entraron a jugársela muchas veces sin recursos y la tercera es una asociación civil a la que yo pertenezco que se llama Neo O’Kay A.C”.

El resultado es un producto compacto, con un fuerte trabajo de recopilación de datos que nace luego de un arduo proceso de edición, que a juicio de Afra fue una de las etapas más complejas de la cinta. “La posproducción en general fue la fase más complicada, porque buena parte del equipo tenía tiempos distintos del trabajo (e incluso se tuvieron que armar dos grupos, uno en México y otro en España). El guión final fue completamente distinto a lo que habíamos planeado de un primer momento aunque siempre caminó sobre las premisas fundamentales. Fue un proceso duro, donde tenía que cuestionarme constantemente lo que estábamos haciendo”.

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